Los tres strikes de Gertz Manero

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En el béisbol un strike consiste en una bola que el bateador no puede golpear, o bien que la batea de faul (en los dos primeros strikes); un strike va a la cuenta negativa del bateador y tres strikes representan un out, es decir, el bateador queda fuera. Acudo a la analogía beisbolera para expresar lo que en mi opinión representan las grabaciones del fiscal Alejandro Gertz Manero con Juan Ramos López, titular de la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delitos Federales. Si bien cabe la posibilidad de que Gertz alegue lo que en su momento Mario “El Gober Precioso” Marín, dijo: “es mi voz, pero no soy yo”, al parecer los audios, gabados ilegalmente, sí corresponden a una conversación entre ambos funcionarios en algo que bien podemos calificar como el Gerztgate.

En mi opinión, el Gertzgate ha provocado al menos tres strikes y un jonrón. Me explico.

Es un jonrón para Laura Morán, ex esposa del difunto hermano del fiscal general, y para Alejandra Cuevas, encarcelada desde octubre de 2020, acusadas del homicidio de Federico Gertz Manero (fallecido en 2015), porque evidencia la ilegal injerencia del fiscal en el caso y, con ello, la violación del principio de equidad y el debido proceso. Por otra parte, y según lo escuchado en las grabaciones, el proyecto de sentencia que tanto molestó al fiscal Gertz Manero apunta a la inminente excarcelación de la detenida, por lo que sería muy extraño que Alejandra Cuevas Morán continuara en prisión por un delito del que, según parece, es inocente. La grabación de la conversación del fiscal con su subalterno, Juan Ramos López, abre las puertas de la prisión a Alejandra Cuevas Morán.

Por otra parte, la grabación causa un efecto de tres strikes ante el que será interesante observar la reacción de los implicados. Veamos en qué consisten los tres strikes:

El primer strike es por el brete en que coloca el Gertzgate a la Suprema Corte de Justicia de la Nación. En primer lugar, porque la propuesta de sentencia del ministro Alberto Pérez Dayán cayó en manos de una de las partes, la fiscalía, lo que evidentemente es ilegal. ¿Cómo llegó a manos de Alejandro Gertz Manero el proyecto de sentencia? Es una pregunta que exige pronta respuesta porque mientras la duda persista, es inevitable conjeturar que quizás algún ministro, o ministra, entregó al fiscal la propuesta de sentencia, lo que sería gravísimo; y si no fue directamente un integrante de la SCJN, alguien, alguna persona cometió el ilícito. En cualquier caso, la responsabilidad de la SCJN es ineludible. Por otra parte, y de acuerdo con lo escuchado en la grabación, se colige que el fiscal general de la República, Alejandro Gertz Manero, ha pretendido influir en las decisiones de la Suprema Corte, lo que de suyo es muy delicado, pero sería profundamente dañino para el país que sus pretensiones hayan prosperado. La SCJN debe explicar cómo una sentencia llegó a manos de la fiscalía y debe aclarar si el fiscal (u otra persona) es factor que influye, o haya influido, en sus decisiones. Primer strike: por su injerencista actitud y comportamiento, Gertz Manero es insostenible en la fiscalía.

El segundo strike a la cuenta del fiscal es por la situación en que coloca al Senado de la República, y en particular, a las y los senadores que con su voto aprobaron la propuesta presidencial de que Alejandro Gertz Manero encabezara la FGR. La terna para ocupar el cargo de fiscal general estuvo conformada por Alejandro Gertz Manero, Bernardo Bátiz Vázquez y Eva Verónica De Gyves Zárate; el primero obtuvo 91 votos a favor y 17 en contra, el segundo 9 y ninguno la tercera. Con esa votación, el Senado ratificó a Gertz Manero como el titular de la fiscalía, luego de haber presidido la hasta entonces Procuraduría General. Bien, esas mismas 91 personas que votaron a favor están en la obligación moral, cuando menos, de llamar a comparecer al fiscal ante el Senado, y aún más, están llamadas a iniciar un juicio político. Como en su momento se dijo, Gertz Manero es el fiscal de MORENA, bien, pues ahora el partido del presidente no puede eludir su obligación política de llamar a cuentas a “su” fiscal. No hacerlo, insistir en el formulismo legal de que el fiscal es autónomo, significaría echar una palada de tierra más a las esperanzas de justicia que prometieron, tanto en campaña, como en su cargo de representación popular. Segundo strike: por su responsabilidad en la designación del fiscal, el Senado debe iniciar el juicio político de Alejandro Gertz Manero, quien es insostenible en el cargo.

El tercer strike para Gertz Manero es porque compromete al presidente Andrés Manuel López Obrador, toda vez que el fiscal goza de la confianza presidencial. La confianza del presidente ha sido traicionada, y en qué forma. Esto decía hace pocos meses el presidente López Obrador: “Yo creo que hay que tenerle confianza a la Fiscalía. Siempre he dicho que Gertz es un hombre íntegro, recto, le tengo confianza y no va a simular, no va a permitir la impunidad, no va a actuar por consigna, sabe que es un momento histórico el que estamos viviendo. Además, él es una gente, repito, íntegra y ya mayor; estoy seguro que va a querer terminar el último tramo de su vida, que espero sea largo, con dignidad”.

En función de lo escuchado en las grabaciones, y en el supuesto de que en efecto se trata de la voz de Gertz Manero, todo indica que la percepción del presidente está muy equivocada, y si bien el fiscal general es autónomo, sería muy ingenuo suponer que no es un hombre cercano a los principios y al proyecto de AMLO, dicho por el propio presidente. Y precisamente en eso radica el problema, porque es imposible transformar al país, en la perspectiva planteada por el presidente y su 4T, con una fiscalía deshonesta e ineficaz. Tercer strike: por eso, por haber abusado de la confianza depositada por el presidente, Alejandro Gertz Manero no puede seguir al frente.

No existe argumento político alguno para que Alejandro Gertz Manero continúe al frente de la “autónoma” Fiscalía General de la República. Si usted encuentra argumentos políticos, y digamos técnicos, para que el fiscal siga en el cargo, por favor apórtelos al debate público, tan cargado de diatribas y tan urgente de razones. No lo hay. Los audios de una llamada telefónica que -ilegalmente, es de suponer- fueron grabados y difundidos en las redes sociales son la gota que derrama el vaso, o quizás, mejor dicho, el torrente que rompe el vaso, la mesa y todo lo que haya a su alrededor. Gertz Manero debe abandonar el cargo, por el bien del país.

Sin embargo, y como es de esperar habida cuenta de su gusto por el poder y sus mieles, Gertz Manero difícilmente dimitirá al cargo, por lo que el Senado de la República, la Cámara de Diputados o incluso el mismo Poder Judicial, tienen en sus manos la posibilidad, y el deber, de exigirle cuentas a través de un juicio político u otra figura legal.

El Senado está en la obligación de exigirle al fiscal una explicación cabal y detallada de sus dichos en las grabaciones, independientemente de que estas hayan sido ilegales. La fiscalía, por su parte, está en la obligación de investigar quién realizó esas grabaciones, pero ambos procesos son independientes. La deseable investigación del Senado transita por un cauce, la de la fiscalía, por otro; y ambas, desde luego, deberán hacerse en absoluto apego a la legalidad. Por supuesto, es inaceptable que la ilegalidad de las grabaciones sea argumento para que el Senado, u otra instancia, se abstenga de llamar a cuentas al fiscal general.

El Senado debe llamar a cuentas al fiscal tanto por los audios filtrados, por supuesto, como también para exigirle un detallado informe de la lamentable situación que hay en materia de investigación del delito, procuración de justicia y, en general, de las responsabilidades de la fiscalía en la preservación del estado de derecho en el país. Ese informe tendría que ser parte del juicio político al que Gertz Manero debe someterse.

El desempeño de la “independiente” fiscalía ha sido más que lamentable y representa un lastre para la incipiente transformación institucional del país. Sostener a Alejandro Gertz Manero significa seguir cargando con un fardo de enorme peso no sólo para la actual administración federal, sino para muchos años más. Como sabemos, el fiscal general está en el cargo durante nueve años (en el caso de Gertz sería hasta 2028) pero la carga más densa no está en la duración de su gestión, sino en su ineficacia y, a la luz de las evidencias, su corrupción.

Recapitulando los tres strikes del fiscal.

Primer strike, la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Segundo strike, el Senado de la República. Tercer strike, el presidente Andrés Manuel López Obrador. Tres strikes es ponchado, es decir, ese jugador está fuera. Alejandro Gertz Manero debe ser separado del cargo, ya sea por renuncia voluntaria, por invitación presidencial para retirarse por “motivos de salud”, o por juicio político. Si se le sostiene en el cargo, México pierde.

 

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