Mancha indeleble

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Washington – Sin importar si hace un arreglo con el gobierno de Estados Unidos o si decide desafiarlo en un juicio, Genaro García Luna es, y lo será por siempre, la mancha indeleble de la narcocorrupción en la vida y la historia política de Felipe Calderón.

 

Al declararse “no culpable” de los cuatro delitos de narcotráfico y de sus nexos con el Cártel de Sinaloa, de lo cual lo acusa Estados Unidos, quien fuera Secretario de Seguridad Pública en el “sexenio de la muerte” dirigido por Calderón generó inquietud y mucha ansiedad en México.

 

En la mentalidad de la mayoría de los mexicanos y de las madres y familiares de las decenas de miles de personas desaparecidas y asesinadas por la violencia relacionada con el narcotráfico, García Luna es culpable de todo lo que lo acusa el gobierno de Donald Trump, y más.

 

No obstante, ante los ojos de la justicia estadounidense, el superpolicía “incorruptible” de Calderón no es culpable hasta que se lo demuestren, y en eso se basaría el juicio en la Corte Federal del Distrito Este, en Brooklyn, Nueva York.

 

Declararse “no culpable” es el común denominador de la mayoría de los encausados en Estados Unidos por delitos relacionados con el trasiego de drogas y lavado de dinero procedente de este ilícito negocio. García Luna no es la excepción a la regla.

 

Sin embargo, estamos a años luz de la posibilidad de que arranque un verdadero juicio en contra del exfuncionario mexicano y presunto protector de la fracción del Cártel de Sinaloa que dirigió Joaquín “El Chapo” Guzmán Loera.

 

A partir del próximo 21 de enero se viene una serie de sesiones ante el juez federal Brian Cogan, durante las cuales, y en preparación del juicio, García Luna y sus abogados tendrán la oportunidad de canalizar las propuestas de “un arreglo” que le pondrá sobre la mesa el Departamento de Justicia. En la audiencia de presentación de García Luna ante la Corte en Brooklyn del pasado viernes 3 de enero, los fiscales federales Ryan Harris y Erin Reid establecieron que una de las intenciones del gobierno es “negociar un arreglo” con el acusado.

 

Como reportero y con la experiencia a cuestas de muchos años de cubrir procesos judiciales por narcotráfico en Estados Unidos, y al igual que millones de mexicanos, deseo con ansias infinitas que haya juicio contra García Luna en Brooklyn. ¿Se imaginan la bonanza de tal proceso? Como sarampión brotarían nombres de políticos, militares, policías y demás personas involucradas en el narcotráfico y al servicio del Cártel de Sinaloa y de otras organizaciones asesinas y desalmadas que imperan en México.

 

¡Claro que sí!, periodísticamente quisiera que en el mundo ideal del juicio contra García Luna este presunto corrupto criminal ensuciara más la imagen de Calderón implicándolo directamente con el Cártel de Sinaloa y demás agrupaciones criminales que toreó el expresidente, cuyas consecuencias seguimos pagando en México con tanta inseguridad y con el azote de toda clase de violencia.

 

Calderón sería solamente uno de tantos nombres que podrían hacerse públicos en el juicio. Sin embargo, soy de la idea de que no habrá tal.

Con la premisa de que el Departamento de Justicia cuenta con un equipo numeroso de “testigos cooperantes”, que no son otra cosa que narcotraficantes que pertenecieron al Cártel de Sinaloa, García Luna corre el riesgo de que en un juicio éstos lo hundan con sus declaraciones orquestadas o no por los fiscales y pueda ser sentenciado a cadena perpetua, que es la condena máxima que enfrenta por los cuatro delitos que le atañen.

 

El exsecretario de Seguridad Pública está tras las rejas precisamente porque esos “testigos cooperantes” lo mencionaron en la corte de Brooklyn durante el juicio contra “El Chapo” Guzmán. En su juicio, sería enfáticamente incriminado por los narcos. Eso no le conviene y por ello, considero, optará por el arreglo.

 

En un acuerdo con el Departamento de Justicia, García Luna podría recibir una sentencia de máximo diez años de cárcel o de tres a cinco como mínimo. En este contexto, su papel será pasar toda la información que pueda tener sobre las operaciones del narcotráfico y la narcocorrupción a todos los niveles gubernamentales en México.

 

Ataviado con el uniforme de reo, pero bajo el título de “testigo cooperante”, García Luna deberá estar a disposición del Departamento de Justicia, como lo estuvieron quienes lo acusaron a él durante el juicio de “El Chapo”, para presentarse en cualquier corte federal de Estados Unidos a incriminar a quien se le ordene por delitos de tráfico de drogas y lavado de dinero.

 

Sí, los procesos federales contra narcotraficantes extranjeros o estadounidenses son una inmensa telaraña de mentiras y traiciones.

¿Dudan de que García Luna traicione a Calderón y a otros funcionarios del “sexenio de la muerte” por salvar su pellejo?

 

Incluso ante el hipotético escenario de que no haya juicio en Brooklyn y no surjan los nombres de políticos, militares y policías como compinches del narcotráfico, mi recomendación a gente como Calderón es que mejor se abstenga de viajar a Estados Unidos. Apostaría a que los nombres de varios de quienes sospechamos están o estuvieron al servicio del Cártel de Sinaloa ya se encuentran en un encausamiento sellado en alguna corte federal estadounidense. Esta posibilidad aumenta si García Luna se arregla con el Departamento de Justicia.

 

Ya ven que el mismo exsecretario de Seguridad Pública andaba tan campante viajando por la Unión Americana y hasta con negocio establecido en Miami, sin saber ni imaginarse que los sabuesos del Departamento de Justicia andaban tras sus huesos.

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