Censura. Apuntes para una discusión

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Esthela Treviño G.  (@etpotemkin)

Rompeviento TV, 9 de agosto de 2022

 

Escribe Primo Levi en Los hundidos y los salvados (1986): “La intolerancia se inclina hacia la censura y la censura promueve la ignorancia de los argumentos de los demás y, por lo tanto, a la intolerancia misma. Un círculo vicioso rígido, que es difícil de romper”.

Interesante perspectiva la de Primo Levi, la intolerancia como motor y efecto de la censura. Definitorios en la censura son el poder y el control de unos cuantos quienes la ejercen para imponer y defender sus intereses.

Nos interesa la censura que se asocia a una prohibición, a una mordaza, a un control, sobre todo en el ambiente político. La fuente de alimentación proviene de los poderes político, social y económico, no siempre separados artificiosamente. Hay otros espacios, ciertamente, presos potenciales de la censura: en el terreno de las creencias religiosas o de la moral es notoria la forma más extrema de censura. La Inquisición es un recordatorio convincente.

En el título de este escrito anoto «Apuntes», y eso es lo que haré aquí con la intención de fomentar la discusión y abrir una plataforma sobre la que podamos diseccionar instancias a las que se les imputa el ejercicio de la censura en nuestra vida social, política, académica, y cultural.

¿Qué fines persiguen quienes ejercen la censura? Parecería una obviedad responder que mantener el poder y el control al inhabilitar a una minoría o mayoría, según sea el caso. Por ocurrencias del destino fui a consultar el Diccionario de Política de Bobbio, Matteucci y Pasquino a ver qué me encontraba sobre el tema de la censura. Para mi desencanto, no hay entrada para ese vocablo. Pero, por un artificio, hallé que la entrada sobre «manipulación» sí alude al acto de censura. Muy estimulante contenido. Según el Diccionario “[...] las formas más comunes de supresión política de la información —como las prácticas de control secreto y de censura política de/[a] los medios masivos de comunicación e incluso de las comunicaciones privadas— tienen como objetivo principal inhibir a la oposición potencial”.

La censura atenta contra dos derechos. Generalmente se habla de la censura como el acto de frenar o impedir una expresión o manifestación de cualquier índole en un claro atentado contra la libertad de expresión. En estos Apuntes propongo que la censura también atenta contra el derecho al acceso a todo tipo de conocimiento e información; a todo aquello que rompa con la «ignorancia de los argumentos» per Levi.

Tal derecho de acceso puede ser determinante para tomar decisiones o acciones con la mejor información o el mejor conocimiento posible. La falta de dicha información deliberadamente suprimida o restringida o alterada puede constituir un gravísimo entorpecimiento o impedimento de consecuencias impredecibles.

Entonces, la propuesta es que la censura no solo afecta la libre expresión del censurado, sino el libre acceso de quien es receptor potencial del material censurado.

De acuerdo al Diccionario Político la forma más simple de manipulación de la información es la mentira. La segunda «técnica» es la «supresión de la información», lo que llamamos censura, la cual no conlleva la mentira, solo se oculta información o “no se hacen públicas determinadas noticias, interpretaciones o valoraciones. En este caso Ia [manipulación] opera una restricción de Ia base de los conocimientos, interpretaciones y valoraciones de que pueden disponer los destinatarios de la información, y por consiguiente también opera una restricción de las posibilidades de opción con las que se encuentran, ya sea en términos de creencias o de conductas”. La cita refleja que la censura no solo es un atentado contra la libre expresión, sino que tiene consecuencias funestas porque simultáneamente coarta el derecho de acceso al conocimiento y a la información.

¿Cuándo es deseable la censura? La pregunta presupone que la censura puede ser un acto deseable. La discusión debe contemplar si la censura es —y en qué casos y de qué manera— éticamente correcta o deseable; por ejemplo, en el caso de la pornografía infantil o en el llamado discurso de odio. Habría que tener definiciones, criterios y argumentos muy claros y consensuados. ¿Quiénes dictarían dichas definiciones y demás?

Los hilos que mueven la censura. Los motivos principales que se aducen para censurar son proteger «el interés público», y evitar que llegue a un público material que se considere «sensible», ofensivo, o dañino, o inconveniente. En el trasfondo de la censura está la suposición de que hay ideas, o expresiones de otra índole, que amenazan el bienestar o tranquilidad de ciertos individuos o grupos o la sociedad entera. Esto, a su vez, presupone que tales individuos, grupos o sociedad son vulnerables, necesitan protección y no son confiables en el sentido de que realmente sepan decidir qué ver, leer o experimentar; peor aún, hay la presuposición de que no son capaces de formarse su propia opinión de manera libre y crítica.

Bien sabemos, sin embargo, que la censura se da cuando se afecta directamente la ideología y los intereses políticos y económicos de los poderosos; es un mecanismo de control y protección que recurre a restringir o bloquear la expresión de ideas o posturas alternativas, la Crítica inteligente, y que incluso deslegitima a quienes amenazan sus intereses. La censura en el ámbito político, religioso y educativo es buen retrato. Los medios corporativos y las redes sociales son ejemplos nítidos también.

Las formas de la censura. Hay actos de censura extrema. He olvidado qué escritor decía que la máxima censura es la muerte. El asesinato de periodistas y de activistas por el Estado o por el crimen organizado o por grandes corporaciones debe considerarse el acto más extremo de censura. En ese sentido la censura del Estado puede combatirse escuchando, registrando, y difundiendo las voces de las víctimas silenciadas. El trabajo de activistas, periodistas de investigación y de artistas partícipes y solidarios con la libertad de expresión, permite sacar a la luz y difundir.

Otra forma de censura extrema es la de impedir la creación o elaboración de material; silenciar, frenar o suprimir la expresión vía la voz u otra forma de difusión de material ya creado o elaborado. Hay modos reales y maquillados de hacer censura como alterar material, al editar, añadir, eliminar. Controlar quiénes pueden investigar, crear, difundir, p.ej., al excluir a ciertos expertos o informadores o investigadores y admitir solo a los autorizados. Inspeccionar —como acto de pre-censura— materiales de diversa índole.

Darle más espacio y, en mejores espacios, p.ej., en primera plana, a ciertas informaciones sobre otras y repetirlas en distintos medios y foros para inflarlas y minimizar otras. Estigmatizar voces disidentes u opositoras es otro mecanismo utilizado.

El ámbito de la censura es amplio. Se da en el arte, en la academia y el mundo de la investigación científica, en los medios tradicionales —prensa, televisión y radio— en las redes sociales, en las instituciones públicas y privadas, en el ámbito de las grandes corporaciones, en instituciones religiosas, militares o de fuerza pública y demás.

Los censores. Siendo la censura un acto de poder, quien tiene el control, los recursos y todo el aparato político, socioeconómico, y de manipulación de las conciencias tiene y ejerce el poder de la censura. El Estado es típicamente quien tiene el poder centralizado y los recursos a su disposición para censurar. Las instituciones militares y, en general, las instancias de la Fuerza Pública. Los medios corporativos son otro ejemplo de ese inmenso 4º Poder para ejercer la censura. Las grandes corporaciones como la farmacéutica que esconde o altera informes sobre medicamentos, investigaciones, patrocinios, etc. La Iglesia Católica, el Vaticano, ha sido y sigue siendo gran censuradora, en particular, en cuestiones de corrupción financiera, y de abusos sexuales, como se ha visto en los últimos tiempos, pero también en el campo del conocimiento científico.

El objeto de la censura también es variado: contenidos en medios televisivos, radiofónicos, prensa escrita, redes sociales; información gubernamental, militar, de inteligencia, etc. Contenidos y programas educativos. Naturaleza y resultados de investigaciones de índole pública. Cualquier expresión artística difundida a través de cualquier medio: publicaciones, pinturas, murales, arte callejero, esculturas, música, danza. Difusión de conocimiento científico o humanístico a través de cualquier medio y forma: oral, visual, escrita. Publicidad y propaganda.

Algunos ejemplos: en Alemania no está permitido publicar o comprar Mein Kampf (que expone las ideas de Hitler). En los EEUU ciertas obras literarias siguen siendo objeto de censura como El guardián entre el centeno (The catcher in the rye) de Salinger y Las aventuras de Huckleberry Finn de Twain. Recientemente varios literatos rusos de la talla de Dostoievsky, cantantes de ópera, bailarines, y otros artistas rusos han sido excluidos de bibliotecas, teatros y presentaciones como represalia por la invasión rusa a Ucrania, en países como los EEUU, algunos de Europa, y en nuestro país. En Turquía ha sido patente la persecución y arresto de periodistas bajo el mandato del presidente Erdogan. En Corea del Norte no existe prensa privada ni independiente, todas las comunicaciones están controladas por el gobierno.

En México existe el recurso de reservar información pública por un periodo de tiempo bajo la no muy clara —o polisémica noción, si se quiere— de «asunto de interés público» y por razones de seguridad nacional. Así, antes de que el llamado Tren Maya hubiera sido declarado un asunto de seguridad nacional el mes pasado, documentos relacionados con el megaproyecto fueron clasificados como reservados por 5 años en septiembre del 2020. La información de todos los megaproyectos de la administración de AMLO está reservada, entre otros muchos tipos de información incluyendo los concernientes a la adquisición de vacunas para el COVID y al avión presidencial. El propio AMLO proponía en el 2021 la posibilidad de eliminar este recurso, pero le ha sido muy útil.

 

La Autocensura. La censura autoimpuesta es también un hecho muy interesante para el debate. ¿Cuáles son las motivaciones detrás de ella? ¿Se ejerce como mecanismo de autoprotección? ¿Cuáles son los factores amenazantes? Dejo, para abrir boca, tres trabajos sobre la autocensura.

Gibson y Sutherland: en un estudio publicado en el 2020 hallaron que se ha triplicado desde el macartismo hasta el 2019 el número de personas estadunidenses que no se sienten libres de expresar sus puntos de vista y, por ende, se autoimponen la censura. Al parecer, lo que llaman polarización afectiva es una causa de la autocensura. La polarización aísla y aliena a las personas. Los investigadores concluyen que, a mayor polarización —conmigo o contra mí—, mayor es la autocensura. Un hallazgo inesperado es que la gente con mayor educación escolarizada es la que más se autocensura; es la más socializada y que «aprende cuándo debe quedarse callada». Asimismo, aquellos que perciben más represión y aquellos que poseen más conocimiento son más susceptibles de callarse.[1]

Bar-Tal: este investigador caracteriza la autocensura como un fenómeno socio-político-sicológico. Bar-Tal alega que la autocensura es “uno de los mecanismos sociosicológicos que a menudo obstruyen el buen funcionamiento de una sociedad democrática. Junto con la conformidad y la obediencia, debería considerarse como una barrera sociosicológica que impide el libre acceso a la información, obstruye la libertad de expresión, y daña el libre flujo de información”. (Subrayado mío) [2]

Velázquez y Gutiérrez Coba: estos autores hablan sobre la censura y autocensura de los medios a partir de la experiencia colombiana. Colombia, junto con México, es uno de los países latinoamericanos donde ocurren muchos asesinatos de periodistas. Una de las propuestas de los autores es no callar, no dejar de decir, sino que los medios y periodistas aprendan cómo decir, no qué (no) decir. Recomiendo mucho este artículo que enriquecería la discusión.[3]

 

Una papa caliente. Una de las discusiones más estimulantes e intensas en los últimos tiempos gira en torno al tema de la «corrección política»: ¿es una censura disfrazada?

El lenguaje queda inmiscuido de manera significativa en este comportamiento de la «corrección política»; empezando por lo que se ha dado en llamar «lenguaje inclusivo». Muy particularmente sensibles los temas de sexismo, feminismo, machismo, racismo, elitismo, clasismo, que se entreveran en el lenguaje. Cada vez es más fuerte la presión de eliminar ciertos términos en favor de otros: «gente de color» en vez de «negros», «personas» en vez de hombres, mujeres, madres, padres (esto último en Inglaterra). Eliminar, si es posible cualquier alusión al género; en el caso del español, bien conocido el uso de la «e»: «persones» al lado de «niñes», y otras manifestaciones como el horroroso «círculas» fara feminizar «círculos».

Hay más, desde luego, pero de esos temas he hablado en otra entrega [4]. A propósito de elitismos, diferencias étnicas, religiosas, de género, etc., hay un artículo muy bueno de Pérez de la Fuente sobre la corrección política en el entorno universitario. [5]

En el 2018, en una conferencia en la Universidad Autónoma de Madrid, Darío Villanueva, director de la RAE, declara: "La corrección política es una nueva forma de censura. Una censura perversa, para la que no estábamos preparados, pues no la ejerce el Estado, el Gobierno, el Partido o la Iglesia, sino fragmentos difusos de lo que denominamos sociedad civil". En 2021 publica el libro Morderse la lengua. Corrección política y postverdad. No es el único con esa perspectiva. Puede leerse el trabajo de Fernández Riquelme del 2020. [6]

No obstante, hay quienes defienden y abogan por la «corrección política»; un ejemplo digno de discutirse es la propuesta de Dan Moller, “Los dilemas de la corrección política” publicado en 2016. De especial importancia: la definición que propone sobre lo que debe ser la «corrección política». [7]

Sin embargo, otros escenarios son objeto de la «corrección política». Un caso extremo en Inglaterra fue el de la activista feminista lesbiana Julie Bindel cuya conferencia en una biblioteca pública en Nottingham fue cancelada horas antes cuando se dieron cuenta de sus ideas sobre las personas trans. El ayuntamiento de Nottingham emitió un comunicado donde es notorio que no querían ser vistos como aval de las ideas de Bindel, justamente en el mes del Orgullo de la comunidad LGBTTI.

 

¿Dónde abrimos el debate? ¿Quién se Apunta?

 

 

Referencias
[1] Gibson, James L. and Joseph L. Sutherland, “Keeping Your Mouth Shut: Spiraling Self-Censorship in the United States” (June 1, 2020). Disponible en SSRN: https://ssrn.com/abstract=3647099 o http://dx.doi.org/10.2139/ssrn.3647099.

[2] Bar-Tal, Daniel. “Self-censorship: The conceptual framework”, Advances in Political Psychology, Vol. 38, Suppl. 1, 2017.

[3] Velázquez, César Mauricio y Liliana María Gutiérrez, “Censura, autocensura y regulación de la información”, Revista Palabra Clave, Universidad de la Sabana, 2001.

(https://www.researchgate.net/publication/26473606_Censura_autocensura_y_regulacion_de_la_informacion).

[4] Treviño, Esthela, “Gritos a quemarropa. Del lenguaje androcéntrico”, Rompeviento TV, 12 de octubre, 2021. https://www.rompeviento.tv/gritos-a-quemarropa-del-lenguaje-androcentrico/

[5] Pérez de la Fuente, Oscar, “On Political Correctness”, Social Sciences, 2019.

[6] Fernández Riquelme, “Sobre la corrección política”, La Controversia, julio 16, 2020.

[7] Moller, Dan, “Dilemmas of political correctness”, Journal of Practical Ethics, Vol. 4, 2016.

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