Propuestas para una taxonomía del no-plagio

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Alejandro Saldaña Rosas

 

El diario El País, en su edición para México, publicó el pasado 24 de febrero una nota en la que da cuenta del presunto plagio cometido por la ministra Yasmín Esquivel Mossa en su tesis doctoral, defendida en el año 2009. Según El País, en la tesis de doctorado, cursado en la Universidad Anáhuac, habría 209 páginas plagiadas de las 456 del documento. El representante legal de la ministra, Alejandro Romano, envió una nota aclaratoria a El País en la que afirma: “las omisiones en las citas de autores son descuidos, pero jamás una forma de plagio”. Hay que señalar que el abogado Alejandro Romano no precisó el tamaño de las omisiones que, yo supongo, pueden ser desde una frase aislada, hasta 209 páginas, es decir, pueden ser omisionsitas (algunas comillas olvidadas, por ejemplo) u omisionsotas (es decir, citas en extenso con las comillas en fuga o de plano desaparecidas). Lo que sí, hay que reconocer la evolución de la ministra Yasmín Esquivel: en su tesis de licenciatura no-plagió a un autor (es más, ella fue la plagiada), y ahora no-plagió a 12 autores. Yo espero con ansia su posdoctorado, seguramente nos sorprenderá con una pléyade de autores y un sinnúmero de omisiones, deficiencias y errores de dedo.

La Universidad Anáhuac, por su parte y para decirlo rápido, a lo Poncio Pilatos, se lavó las manos, siempre fiel y marcial a su legionario origen.

La ministra Yasmín Esquivel Mossa ha hecho enormes aportaciones a la ciencia, al conocimiento y a la literatura: sus no-plagios están dando lugar a nuevas disciplinas científicas, o al menos, a enfoques inusitados en áreas del conocimiento que parecían yertas, así como a un nuevo género literario: el no-plagio. La originalidad y profundidad del pensamiento de la ministra es tal que la academia necesita construir nuevos paradigmas de investigación para dar cuenta, o al menos intentarlo, de los documentos que, pareciendo plagios, no lo son: tesis, artículos, papers (que son lo mismo que los artículos, pero con más caché), ponencias, libros, conferencias, vamos, hasta tuits y tiktoks.

La tarea es ardua pero ineludible, toda vez que hemos vivido en el error (fuera del presupuesto, diría el clásico) durante años, calificando como plagio a documentos que no necesariamente lo son. Miles, millones de tesis (al menos en México) de Derecho, Administración, Negocios, Química, Sociología, Estomatología, Filosofía y en general de todas las disciplinas académicas, se verán beneficiadas por la identificación de los posibles no-plagios en que quizás sus autores hayan incurrido, involuntariamente, desde luego.

Así las cosas, esta es mi humilde aportación para hacer una suerte de taxonomía de no-plagios. Por supuesto, si lleva usted gusto, siéntase en total libertad de piratearse, con alegría y desparpajo de ministra, las siguientes ideas.

 

Aproximación a una taxonomía de no-plagios

Túnel del tiempo: es aquel en el que la persona que plagia en realidad es la plagiada porque en un viaje en el tiempo, alguien le robó sus ideas (también conocido como no-plagio Esquivel).

LEA: ni nos plagian, ni nos citan, sino todo lo contrario.

Chavo del 8: fue sin querer queriendo.

Película chafa: cuando al momento de sorprender al plagiario o plagiaria subiéndose los calzones, dice: “no es lo que estás pensando”.

Incertidumbre: es plagio, pero también es onda, imposible medirlo.

Ratón vaquero: solamente se plagian los fragmentos en inglés.

OVNI: se justifica por abducción.

Tres Patines: se hace para ayudar a la Mamita, por lo mismo, no es plagio.

Bípedo: se justifica por una borrachera doble.

Democrático: es un no-plagio que se elige y se demuestra con el pulgar pintado.

Gepeto: plagio que se le adjudica al modelo de inteligencia artificial chat GPT, pero a ver, ¿quién hizo las preguntas?

Hollywood: no es plagio, son efectos especiales.

Autófago: también conocido como autoplagio, es una forma del canibalismo académico en el que una persona solita se hace mierda.

Santa Clós: no es plagio, son los papás.

Torero: se plagia poquito, nada más orejas y rabo. Además, es un arte.

Incógnito: no se sabe que es plagio.

Galáctico: está a años luz de ser plagio.

Esotérico: cuando alguien, o algo, escribe a través de una persona.

Gober Precioso (se usa en documentos manuscritos): sí es mi letra, pero no soy yo.

Atleta: hay que entrenar mucho para que salga bien. Y si lo cachan a uno, siempre puede argumentarse que es plagio de sombra, como en el boxeo.

Imprudencial: lo siento, fue un accidente.

Viagra: necesita una ayudadita para sostenerse por sí mismo, pero cumple.

Peje: aunque las evidencias sean contundentes, siempre hay “otros datos”.

Camaleón: cambia según el color de ojos de quién lo lee.

Opositor: es un no-plagio bastante inútil, sin proyecto ni liderazgo.

Fútbol: no cuenta porque está en fuera de lugar.

Militar: no es plagio, nada más cumplimiento de órdenes.

Robot: 1) no causa daño; 2) cumple órdenes; y 3) protege su existencia, siempre y cuando no entre en conflicto con los dos primeros puntos.

Darwin: se justifica como mecanismo de adaptación al entorno.

Truene amoroso: no eres tú, soy yo.

Mago: nada por aquí, nada por allá.

Erótico: puede ser en solitario, en pareja, trío o como cada quién quiera. Es no-plagio por placer.

4T: es un no-plagio que se justifica porque primero los pobres. También conocido como no-plagio del bienestar.

Aerodinámico: convierte la resistencia del tesista en una fuerza para titularse.

Con sobrepeso: para pasar de panzazo.

Pecador: el que esté libre de plagio, que tire la primera comilla.

Sastre: a quien le quede el plagio, que se lo ponga.

Drácula: es plagio, pero nomás de noche.

Flecha: no todo es plagio, nada más la puntita.

Bisiesto: es plagio el 29 de febrero, los demás días, no.

Cucaracho: no-plagio que resiste hasta una devastación nuclear.

Muñeca fea: no-plagio que anda escondido por los rincones, temeroso que alguien lo vea.

No binario: no es plagio, ni plagia, se identifica como plagie.

Isomorfo: tiene la estructura de un plagio, pero en su composición interna no lo es.

Frankenstein:  no-plagio que se hace con retazos de lenguas muertas.

Divino: al principio es verbo y el verbo es Dios.

Carambola: cuenta como no-plagio, pero solo si es a tres bandas.

Bella Durmiente: es plagio hasta que le das un beso.

Chapulín: es un plagio que brinca y brinca hasta que un partido político lo reconoce como no-plagio.

Tin Tan: es un no-plagio en espanglish.

 

Hasta aquí mi pequeña aportación a la identificación de los no-plagios. La taxonomía está en ciernes y necesita la contribución de muchas personas, no importa que se robe las ideas de alguien más, usted aporte. Propongo, también, un lema para nuestra campaña de identificación y clasificación de los no-plagios:

¡Su-plagio efectivo, no reedición!

¿Cómo la ve?

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