La ciencia de lo social. Una columna de divulgación de las ciencias sociales y las humanidades

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Edurne Uriarte Santillán

Rompeviento TV

20 febrero de 2023

Lo que nos interesa es la curiosidad que se apodera de todo sociólogo [científico social]

frente a una puerta cerrada tras la cual se escucha voces humanas

Peter Berger, Introducción a la sociología

 

El descubrimiento —un concepto y una acción tan comprendida y esperada en la actualidad— fue, en sí mismo, un hallazgo (Wooton, 2017). Pues sí, la idea de que el ser humano descubría y que los inventos eran su propia producción fue un acontecimiento histórico y, como resultado, aprendimos a reconocernos como seres creativos, dueños de nuestro destino. Diversas mentes, filosofías y sociedades han construido esta mirada que ha derivado en una forma particular de entender el mundo: la ciencia. Una forma de pensamiento basada en la «razón» y que inició entre la cultura occidental hace varios siglos, pero que en la actualidad es un modelo global de conocimiento.

La ciencia ha creado tradiciones para comprender cómo es que esta humanidad ha sido capaz de crearse a sí misma, ontológica y socialmente; estas son las ciencias sociales y las humanidades. Así, lo social tiene su ciencia; en realidad, tiene sus ciencias. Les damos la bienvenida a esta columna, que pretende pensar, divulgar, compartir, cuestionar y dialogar con las ciencias sociales y las humanidades: qué es la sociedad, quiénes le dan forma o cómo se documenta. Estas son las primeras inquietudes que motivan un espacio como este. Para introducirlos, compartimos algunos elementos para guiar las lecturas que veremos aparecer. Empecemos por definir a qué nos referimos por «lo social», sus ciencias y esta forma de comunicarles lo que hemos llamado la ciencia de lo social.

 

El mundo social

«Social» es un adjetivo que se asocia con dos aspectos interesantes. Por un lado, a la sociedad humana y lo que con ella se relaciona: personas, grupos, miembros, conjuntos clasificados por nivel económico, relaciones, posiciones políticas, religión, entre otros. Por otro lado, se refiere a especies con capacidad de organización y de formar agrupaciones, como colonias; por ejemplo, las hormigas o las abejas. Tomaremos la primera definición para referirnos a lo social como todo aquello que nos rodea y que es resultado de la obra, construcción e interpretación del ser humano, esta especie nuestra que, sin dejar de ser biológica, ha construido una segunda naturaleza, la naturaleza social.

No olvidemos que el mundo social —es decir, el mundo de hombres, mujeres, niñas y niños; pueblos, comunidades, ciudades y asentamientos ubicados en las distintas regiones de nuestro planeta— tiene a veces fronteras muy difusas con nuestro origen biológico. Es complejo definir, por ejemplo, qué tan animales o instintivos son algunos de nuestros actos como las formas en que reaccionamos ante el miedo, el hecho de que hacemos hogar (nuestro nido) y comunidad, e incluso en temas relacionados con las emociones, la guerra y la violencia. Lo cierto es que todas las anteriores, y otras más, se manifiestan e interpretan siempre a partir de los seres que somos en sociedad: la que habitamos y que nos habita.

Lo anterior me lleva a una idea de Carl Sagan, el gran divulgador de la ciencia. Sagan inicia Cosmos con esta expresión: «The cosmos is all that is or ever was or ever will be» (El cosmos es todo lo que es, ha sido o será). Si llevamos esta frase a nuestra naturaleza social podemos decir que la sociedad es todo lo que somos, hemos sido y seremos. Nacemos, aprendemos, vivimos, crecemos y terminamos nuestra vida dentro de un cosmos social, con polvos históricos de personas, sociedades e historias; gente conocida y desconocida, imaginaria también. Predecesores o contemporáneos de los que quizá nunca tendremos noticia, o que solo conoceremos a distancia, por distintos medios. Sumergirse en la sociedad es, en conclusión, también acercarse a los grandes misterios del cosmos.

El cosmos social que nos rodea está hecho de historia, de acciones espaciotemporales que se sedimentan en nuestras instituciones y relaciones, y que parecen casi naturales. Son vínculos, como la familia; estructuras, como las clases sociales, e instituciones, como el Estado. Nacemos en este mundo que nos resulta «natural»; de él tomaremos todos aquellos elementos que nos constituyen: lenguaje, identidad, gustos, conocimiento, trayectorias profesionales, y tanto más. Estudiarlo, conocerlo, requiere de distintas destrezas intelectuales y parte de la imaginación humana para su autoconocimiento se encuentra en las ciencias sociales y las humanidades. Estas cohabitan el mundo de las ideas, junto con religiones y diversas tradiciones filosóficas. Nosotros nos enfocaremos en las ciencias sociales y las humanidades: cómo construyen su conocimiento y qué nos dicen del universo social.

 

El mundo de la ciencia

La sociedad, el ser humano, se ha hecho a partir de preguntas; la duda es su principio. En su larga marcha apareció la ciencia, que cobró fuerza como un modelo de razonamiento para obtener conocimiento creativo, descubierto por los seres humanos y con una intención de verdad o veracidad sobre la naturaleza que nos rodea. Así, surgieron la astronomía y la confirmación de que la Tierra era, efectivamente, redonda; las ciencias naturales y los viajes de exploración y de descubrimiento; las ciencias de la tierra, que demostraron que nuestro planeta tiene historia y edad, entre otras disciplinas que nos confirman que somos seres vivos entre otras especies, todos clasificables y con posibilidad de ser estudiados.

Llegar aquí fue un largo proceso histórico y los franceses del siglo XVIII nos marcan el punto de inicio en el tablero. Si bien desde la antigüedad el ser humano se ha cuestionado su lugar en este mundo —y la tradición de las ideas desde occidente nos refieren a los griegos y la filosofía social—, se toman eventos como la aparición de la Enciclopedia o la Revolución Francesa como detonadores seminales. Es decir, en aquel siglo se sembraron las bases que orientaron la discusión de diversas teorías y filosofía hacia una ciencia moderna de lo social. Si bien la teoría política y la economía eran áreas de discusión relevantes para la reflexión del orden social, la Sociología apareció como la primera ciencia independiente de estas y de la filosofía, con el fin de analizar y comprender la realidad social. Así, a partir del siglo XIX, emergieron y se consolidaron numerosas disciplinas que, en conjunto, dan muestra de la teoría social.

 

Las ciencias de lo social

En la actualidad tenemos diversas disciplinas científicas y de las humanidades: antropología, ciencia política, demografía, economía, geografía, historia, lingüística, psicología, semiología, sociología. Esta lista es de Wikipedia, pero el Consejo Mexicano de Ciencias Sociales (COMECSO), A.C., incluye más: Administración Pública, Antropología, Ciencias Jurídicas, Ciencia Política, Comunicación, Demografía, Economía, Geografía, Historia, Psicología Social, Relaciones Internacionales y Sociología. A unas se les consideran ciencias, a otras tradiciones humanísticas; otros pensarán que algunas de las anteriores son solo profesiones o especialidades. Bueno, pues bienvenidos al mundo de las ciencias sociales y las humanidades, el mundo de los pocos acuerdos y las muchas contradicciones.

A diferencia de los astros o la naturaleza, el objeto de las ciencias de lo social tiene voz y voto. Se piensa a sí mismo mientras lo estudiamos, lo conocemos; mientras nos acercamos a reunir los datos, la información que dará sentido a una explicación sobre cualquier fenómeno que sea de nuestro interés: político, mediático, de luchas sociales o bienes culturales. Así, importan tanto nuestras miradas como especialistas, como observadores o como sujetos sociales.

Si bien podemos decir que la ciencia es un ámbito institucionalizado, con sus reglas y vida propia, también es cierto que las ciencias sociales están inmersas en lo cotidiano. No solo en la opinión pública o en las batallas políticas, también en la educación. Un alto porcentaje de estudiantes se forma en ciencias sociales y la gran mayoría no ocupa puestos académicos, lo que significa que tenemos historiadores, filósofos, sociólogos, economistas, entre otros muchos profesionistas ejerciendo otras tareas, pero interpretando el mundo desde estos referentes. Nuestra columna pretende también evocar esos conocimientos, partimos del conocimiento previo que las personas —todas— tenemos de la sociedad y de la realidad.

Del mismo modo, asumimos que la ciencia, particularmente la social, no escapa a las posiciones políticas y sociales de la gente. De esta manera, nuestra segundo propósito es el de conocer a las ciencias sociales y las humanidades, así como su documentación e interpretación de la realidad, a partir de los intereses intelectuales y personales de los académicos, divulgadores, estudiantes y demás participantes de esta columna. ¿Por qué consideramos que esto es importante? Porque, a diferencia de otras ciencias que han logrado identificar leyes, el mundo social no las tiene. Sin embargo, los científicos logran identificar regularidades a lo largo de la historia social. Para acercarnos a estas reflexiones de la teoría social es importante saber también qué les interesa a los científicos.

Con las voces que se sumen a esta columna, trataremos de explorar distintas tradiciones para pensar con otros de qué está hecha esta realidad, cuál es su materia, su polvo social. La iniciativa para esta columna parte de preguntas elementales de la sociología y de la antropología, como referentes que pueden hermanar a otras disciplinas con principios básicos: qué es este mundo social, cómo se construye; aunque también, cómo se documenta y cómo es que accedemos a él en nuestra vida diaria: aquí tenemos la consulta de archivo, la entrevista, la observación participante, las encuestas, los censos de opinión, entre otras.

En este sentido, ¿cuál es la diferencia entre hacer etnografía y trabajo de archivo? ¿Qué son los datos cuantitativos y cualitativos? ¿Qué significa la certidumbre en las ciencias sociales? ¿Es distinto mirar un fenómeno social si tienes una u otra posición política o visión del mundo? ¿Cómo nos distanciamos de nuestra ideología? El deseo de esta sección es la de reunir, poco a poco, miradas que nos ayuden a encontrar nuestras respuestas a estas preguntas y otras que ustedes se puedan formular. Lo que hay aquí es una propuesta, un deseo, un intento de acercarse a usted y su saber. Al mismo tiempo, acercarlo al saber y al quehacer de los especialistas de la ciencia de lo social. Sean todas y todos bienvenidos a escribir, cuestionar y documentar la ciencia de lo social.

 

 

Referencias:

https://www.comecso.com/que-es-comecso

https://es.wikipedia.org/wiki/Ciencias_sociales

  1. Wright Mills (1997) La imaginación sociológica, México, Fondo de Cultura Económica.

Carl Sagan (2013) Cosmos, Ballantine Books, Nueva York.

David Wooton (2017) La invención de la ciencia, Crítica, Ciudad de México.

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