«O todos con tesis o todos rabones»

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Esthela Treviño @etpotemkin

Rompeviento TV, 12 de enero de 2023

 

Para quienes han intentado o hecho una tesis de licenciatura

 

El título que cito es de Monsiváis, un artículo suyo escrito en 2003 en la revista Exp (entonces del Grupo Editorial Expansión).

«Los Presidentes de la República se reciben de profesionistas con la esperanza —cabe suponer con generosidad— que nunca nadie se acerque a las páginas que provocan el título que los acompañará el resto de sus vidas» dice Monsiváis. Pero él mismo les rompe la esperanza cuando analiza las tesis de varios presidentes mexicanos, para ver qué revelan.

Acierta Monsiváis cuando afirma que: «Por lo común [las tesis profesionales] son trabajos escolares solo atentos a la obtención del título, ya no el emblema trascendente o la patente de corso de otras generaciones [...]» y aunque se refiere a las tesis de políticos, funcionarios o empresarios, podemos englobar al grueso del estudiantado que tiene que o quiere hacer una tesis profesional en licenciatura.

Sin embargo, a la cita anterior añade: «pero todavía, así sea descoloridamente, [las tesis son] la garantía de respetabilidad y (algunos) conocimientos».

Ese artículo de Monsiváis viene muy a la mano para mis propósitos en este texto, que rondan alrededor del tema tesis, en particular tesis de licenciatura.

A raíz de la vergonzosa y deshonrosa actuación de la ministra de la SCJN Yasmín Esquivel en torno al plagiogate, el plagio de su tesis, nótese que la frase es ambigua y con toda intención, fue interesante ver cómo en las redes intentaron simpatizantes minimizar el hecho, pero con una postura en torno al tema tesis. En especial quedó al descubierto la cuestión de la necesidad/beneficio/valor de una tesis de licenciatura. Ya Monsiváis nos da un asomo.

Recogí varios tipos de comentarios que creo importante retomar porque sí tocan puntos dignos de reflexión y debate. Veamos algunos:

  1. «Nadie lee las tesis de licenciatura». Bueno, si uno es académico o universitario, sí.
  2. «Las tesis [de licenciatura] son una traba para titularse». Algunas veces sí. Sea porque el o la alumna no desea hacerla, sea porque se vuelven inalcanzables.
  3. «Ni que fueran la gran cosa». «La tesis [de Salinas de Gortari] es una sucesión de lugares comunes, citas en profusión (cerca del 50 o 60% de toda la tesis consiste en un almacén de frases que el postulante seguirá declamando el resto de su vida)», dice Monsiváis.
  4. «No deberían de existir, ¿para qué sirven?». En desacuerdo. Los lectores o escuchas tendrán opiniones al respecto.
  5. «Las tesis, ni las escriben ellos [los alumnos]». Cierto, en algunos casos; los asesores las terminan escribiendo: y es más que mera redacción. En otros, las compran o son maquiladas o son plagios.
  6. Un consejo: «no elijan carreras con tesis». ¡Paren de sufrir!
  7. «Neta, ¿para qué se hace una tesis de licenciatura?». Hay que preguntarle a quienes las hacen. Hay que entrever posibles y positivas y/o aventuradas respuestas.
  8. «Son puro reciclado o copy y paste». Desgraciadamente, de un buen número de ellas. En parte, los asesores son responsables.
  9. «Arreola nunca hizo una tesis». Habrá que ser, entonces, puros Arreolas.

Mucho que decir y rescatar sobre tales comentarios. Es difícil llegar a una generalización que abarque, además de consideraciones de aprendizaje, y de desarrollo de capacidades intelectuales, otras de índole social, de naturaleza económica y hasta de carácter individual, personal que puedan aducirse para argumentar las bondades, beneficios y hasta distinciones que uno puede obtener haciendo una tesis.

No todas tienen por qué hacer una tesis de licenciatura; no todos quieren. En mis años en la UAM-Iztapalapa, pasé muchas experiencias, escuché a muchos alumnos y otros colegas sobre el problema, porque lo era, el problema de la tesis.

Muchas y muchos estudiantes estaban ahí para darles gusto a sus padres y, de paso, pues podría servirles de algo en la vida. Era mejor, de todos modos, decir que uno tenía una carrera; era prestigioso y les daba ciertas ventajas y oportunidades en la vida. Pero, también, pocos terminaban con el título en la mano y no por culpa de ninguna tesis.

Podían decir, al menos, que estudiaron la carrera tal, aunque no se titularon.

Y sí, muchos se quedaron en el camino por atorarse con la tesis. Tenían, además, que trabajar para mantenerse.

Por mucho tiempo, los profesores parecieron ignorar que la UAM no contempla en su legislación la figura de tesis para la titulación, sino lo que llama comunicación idónea de resultados, que puede incluir la elaboración de una tesis o tesina. Cuando esto empezó a salir, al menos en mi Departamento, y ver si ayudaba, entre otras cosas, a aumentar las titulaciones, cambiaron un tantito las cosas. Al menos hacer una tesis no era requisito.

No sé a quién se le ocurrió y desconozco los motivos, —aunque puedo especular sobre ellos— pero esa vaguedad de comunicación idónea de resultados se podrán imaginar la cantidad de opciones múltiples que se abrían al estilo de “relacione las nociones de la columna derecha con las descripciones de la izquierda”.

Por ejemplo:

  1. Alumno/alumna prometedora  convencerla de hacer una tesis; es más, convencerla de hacer un posgrado.
  2. Buen alumno/alumna, «no sabe escribir»  problema: si hace tesis, habrá que invertirle tiempo para redactársela.
  3. Buena alumna/alumno, pero flojo  daba lo mismo proponerle hacer tesis que un examen de conocimientos. Qué él/ella decida.
  4. Alumno/alumna más o menos  desde: «la tesis podría ser su última oportunidad para aprender» hasta «que tome un seminario y haga un trabajo final».
  5. Alumna/alumno con muchas dificultades, pero quiere hacer tesis  ¿Quién le entra?
  6. Alumna/alumno con muchos problemas y deficiencias académicas  la tesis no es opción.

Ya no hablemos del calvario de los alumnos —no todos, claro— cuando el profe o la profe que elegían para asesorarlos no podía o se disculpaba y, entones, se le tenía que asignar uno, a veces, justo a quien no querían. O cuando su elegido aceptaba y luego era un viacrucis tener asesoría con él. O cuando la que no querían resultaba interesada y no paraba de mandarles leer o checar este u otro texto y parecía exigirles de más: «¡si no estoy haciendo una tesis de doctorado!».

Yo ofrecí mi hombro muchas veces, créanme: los vivales que les robaban los datos —muy común en lingüística—, o quienes los convencían de trabajar “con” ellos para no darles crédito después, o de quienes imponían sus ideas «pos yo soy tu asesor(a)», y un sinfín de querellas.

También los asesores pasan por sus viacrucis. De ellos, los más estresantes y frustrantes son el corte y confección —o copy y paste—, o la copia textual sin citar, plagio pues, de algunos textos; las deficiencias en la lectura y comprensión de los textos, y en la expresión escrita de sus propios textos; la incomprensión de lo que es argumentar.

Muchas veces corregir «estilo y redacción» se convertía en hacer un formulario de preguntas para intentar ayudar al escribiente a ordenar sus ideas, o en reescribir tratando de ver si por ahí iba el o la tesista.

 

¿Por qué la tesis ejerce ese influjo?

Me ha sorprendido que muchos de los opinantes que cuestionan la realización de una tesis, a propósito del plagiogate, no sepan que la UNAM, por ejemplo, ofrece otras opciones para titularse. ¿Por qué empecinarse, sí, aferrarse en hacer una tesis?

La tesis es un magneto que, dependiendo del polo con el que nos acerquemos, nos atrae o nos repele. No obstante, creo que sigue teniendo un halo de prestigio, de ese reto que solo pocos pueden vencer. «Yo sí hice tesis», «Yo sí me la rifé con mi tesis» se leía en mensajes como respuesta al plagiogate.

La tesis es también un ritual: elegir a un, una directora de tesis, a los sinodales que se requieran, ir venir con este u otro tema, hablar horas infinitas sobre LA tesis, colgarse con la tesis, atorarse en la tesis, aburrir y aburrirse con la tesis, hacer no sé cuántas revisiones.

Quejarse de la asesora, culpar al asesor porque hizo demasiadas observaciones, «¡¿Cómo que eso no es un argumento?!», ¡gastarse tres horas de asesoría! Volver a imprimir la hoja que se manchó con la tasa de café o, peor, de cátsup y mostaza o de salsa valentina, —las lágrimas no importan—; recoger todas las hojas de una versión de la tesis que se salieron del folder y cayeron al piso en el metro, ni modo, con todo y pisotones (lo vi, créame, nada que un «no te preocupes» no pudiera arreglar). La introducción se hace hasta el final, aunque Eco aconseja lo contrario, pero remata:

El objetivo de una buena introducción definitiva es que el lector se contente con ella, lo entienda todo y no lea el resto. Umberto Eco, Cómo se hace una tesis [1]

El terror, enojo, frustración, desconcierto de «encima ¡tener que escribir un último capítulo de conclusiones generales! ¡qué es eso de conclusiones generales! ¡cada parte tiene sus conclusiones!»; falta revisar la bibliografía, ¡así no se hace la bibliografía! Los títulos o encabezados no llevan punto; la primera hoja no se numera...la histeria total.

Después, poner fecha, hacer las copias, la carátula en negro, con emblemas universitarios, formato de libro con el nombre del alumno como AUTOR, y luego formar UNA, UNO parte del acervo bibliotecario.

La tesis es como una prueba de vida; es como correr un maratón quizás por única vez en la vida. Nadie corre la prueba de vida de otro; nadie corre el maratón de otra. La tesis tiene que ser hecha, vivida y sufrida por una misma.

Un plagio no es solo un robo, es una mentira porque el plagiario priva al creador del crédito que merece, y porque su nueva persona es un engaño.

 

Termino citando a Eco:

Las notas sirven para pagar las deudas. Citar un libro del que se ha extraído una frase es pagar una deuda. Citar un autor de quien se ha empleado una idea o una información es pagar una deuda. Umberto Eco, Cómo se hace una tesis.

 

 

[1] Umberto Eco, Cómo se hace una tesis, Versión traducida de Lucía Baranda y Alberto Clavería Ibáñez, Edición de Gedisa, 2017. Versión italiana de 1977.

https://portal.eco.unc.edu.ar/files/Biblioteca/Gu%C3%83%C2%ADa/ComosehaceTesis.pdf

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