La Tribu Yaqui: Un Pueblo y su lucha. PRIMERA PARTE

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Por: Jano Valenzuela

Rompeviento TV

El Pueblo de la Tribu Yaqui es milenario. Ha habitado el territorio al sur de lo que ahora es Sonora, en los márgenes de la parte baja del Río que lleva su nombre, desde hace poco más de 4 mil años. Esto significa que el Pueblo Yaqui se asentó en estos territorios unos dos milenios antes del nacimiento del Jesucristo histórico.

Cuando los conquistadores pisaron por primera vez el Territorio Yaqui, en 1533, el Pueblo Yaqui ya había habitado esta geografía por 3,500 años, tiempo durante el cual produjo una sociedad altamente compleja, creadora de una racionalidad propia, una racionalidad reproductiva cuyo eje central gira en torno a la afirmación de la vida, humana y de la Naturaleza. Esta racionalidad reproductiva de las condiciones de posibilidad de la vida, es el origen de una serie de relaciones sociales propias, entre las que destacan un conjunto relaciones de producción comunitarias, ciertas relaciones determinadas de parentesco y compadrazgo, relaciones teológicas, mítico-ontológicas y epistemológicas. En este texto pondremos especial énfasis en las relaciones sociales de producción del mundo Yoreme, en las cuales la naturaleza participa en tanto que sujeto viviente, cuya existencia es condición material de posibilidad de la vida humana, llevando a cabo aquello que Marx nombra como el metabolismo entre el Ser Humano y la Naturaleza.

Siguiendo en primer término el pensamiento de Marx, y después el de Franz Hinkelammert, se puede afirmar que el modo de producción de la sociedad Yoreme prehispánica consistía, principalmente, en la producción de valores de uso y, de forma subordinada y marginal, valores de cambio, cuyos excedentes estaban destinados al intercambio dentro de la misma comunidad e incluso con otros pueblos originarios de la región. La sociedad Yaqui prehispánica, sin embargo, no fue productora de Valor, en el sentido atribuido a esta categoría por el pensamiento de Marx, cuya producción sólo es posible en sociedades organizadas en torno a relaciones mercantiles, al interior de las cuales se lleva a cabo un proceso de abstracción del propio valor de uso de los productos producidos como Valores-Mercancía.

En este sentido, es posible afirmar que el Pueblo Yaqui fue creador de una sociedad preponderantemente orientada hacia la producción de valores de uso, cuyo fin era la satisfacción de las necesidades humanas de todos los miembros de la comunidad, afirmando así la Vida Humana y de la Naturaleza. Este modo de producción particular deriva de una interpretación teológica, mítico-ontológica, según la cual la sacralidad se encuentra en la Totalidad concreta de la realidad sociobiológica como fuente originaria y creadora de la Vida.

Por su parte, la expansión y conquista europea implicó un largo proceso de Totalización de la racionalidad moderna materializada en la institucionalización de las lógicas esenciales de su núcleo mítico-ontológico. La colonización y la colonialidad implicaron, entonces, la Totalización en el “mundo de la vida” de las ideas inherentes a la teología de la cristiandad europea y su secularización en una teología fetichista del capital, el mercado y el dinero; el dualismo cartesiano, el ego-conquistador/dominador, el eurocentrismo y la racionalidad instrumental medio-fin. Estas lógicas internas de la modernidad han sido impuestas a los Pueblos y Naciones originarias por medio de mecanismos violentos como la guerra, el exterminio, la explotación, la esclavitud, la desposesión, el despojo, el desplazamiento y el extractivismo desde la conquista hasta la actualidad, como mostraremos para el caso del Pueblo Yaqui en estas entregas.

Tras el triunfo de la conquista militar de la Gran Tenochtitlán, en 1521, muchos exploradores y conquistadores, incluido Hernán Cortez, se embarcaron en la misión de conquistar los territorios aún no explorados. Fue así que iniciaron los procesos de conquista de los territorios del noroeste novohispano.

En 1533 se dio el primer encuentro entre los conquistadores y el Pueblo Yaqui. Sin embargo, ya antes las enfermedades europeas habían diezmado terriblemente a los pueblos de esta región. Tras más de ochenta años de intentar conquistar militarmente a los Yaquis, finalmente los conquistadores se vieron obligados a modificar su estrategia, recurriendo a un mecanismo de negociación y guerra, que finalmente derivó en un acuerdo por medio del cual se permitió el ingreso de la Compañía de Jesús al Territorio ancestral Yaqui, en el año 1617. Los términos del acuerdo por el que se permitió su ingreso implicaban un intercambio desigual que los Yaquis aceptaron porque lo contrario significaba darle continuidad a una prolongada guerra que había derramado mucha sangre. Era la cruz o la espada.

La dominación jesuita duró 150 años, hasta la expulsión de los religiosos en 1767, derivada de las reformas borbónicas y su consecuente secularización fetichista que afirmó al mercado, al capital y al dinero como su único verdadero Dios. Durante ese largo período, los Jesuitas fueron responsables de un profundo reordenamiento territorial y humano, justificado teológicamente con el pretexto de la cristianización, que implicó la creación de los ocho pueblos Yaquis, que hasta hoy perviven, como núcleos productivos en los cuales el Pueblo Yaqui trabajaba tres días para sí, para su autoconsumo, cuatro días para “La Misión”, y el séptimo día era destinado a la enseñanza de la doctrina de la cristiandad europea. El producto producido para “La Misión” era destinado al financiamiento y creación de nuevas Misiones y Reales de Minas en el resto del territorio sonorense. Lo que hace suponer que, sin el excedente producido por el Pueblo Yaqui en los Pueblos de Misión, hubiera sido imposible el surgimiento de la inmensa explotación minera de las zonas serranas del territorio sonorense que se desarrolló durante los siguientes siglos.

Los 150 años de dominación jesuita fueron la condición material que posibilitó la conformación de un orden dominado por las lógicas del mercado y del Capital, para entonces apenas en su forma embrionaria. La dominación del orden jesuita allanó el camino y sentó las bases para la conformación de una sociedad productora de mercancías, guiada por los valores del mercado y orientada por la racionalidad de la máxima ganancia. Nada de esto, por supuesto, aconteció sin una constante resistencia del Pueblo Yaqui. Durante el siglo y medio de dominación jesuita fueron constantes los alzamientos y rebeliones motivadas por el abuso y la explotación de los religiosos contra los indígenas.

Tras la expulsión de los jesuitas, los Yaquis experimentaron alrededor de cinco décadas de relativa paz que les permitieron llevar a cabo un proceso de consolidación y reconfiguración de su estructura político-militar-teológica. Durante la Guerra la Independencia encabezada por las élites criollas, todas las facciones políticas en disputa por el control de la estructura del Estado, se acercaron con promesas de tierra y autonomía como retribución por unirse a sus causas. No obstante, una vez que triunfó la Independencia, tanto unos como otros, década tras década, hicieron la guerra al pueblo Yaqui como un medio cuyo fin era la Totalización de la Modernidad capitalista europea occidental de la cristiandad patriarcal. Este período será abordado con mayor amplitud en nuestra próxima entrega.

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