Por el bien de todos, los niños primero

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Esthela Treviño G. @potemkin

Rompeviento TV, 25 de enero de 2022

 

Niños en situación de calle; Niños en pobreza extrema; Niños explotados; Niños esclavizados y comerciados para la explotación sexual; Niños desplazados y marginados; Niños discriminados por ser indígenas, por su color de piel, por pobres; Niños utilizados por el crimen organizado y por políticos fachada. Niños con hambre y desnutrición severa; Niños con discapacidades y sin acceso a servicios sociales, y asistenciales. Niños sin acceso a la educación. Niños abandonados y maltratados por diversos perpetradores, incluyendo el Estado. Niños torturados, asesinados, lanzados al vacío o a botes de basura.

 

“Los niños son el futuro [de México]”; “los niños son una bendición”; “Los niños son las esperanza [del mundo]” —¿de qué?— porque “¿qué país/mundo les estamos dejando a los niños?”, frases que son recitaciones ya huecas y que, pensándolas con cuidado son hasta perniciosas. Los Niños son el presente, son nuestra responsabilidad, son una realidad, esperaríamos que la sociedad, las madres y padres fuéramos su esperanza de una vida digna, y de un mundo/Naturaleza cuidado, respetado, venerado. ¿Por qué los hacemos nuestros redentores?

 

Suponiendo, sin embargo, la plena conciencia de tales pensamientos, ¿de qué niños y niñas estamos hablando? Porque, según hemos visto, los niños, niñas y adolescentes que se verían beneficiados con una beca para tener acceso a la escuela, a la educación, eso es un privilegio que no se merecen. También hemos visto el (ab)uso del poder para “adoptar” un niño por un fin de semana con fines de publicidad y lucro. Tenemos a miles de nuestros Niños en situación de calle; a cientos de miles de nuestras niñas y niños trabajando y siendo explotados.

 

Tenemos millones de niños y niñas invisibles a nuestros ojos que viven las consecuencias de lo que nosotros hacemos, perpetramos, cuidamos, dejamos de hacer. Según la Red por los Derechos de la Infancia en México (REDIM), cada día “desaparecen” siete de nuestras niñas y niños y nunca se resuelve la mayoría de los casos de ¿sustracción, secuestro, abducción, venta, asesinato? porque, como lo ha dicho Michael Chamberlin, nadie desaparece así como así. Según información de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) de 2018, la pobreza afecta al 70.2% de los niños y las niñas, nada más en la CDMX, la Ciudad que otorga esas becas.

 

Recientemente nos enteramos que durante la pandemia aumentaron los pobres, pero las fortunas de los ricos y poderosos crecieron en un 52%. Muy revelador un estudio de El Colegio de México, Desigualdades en México. 2018, que apunta —paren mientes (paren oreja, en español coloquial moderno) los Carlos Mota y todos los enojados e indignados por las becas escolares infantiles—tal estudio apunta, que: “Observamos que 52.9% de los hijos de padres con mayor acceso a bienes y servicios permanece en ese mismo grupo, y casi 80% de ellos se mantiene por lo menos en el 40% de mayor disponibilidad”.

 

Y ¿qué creen? ustedes, que piensan que una beca escolar es una “dádiva con dinero ajeno”, un privilegio que no merecen “los flojos, perezosos y todos los que viven plácidamente del empeño puesto por otros” (según Carlos Mota, en Twitter, 5/1/22): el mismo comportamiento se observa para los pobres, los de menores ingresos, es decir, los hijos de los pobres permanecen pobres. Este patrón funciona como una herencia, los hijos de los ricos heredan la riqueza y los hijos de los pobres heredan la pobreza. No es que los ricos herederos sí trabajen o trabajen más, no señores, señoras, ese no es el caso. Los pobres trabajan y más, hasta 2 o 3 “empleos” para sacar lo mínimo y poder subsistir. Sus hijos, niñas y niños, tienen que trabajar para ayudar también. En México, los ricos y poderosos constituyen el 1%; ese 1% tiene 8 veces más que los más de 60,000,000 millones de personas juntas que viven en pobreza.

 

Afirmar que una beca escolar es, o debe ser, un privilegio, revela nítidamente dos cosas: uno, las becas se consideran premios para quienes las merecen, y quienes las merecen son aquellos que demuestran excelencia académica. En palabras del usuario de Twitter Orestes Décimo: “Si esas becas fomentaran la excelencia académica, no habría objeción alguna, pero lo único que hacen las becas populistas es fomentar la mediocridad.” “Generen trabajo para que el padre o la madre premien a sus hijos por sus calificaciones.

 

Pero prefieren fomentar la dádivas con fines políticos (del usuario Pepe de TW).

Medir la mal llamada “excelencia académica” con calificaciones es un criterio pobre y al arbitrio de los calificadores, algunos de ellos sin la tal excelencia académica. Y esa cultura de “premiar por buenas calificaciones”, que conlleva “castigar por malas notas”, es necesario desterrarla. La meta no es estudiar para obtener buenas calificaciones, alabar a unos y hacer sentir mal a otros, eso crea, y lo hemos vivido todas y todos envidias, reproches, heridas a la estima personal, etc. En fin, otro tema.

 

Dos, quienes dividen entre los que merecen y no merecen una beca escolar desconocen la realidad de nuestro país, la realidad en la que viven nuestros niños y niñas, y nosotras, nosotros. Los enojados e indignados que calificaron de “becas populistas”, a la Beca del bienestar para niñas y niños, Mi beca para empezar otorgada por la CDMX ni siquiera se tomaron la molestia de investigar, de enterarse. Resoplaron y sacaron su clasismo y su miedo a perder sus privilegios. Peor, les brotó el terror de que “los de abajo” se parezcan a “los de arriba”. Cito la reacción completa de Carlos Mota: “Sra. Sheinbaum: atrás merecen quedar los flojos, perezosos y todos los que viven plácidamente del empeño puesto por otros. Es perverso aniquilar los incentivos al esfuerzo en aras de la igualdad. Su visión genera pobreza. Ni todos somos iguales, ni todos se esmeran por igual.” ¿Sabrá este paladín del esfuerzo que los Niños de la pobreza llegan a la escuela ya en desventaja, a causa de maltratos, de carencias, de la desigualdad insalvable, de la mala nutrición o franca desnutrición? ¿Sabrá lo que ello le hace al cerebro de un niño, niña, y a sus cuerpos y mentes, en general?

 

Entérense ofendidos e indignados, de que la beca que los amenaza es de $400 pesos para preescolar, $430 para primaria y secundaria, y $500 para Centros de Atención Múltiple, al mes. Con esa ayuda se pretende evitar la deserción escolar por cuestiones de desventaja económica, fundamentalmente. Imagínense, $400 pesos al mes es lo que a un Niño le puede costar el transporte público para ir a la escuela (digamos que se gasten $20 pesos diarios, y podría ser más, ¡hagan la cuenta!).

 

Lo que les pone los pelos de punta es otra cosa. Relaté en un tuit el caso de una señora muy adinerada que al encontrarse conque la persona dos pasos delante de ella, ya en la ventanilla de un banco, era lo que ella definió como una “María”, se indignó: “no les vuelves a dar, ¡zánganas!, hasta cuenta tienen en mi banco”. Les horroriza a los adinerados/privilegiados, elitistas y clasistas, que “un chavo de [calificaciones] promedio de Ecatepec” (reclamo de otro tuitero) pueda parecerse a ellos. Otro usuario de Twitter acusa que el dinero de las becas lo usan no para estudiar sino para comprarse teléfonos móviles de gama alta (o sea, de entre $15,000 a $25,000 pesos), o para comprarse tenis de marca (más de $2,000 pesos un par); esto es lo que los “igualaría” y eso es lo que no les gusta: que se parezcan a ellos ¡no!. ¡Con $400 pesos al mes!

 

A esos ofendidos, envidiosos y que se sienten amenazados, les muestro el tuit de la usuaria Alejandra Trejo: “De niña vendí tunas en el mdo[mercado] (por mencionar uno de mis giros ja), fui a la escuela con hoyos en los zapatos, a veces no había gas para cocinar, íbamos sin lunch/dinero a escuela y[,] hasta la uni[,] ayudaba en casa y a padres a trabajar. No Sres. no es pereza o porque uno no quiera...” Este es el empeño y esfuerzo que no ven los carlosmota. Este es el México de los niños que no quieren ver los indignados.

 

Para no usar privilegio a la ligera hice una búsqueda de su significado en varias fuentes. El DRAE consigna 13 tipos de privilegio, aunque puede haber más, según la fuente que se consulte. Me interesan tres: el favorable, el gracioso y el odioso.

 

El favorable es el que favorece a alguien sin perjudicar a otro; el ejemplo del diccionario: comer carne en Cuaresma (dejaría de ser la RAE); nuestro ejemplo: la beca de $400 pesos mensuales para niñas y niños que no le perjudica a nadie y favorece, aunque sea mínimamente, a niños y niñas en desventaja.

 

El gracioso es el privilegio que se concede por la gracia de alguien a quien no tiene ningún mérito para merecerlo; ¿qué ejemplos se les ocurren? Para los quejosos, ninguno de los niños y niñas ha hecho algo para merecer la beca. Dejo el espacio en blanco para que lo llenen a sus anchas, leyentes y escuchas.

 

Y el privilegio odioso: es el que perjudica a un tercero, como eximir de pagar impuestos a ciertos empresarios (p.ej., Salinas Pliego) y políticos. Los indignados de las becas infantiles aducen que esto les perjudica porque esa “dádiva” se da con dinero ajeno, con el dinero del “empeño puesto por otros” (el de los quejosos) y porque no se incluye a estudiantes de escuelas privadas; el siguiente tuit ilustra a la perfección el “perjuicio”: “Y los de escuelas particulares??? O también tenemos que hacer un hilo con nuestras historias??? No merecemos becas??? Llevamos años pagando y tapando la[s] ineficiencias del gobierno con respecto a la calidad de la educación!!! Y además, generamos el recurso para sus programas!!! (Del usuario Yo.)

 

Un privilegio es una ventaja, una prerrogativa e, incluso, puede ser un poder. Típicamente se aduce de individuos, a diferencia de un derecho que puede tener carácter universal (dependiendo del tipo de derecho). Podríamos decir que un privilegio es una atribución exclusiva que se otorga, mientras que los derechos fundamentales, los DDHH, por ejemplo, no se otorgan. Y la educación es un derecho humano. El mismo derecho que tuvo Sergio Silva quien, también en Twitter, misma fecha, escribió: “No fui, ni de cerca, el más listo de mi cuadra. Pero si el que tuvo el privilegio de ir sin hambre y sin preocupaciones a la escuela. De eso se trata: emparejar condiciones de inicio. Discutir en términos de incentivos en un contexto de tal desigualdad es una tontería.” No podía yo decirlo mejor aquí.

 

No quiero dejar de mencionar, por la pertinencia del caso, estamos hablando de los Niños, la arrogancia, el desprecio, el irrespeto de usar a un niño como mercancía para generarse publicidad por parte de la pareja García-Rodríguez, él jugando a gobernador de Nuevo León, ella, su señora, comerciante con marca registrada, sí, la señora Rodríguez tiene registrado su nombre como marca, qué mayor cosificación que esa. Es indignante cómo se usa el poder para darse derechos descarados y “adoptar” por un fin de semana a un niño ¿con autorización de quién? ¿quién vela, cuida de los intereses y derechos de ese niño? un hecho despreciable y ruin y un DIF tímido y tardío en declarar. ¿Cuánto dinero le va a generar a la señora Rodríguez® (MR) cada fotografía con el niño? ¿Alguien va investigar?

 

Lamentable que el presidente, a pregunta expresa, esquivara el tema y diera una respuesta por demás impersonal e insustancial sobre este caso: “Lo de Nuevo León tiene que ver con la decisión de los ciudadanos, de la gente. No debe de haber también propósitos politiqueros. Nosotros no nos vamos a pelear, que cada quien haga su juicio, que actuemos con criterio”. Él dice que no odia pero que no olvida. Yo tampoco olvido el #ConLosNiñosNo cuando su propio hijo fue ofendido por un inescrupuloso personaje. Quien escuchó las declaraciones de López Obrador en la Mañanera del 19 de enero se percató de que más bien intentó sacar tajada a su favor del caso. No tenía que hablar en contra de nadie, solo a favor de los derechos de los Niños. Pero es pan de todos los días, anteponer los intereses políticos y sí, señor presidente, usted aprovechó sus propósitos politiqueros.

 

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