Elecciones en Argentina: cuando la razón muere y el corazón resiste

  • 0

Reflexiones antes del domingo 19 de noviembre.

Nora Brie

 

Érase un país cansado, hasta la desesperación, de sufrir embates, golpes, y no ver la salida. Y en esa desesperación aparece el loco, despeinado, desaliñado, disruptivo, que vocifera, habla con sus perros muertos, acciona eufórico una motosierra y grita que lo destruirá todo en nombre de la libertad. Y arrastra a una masa joven como un imán a los clavos. Hay desconcierto y expectación. Así como genera rechazo, seduce. Y los medios hegemónicos lo alaban, le abren las puertas, le dan espacios para que se explaye, presuma sus desplantes, insulte a gusto a quien quiera. Al fin que es un loco. Sí, un loco en la carrera por la presidencia, que creció como espuma con un exhibicionismo verbal agresivo sin precedentes y con la complicidad mediática hegemónica, en un país harto de falsas promesas.

 

Rebobinemos. Después de casi todo un siglo con golpes de estado[1], Argentina logró, a partir de 1983, vivir en democracia, con sucesivos presidentes electos, rebeliones populares que obligaron a unos a irse de la Casa Rosada en helicóptero, intentos de asonadas militares. Una democracia imperfecta, como toda democracia, con una enorme virtud: el respeto del mandato popular expresado a través de las urnas. Sin sospechas de fraudes. Gobiernos de diferentes signos políticos se sucedieron sin que la democracia sucumbiera, sin que las tensiones que afloraban derivaran en un caos irreversible. A pesar de la rebelión de 2001 que provocó el “corralito”[2] con 39 muertos por la represión policial, la inestabilidad e incertidumbre, la democracia se mantuvo. Parecía lección aprendida.

 

Argentina sufrió siempre vaivenes económicos, agudizados durante la dictadura con una recesión e inflación descontrolada y la destrucción de gran parte del parque industrial. En estos últimos cuarenta años, aunque no arriesgaron la permanencia de la democracia, sí fueron generando un hartazgo social y la sensación de tener siempre el bolsillo agujereado. Hubo algunos respiros, eso sí, pero la crisis regresaba y nuevamente exigía “apretarse el cinturón”. Así crecieron las nuevas generaciones, en democracia y con crisis económicas.

 

En este largo periodo democrático, se sucedieron gobiernos liderados por la Unión Cívica Radical, el peronismo con sus más diversas representaciones y la derecha agrupada por Juntos por el Cambio.

Si el perdedor era el oficialismo, entregaba el poder sin más. Ese respeto al juego democrático electoral no se correspondía al encono creciente, y alimentado desde diversas tribunas, entre los simpatizantes del peronismo y los que no lo eran. Aunque esta confrontación no es nueva -peronismo y antiperonismo existen desde que surge Perón en 1945- lo que ocurre con el despunte del siglo XXI es un incremento de la intolerancia al “otro”, la llamada “grieta” construida desde los medios de comunicación y los discursos políticos que alimentaron el odio con calificativos para denigrar al opuesto, generando una distancia irreconciliable entre los que pertenecen al movimiento peronista y los que no, que mayoritariamente se agrupan en la derecha. El peronismo en su versión kirchnerista es una realidad de este siglo, surge en 2003 con Néstor Kirchner, y ha sido el flanco de los ataques de la derecha: populistas (a sus dirigentes) choriplaneros (a sus seguidores) son dos de los calificativos más suaves que se han utilizado. Lo cierto es que, detrás de esta grieta, confrontación, encono, existen dos visiones de país y de mundo. El peronismo-kirchnerismo es una corriente de centroizquierda que rescató a la Argentina de la debacle de 2001 y emprendió una fase de crecimiento, cierta estabilidad, acompañada de planes sociales y una visión de desarrollo contemplando las mayorías. Entre otras cosas, se deshizo del Fondo Monetario Internacional (FMI) terminando de pagar las deudas que se arrastraban.  En 2015 pierden las elecciones ante Mauricio Macri, de Juntos por el Cambio, por un pequeño porcentual de votos y por cuatro años el nuevo gobierno de derecha destruye los mínimos estándares de bienestar construidos durante el kirchnerismo, se quitan subsidios a la electricidad y otros servicios, la inflación crece, se privatizan bienes del estado, se contrata una nueva deuda con el FMI que deja al país atado de manos. Tan desastrosa fue su gestión, que Macri no logra la reelección y lo sucede Alberto Fernández, del Frente de Todos, coalición encabezada por el peronismo, quien, a dos meses de asumir el cargo enfrenta la pandemia por Covid 19. Para un periodo de cuatro años, dos en pandemia es mucho tiempo. La deuda y la pandemia, sumadas a la tibieza de Fernández que no logra revertir el desastre que deja Macri, llevan al país a una severa crisis inflacionaria y al hartazgo de las mayorías. Y al incremento de los discursos de odio que derivan en un intento de asesinato a la vicepresidenta.

 

En este contexto se va a votar el próximo domingo y en este contexto aparecen vociferantes los falsos salvadores utilizando (y denigrando) una palabra que debiera ser un símbolo: Libertad. Curioso es escuchar a Milei hablar de libertad y no poder asociarla con democracia, a la que cuestiona y denigra. Es donde surge la pregunta: ¿libertad para qué y para quién? Si escuchamos el discurso de Martínez de Hoz, ministro de economía de la dictadura de Videla[3], es muy similar al que esgrime Milei, este último de modo más performático y disruptivo. Son otras épocas, hay que cautivar votantes en Tik Tok. Martínez de Hoz menciona seis veces la palabra libertad siempre asociada a la economía, nunca a la democracia ni a los derechos sociales y políticos de la gente. Lo mismo hace Milei hoy. Sataniza al estado como el principal mal de la Argentina, dice que hay que “achicarlo” desapareciendo algunos ministerios y fortaleciendo otros. De los ocho que propone, cuatro están asociados al control social: Seguridad, Defensa, Interior y Justicia. ¡Qué casualidad! ¿Temerá alguna rebelión? El resto son: Economía, Relaciones Exteriores, Infraestructura y Capital Humano. Dentro de este último quedarían Salud, Educación, Medio Ambiente y demás nimiedades que no merecen otro estatus.

 

El león Milei, golpeado en la primera vuelta electoral, con un segundo lugar distante casi siete puntos porcentuales del primero, el que esgrimió en su campaña el eslogan “Hay que acabar con la casta” (la casta política tradicional, ladrona y corrupta, según sus propias palabras) se junta con lo peor de esa casta para tratar de recuperar votos en el balotaje. En alianza con Patricia Bullrich, concertada y manejada por Mauricio Macri, quien mueve los hilos de ese teatrino de marionetas, tratarán de acuerpar votos de un lado y de otro para ganar la elección. Si triunfa Milei, gana Macri, a quien no le importó los insultos y descalificaciones cruzados que se hicieron los hoy aliados. Macri, el domador del león, será el primer beneficiado de un eventual triunfo de Milei. Y perderá el pueblo argentino.

 

¿Por qué sigue teniendo un alto índice de votos Javier Milei? Criticó a la “casta” y se alió a ella y esto no le hace perder votos. Propone dolarizar la economía, sin explicar cómo se hará y qué le significa a la gente esa medida. Jóvenes seguidores del “libertario” piensan que si ganan cien mil pesos, automáticamente pasarán a ganar cien mil dólares, que eso es dolarizar, pasar los pesos a dólar como si ambos tuvieran el mismo valor. Un nivel de desconocimiento e ilusión sin precedentes que los “libertarios” se abstienen convenientemente de explicar. Jóvenes que se pronuncian en contra de quitar subsidios al transporte e inmediatamente después dicen que votarán a Milei (que propone, entre otras, esa medida). Y el slogan “viva la libertad, carajo” gritado hasta el cansancio en todos los espacios, foros, set de televisión donde se presentó el libertario. Ninguno de sus seguidores se cuestiona a qué libertad se refiere. Abundan los videos de entrevistas donde el candidato insulta sin reparos a sus adversarios, otros donde dice que son superiores. Su acompañante de fórmula, la candidata a la vicepresidencia Victoria Villarruel, ha declarado recientemente que para rescatar a la Argentina se necesita una tiranía. Así, como se lee, como se oye. Y que van a recuperar la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), a pesar de que este Museo Sitio de Memoria ESMA Ex Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio fue declarado recientemente por la UNESCO como Patrimonio Mundial.

 

En este contexto de sinrazón, de barbaridades dichas sin tapujos, de exhibicionismo performático y violencia verbal, estos personajes disputarán el próximo domingo la presidencia de Argentina. El país que construyó memoria para no olvidar el genocidio perpetrado en la última dictadura. Que después de un siglo de sucesivos golpes de estado, logró sostener una democracia por cuarenta años que hoy se pone en riesgo no por amenazas militares, sino por la vía electoral. Sergio Massa, candidato de Unión por la Patria cuya fuerza principal es el peronismo, ganador de la primera vuelta, del último debate entre ambos candidatos, el que, a pesar de muchos cuestionamientos, tiene una propuesta de país, será el contrincante que la derecha pretenderá vencer.

 

Me siento caminando al borde del abismo, en el que, si damos un paso en falso, caeremos todos. Espero y deseo que pisemos firme. Las decepciones pueden exacerbar las fantasías destructivas.

 

 

 

 

[1] Luego de establecer el voto secreto y obligatorio en 1912, Argentina sufrió seis golpes de Estado: en 1930, 1943, 1955, 1962, 1966 y 1976.

[2] Medida de inmovilización de fondos privados en los bancos, impuesta por el presidente Fernando de la Rúa el 1 de diciembre de 2001

[3] https://www.youtube.com/watch?v=4sRDwfbOXOY

 

 

Ley ferroviaria neoliberal: concesiones por un siglo, sin libre competencia
Atrás Ley ferroviaria neoliberal: concesiones por un siglo, sin libre competencia
Extinción de los fideicomisos del PJF, ¿conflicto de interés? - #VideoOpinion de David Peña
Siguiente Extinción de los fideicomisos del PJF, ¿conflicto de interés? - #VideoOpinion de David Peña
Entradas Relacionadas

Escribir comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *