Francia. Insumisa

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Esthela Treviño @etpotemkin

Rompeviento TV, 28 de junio de 2022

Dedico este texto a Kenia. Insumisa amuzga

 

En este momento de la historia latinoamericana, Francia solo puede aludir a la mujer, negra, allá en Colombia no le tienen miedo a decirse negros, explotada y que todavía tendrá que sufrir violencia, desprecio, racismo, discriminación, como se ha visto en un pequeño video donde una conductora de televisión pretende humillarla.

“En la izquierda siempre han estado hombres blancos de élite privilegiados, entonces, mi presencia hoy en la política es otra cosa; es algo que la gente no esperaba, porque soy disruptiva, porque no pido permiso, estoy abriendo la puerta [...] la puerta para que otras mujeres como yo tengan oportunidad; la puerta para que los jóvenes [...] sepan que hay oportunidades y sepan que pueden llegar a otros espacios[...]” declara en una entrevista para France 24 el 15 de junio de este año.

El domingo 19 de junio no dejaban de llegar testimonios textuales o fotográficos sobre la participación, esta vez, mucho más numerosa de los naides, como dice Francia, en la segunda vuelta de las elecciones de Colombia. Los nadies de la periferia cuyo voto fue decisivo para el triunfo de la dupla Petro presidente, Francia vice-presidenta. Francia, que representa a una mayoría marginada, fue la fuerza catalizadora del triunfo. Hay un par de tuits que, sin su correspondiente autor(a) copio:

“En un país roto por la masacre incesante por más de 70 años, de personas cuidadoras de la vida, la elección de Francia Márquez M. y G Petro es una grieta, una posibilidad de que la ciudadanía construya una cosa distinta sin q se le mate. Ahorita a celebrar, necesario pa vivir sabroso”. Y me hace recordar a Leonard Cohen: «There´s a crack in everything. That’s how light gets in» ‘Hay una grieta en todo. Es así como entra la luz’. Y este tuit habla en primer plano de la elección de Francia Márquez, una grieta para que entre la luz.

Y en las inevitables, tanto bien como malintencionadas, comparaciones entre la dupla de la izquierda de Colombia y la izquierda de López Obrador, leemos:
“No hay comparación. Petro llegó con Francia, mujer, afrocolombiana, ambientalista y López Obrador con Alfonso Romo”. Y es más que acertado: Yo haría un cambio de preposición: «Petro llegó por Francia»; es Francia quien decidió la balanza, es Francia quien convenció a los nadies de votar, a las nadie de los nadies, a las mujeres negras invisibles. Es justamente lo que anota otro tuitero cuyo mensaje en inglés traduzco: “En pocas palabras: Gustavo Petro no sería presidente sin Francia Márquez. Francia lideró la mayor movilización de votantes negros e indígenas en la historia de Colombia, con una voltereta sin precedentes en la participación en la periferia [...]. Esta victoria es del pueblo”.

En las varias entrevistas videograbadas en las que he visto y escuchado a Francia mi percepción de ella es la de una mujer recia, aguerrida, que no «pide permiso» ni ofrece sonrisas fáciles; no está para agradar a nadie y eso es un valor agregado. Una persona dura sin duda. Pero su espíritu sí se ve. En la entrevista de casi una hora que le hace Andrea Díaz de BBCMundo el 23 de este mes (a la altura de lo que debería ser una entrevista inteligente y respetuosa) nos deja ver su sensibilidad, su emoción que se nota en el cambio del tono de su voz, en sus palabras, en su orgullo, empatía y compasión porque «unos niñitos» le han dicho «gracias tía, gracias por devolvernos el orgullo», «solo te pido tía que nos permitas que podamos jugar con alegría», «que no tengamos que aguantar hambre» y, visiblemente conmovida, dice “eso es muy fuerte y poderoso”.

Francia es el mensaje, «esta representación», es decir, lo que ella representa, es, en sus palabras «sanador, de alguna manera, para los naides, los excluidos». «Gracias tía por atreverte, por enseñarnos, eres una valiente, tía» niños de 8, 5,10, 13 años le han dicho. «Gracias por permitirnos ver este momento» le dijeron los viejos que pensaban que jamás lo verían “y es un término de justicia reparatoria para mi gente, para mi pueblo, para los indígenas que han estado silenciados, para los excluidos, para los naides, y las naides, es sanador, de alguna manera”. Esa representación, “este paso es una puerta gigante que estamos abriendo en una sociedad tan excluyente, tan racista, tan patriarcal [...] los niños lo saben, las niñas lo saben”.

Fernanda Jaramillo Angulo nos dice en el programa de Hecho en América con Laura Carlsen del 22 de junio, cito: “nos obligaron a vivir una vida que nosotros no queríamos vivir”, eco que hallamos en Francia: “no nos permitieron vivir en paz, sin miedo, ni con alegría”. Cala hondo, pero hoy hay varias grietas.

“Yo no estoy aquí para que me muestren como el rostro negro, o para mostrarme como mujer o para mostrar que somos un gobierno incluyente porque estoy yo aquí”. Lo que Francia hace y seguirá haciendo es «buscar la justicia racial, de género, ecológica, social». El proyecto que le interesa es el de crear el Ministerio de la Igualdad para trabajar por el derecho de las mujeres, de las personas de la diversidad sexual, de los indígenas, de los afrodescendientes, de los palenqueros, estos últimos son familias negras que huyeron de la esclavitud y se establecieron en lugares autónomos que llaman palenques. Hablan su propia lengua, el palenquero, una lengua criolla, tema que trataré en mi próxima columna dedicada al Lenguaje.

Como bien dice Francia, el racismo mata. En una entrevista videograbada con El País, del 17 de junio, Francia apunta que quien no sufre racismo es quien niega su existencia: “quien tiene que decir si existe o no es quien lo padece” señala. Ese racismo hay que tratarlo desde la educación básica porque el racismo no es un rasgo natural que se da por sí solo. Pero también habla del racismo estructural, que ella llama institucional, un racismo ejercido por las élites que “nunca voltearon a ver a los más empobrecidos, a esos territorios excluidos”. Ella ve el que ahora esté en una nueva posición política como una representación que califica de “un acto de justicia racial”.

Y a pesar de que Colombia es un país con un fuerte patriarcado, un país pluriétnico, un país con un 30% de población negra, “se puede [cito] construir en medio de la diferencia”. Si ella, en respuesta a una pregunta de Andrea, se negara a trabajar con un representante del patriarcado, como lo es Petro, entonces no podría trabajar con nadie en Colombia. Así que hay que empezar juntos y avanzar lo más que sea posible.

Francia la insumisa, nos tiene que llevar a voltear a ver a Kenia (Hernández Montalván), mujer, activista, feminista, indígena amuzga, en la cárcel para darle una lección «porque protesta mucho», por insumisa, declarada así por el propio juez que le niega un juicio con perspectiva de género porque no es sumisa, sino bastante alborotadora. Una injusticia racial, clasista, patriarcal, misógina, de esas de las que habla Francia.

Yo espero que Kenia sea también el mensaje. Francia reivindica a la mujer, a la mujer negra, a «la mujer que por ser mujer y negra está más abajo, “en la olla”» como ha dicho Francia, incluso a los ojos de las propias feministas colombianas. Kenia reivindica a la mujer, a la mujer indígena, activista, a la insumisa. Necesitamos su representación.

En abril de este año, Kenia es galardonada con El Premio Nacional de Derechos Humanos “Don Sergio Méndez Arceo”, estando en la cárcel por crímenes fabricados y por un sistema que criminaliza la protesta y más la de las mujeres. La CNDH ha permanecido muda, como ya es su sello.

Hay que recordar también la represión, hace un año, a normalistas de la Escuela Rural Normal Mactumatzá; de 93 detenidos, 74 fueron mujeres: golpeadas, insultadas, llamadas «perras», «putas» y «zorras», a quienes los agentes de la policía estatal les dijeron, según consta en denuncias, que «no tenían derecho a estudiar» y que «ojalá aprendan la lección». Pero ellas también son insumisas.

Francia, como Kenia, toman su poder de su propia historia de vida de opresión, represión y lucha. Toman su poder de su identidad de pueblos originarios, «la identidad étnica y cultural no es una cosa que... no es un vestido que se lo pone hoy y se lo quita al rato» como ha dicho Francia. Toman su poder de su feminismo, y su fortaleza del sufrimiento transformador.

 

Aquí estamos, yendo de la resistencia al poder para lograr que la dignidad, la paz, la justicia social se haga costumbre en nuestro país. Francia Márquez.

La virgencita morena rebelde Zapatista

(Con permiso de TierrAdentro)

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