Durante muchos años el Partido Acción Nacional (PAN) negó que en sus orígenes hubiera alguna coincidencia ideológica con el nazismo y el fascismo. Fueron décadas en las que el principal partido de la derecha mexicana se esforzó, sin mucho éxito, por cierto, por tomar distancia de organizaciones similares de otros países, en particular, el deslinde lo intentó con la ultraderecha española. Sin embargo, que desde sus orígenes el PAN coqueteó abiertamente con el fascismo ha quedado evidenciado en diversos trabajos académicos y periodísticos, entre otros, el de Rafael Barajas, El Fisgón, La raíz nazi del PAN. En la siguiente liga puede usted ver una de las presentaciones del libro: https://www.youtube.com/watch?v=vt4ev4LTh18
En un acto de congruencia con su raíz, el PAN ha terminado por admitir su identificación ideológica con las fuerzas políticas más oscuras, represivas, conservadoras, racistas, antinmigrantes, misóginas e intolerantes que puede haber. Las evidencias son contundentes: la firma de la Carta de Madrid, signada por el ultraderechista partido español VOX y algunos senadores y militantes del PAN, es la expresión de que en muchos dirigentes e integrantes de base de Acción Nacional germina una semilla fascista de la que, inclusive, se sienten orgullosos. De otra forma no se explica la invitación al presidente de VOX, Santiago Abascal, por parte de Acción Nacional a sus oficinas en el Senado de la República. Los deslindes posteriores de algunos panistas fueron la respuesta a las fuertes y muchas críticas suscitadas por la firma de la Carta de Madrid, pero no se trata de demarcaciones ideológicas fundamentales: la estirpe nazi del PAN es su destino.
La tal Carta de Madrid es una increíble colección de lugares comunes del anticomunismo del siglo pasado, con tufo a lo peor de las dictaduras militares sudamericanas y al rancio macartismo de los años cincuenta. En la carta inclusive se adivinan las capuchas del Ku Kux Klán, los tatuajes de los skinheads, las hogueras de la inquisición. La referencia a la llamada “IBEROSFERA”, que vaya usted a saber qué es eso, “secuestrada” en parte por “regímenes totalitarios de inspiración comunista” es francamente absurda, ridícula, y sería hasta de risa, si no fuese una referencia que entraña serios peligros para nuestro país (y para otros, por supuesto). Que senadores del Partido Acción Nacional suscriban un documento con evidentes ecos golpistas no es un dato menor, por lo que además de reprobar su alianza con lo más oscuro de las fuerzas políticas radicales de la derecha internacional, es necesario estar muy al pendiente de que el estampado de su firma no trascienda más allá del ridículo del momento. La ultraderecha podrá carecer de ideas, proyecto y argumentos, pero no por ello es menos peligrosa puesto que tiene poder, ambición, organización (el Yunque, para no ir más lejos) y mucho dinero, sobre todo eso: muchos recursos.
La invitación al líder de VOX, Santiago Abascal, evidencia que la brújula política del PAN apunta hacia la búsqueda de sus raíces, a sus orígenes, a su linaje ultraderechista, mocho e intolerante; bien, allá ellos. Lo que no deja de sorprender es su falta de olfato y de oficio político para presumir ante el país sus miserias ideológicas, sobre todo cuando es muy claro que, en tanto oposición, no gozan de las simpatías del electorado nacional. Si el PAN estimó que aproximarse a VOX les daría mayor aceptación en la población mexicana, su apuesta ha sido excesivamente arriesgada y quizás, al menos por las reacciones en redes y medios, equivocada. Es difícil entender cómo y porqué la alianza con el falangista partido VOX va a despertar entusiasmo -y votos- en sectores mayoritarios de la población que han padecido durante muchos años las políticas represivas, autoritarias, conservadoras y excluyentes que nutren la ideología de la ultraderecha. Pero bueno, allá ellos y sus “estrategias” políticas.
Por otra parte, mientras en el PAN preparan capuchas y antorchas, en la administración federal de la 4t, pese a las declaraciones a favor del humanismo y en contra de la represión, la política migratoria y sus acciones concretas evocan los peores momentos de regímenes profundamente autoritarios. Si el PAN ratificó su estirpe fascista mediante la firma de la Carta de Madrid, el proyecto de la 4t flaco favor se hace al convertirse, en los hechos, en el muro de contención de migrantes que Trump diseñó, Biden ha fortalecido y Andrés Manuel López Obrador pone en acción. Lamentable el papel de nuestro país de ser el feroz guardián de la frontera estadounidense, a costa de la violación sistemática de los derechos humanos de miles de personas, el debilitamiento de la soberanía nacional, e inclusive, la erosión del proyecto de la 4t. La violencia de Estado en contra de la población migrante es uno de los saldos más vergonzosos de la Cuarta Transformación.
“¡Órale putos, ya valieron verga!” Es el grito de un agente del Instituto Nacional de Migración en el momento de cargar, junto con decenas de elementos de la Guardia Nacional, en contra de migrantes. El grito, la violencia, la saña, la cacería de personas, evocan a la perfección lo peor del fascismo y otros regímenes afines: franquismo, dictaduras militares, nazismo; de igual forma, el grito, la agresión, la persecución de niñas, niños, mujeres y hombres, recuerdan al Ku Kux Klan, a las purgas de Stalin, a los neoconfederados texanos o las campañas de “purificación de la población” de los Jemeres Rojos en Camboya. Curiosa convergencia de voces: al tiempo que el PAN sale del clóset y reivindica su raíz fascista, la 4t, declarada como respetuosa de los derechos humanos, ataca con ferocidad a miles de personas que lo único que buscan son mejores condiciones de vida. Migrantes que huyen de la violencia, la pobreza, las enfermedades y la falta de oportunidades en sus países y que al llegar a México son confinados durante meses en condiciones inhumanas en las Estaciones Migratorias; y si logran salir para emprender el largo viaje hacia la frontera norte, son brutalmente reprimidos por la Guardia Nacional y los agentes del Instituto Nacional de Migración.
No hay forma de justificar la cacería de migrantes haitianos, hondureños, salvadoreños, venezolanos... todos ellos -y ellas- seres humanos en busca de mejores condiciones de vida para sus familias. No hay forma de justificar las golpizas, las amenazas, las patadas, la violencia verbal, las agresiones, la cacería humana. No hay forma, y quien lo intente, que pase de inmediato por su carnet de afiliación a VOX, al PAN, al Yunque o a cualquiera de las organizaciones que hacen de la diferencia, el disenso y la diversidad, sus enemigos velados o declarados.
La suspensión de dos agentes del Instituto Nacional de Migración por su “actuación indebida en el operativo” es lo menos que se esperaba de la dependencia de la Segob, pero no es suficiente. No se trata de un problema de un par de elementos cuyas acciones fueron en contra de los protocolos institucionales, sino de la política migratoria de México, en particular, hacia personas del Caribe y Centroamérica. Es la política de contención de migrantes la que explica la indebida actuación de los agentes, no al revés. Además, la violación de los derechos humanos en contra de las personas migrantes es sistemática y ocurre tanto en las golpizas durante su cacería, en las deportaciones forzadas hacia la frontera sur, en las mismas Estaciones Migratorias en las que las condiciones de vida son deplorables o en las calles de ciudades como Tapachula, en las que se ven obligadas a vivir familias enteras. Hasta el momento, el gobierno de la 4t ha sido totalmente incapaz de diseñar, operar y evaluar una política en materia de migración acorde con el humanismo, la democracia y el respeto a los derechos humanos que pregona en sus postulados.
Curiosa convergencia: el PAN pone la ideología de la intolerancia, la xenofobia y la exclusión, al tiempo que la 4t pone la represión en contra de la población migrante.
