4T: desarrollismo, militarismo, neoliberalismo y esquirolaje

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Estoy cierto que las compañeras y los compañeros que, por militancia, convicción, ingenuidad, oportunismo o coacción (los hay) se identifican con la 4T se me pueden lanzar a la yugular por las líneas siguientes. Está bien, así es el ejercicio de la crítica y asumo las consecuencias, tan solo pido (iluso de mí) que puedan leer este texto con generosidad y quizás, incluso, con ánimo constructivo. Doy por descontado que en la administración pública hay que ser pragmáticos, en aras de dar los resultados que el pueblo demanda; en esta perspectiva, los proyectos, los principios y los valores se pueden torcer, poquito, aunque por ello haya que pagar un precio. Por lo tanto, aceptando la necesidad del pragmatismo en la política y en la administración pública, el precio a pagar es, cuando menos, el escrutinio y la crítica de quienes nos identificamos, al menos en cierta medida, con lo que la 4T propuso como plataforma de gobierno. Mi derecho a la crítica es irrenunciable y si no agrada es precisamente por eso: porque no apunta a la aquiescencia, al coro que aclama, al aplauso fácil, a la matraca rápida.

A cuatro años de iniciada, la 4T es lo que usted quiera, pero difícilmente se puede concebir como un proyecto democrático de gobierno de izquierda. Hay al menos cuatro rasgos de la 4T que permiten poner en duda su perspectiva de izquierda: es desarrollista, militarista, neoliberal y rompehuelgas. No son los únicos rasgos, desde luego, pero sí son de los más visibles y preocupantes. En las siguientes líneas los bosquejo.

  1. Hay varios proyectos que pretenden, a través de inversiones (públicas o privadas) impulsar la economía de ciertas regiones bajo parámetros estimados exclusivamente en términos del empleo, el consumo y el acceso a mínimos de bienestar de la población “beneficiada”. El proyecto más emblemático del desarrollismo de la 4T es el llamado Tren Maya. Poco importa que se haya documentado que las consultas populares fueron una simulación, que las Manifestaciones de Impacto Ambiental no existan o que se hayan presentado a destiempo, que el costo ambiental es inmenso y definitivo, que el principal beneficiado es el capital trasnacional y que los habitantes de la península serán -lo son ya- objeto de explotación turística. No hay duda de que el Tren Maya llevará salarios a donde no los hay ahora, y, en ese sentido, seguramente es un proyecto de “beneficio” para la población de la península. Pero no es un proyecto que apunta a fortalecer las autonomías de las comunidades, ni sustentable ni mucho menos democrático. Aún más, es violatorio de la ley al seguir la construcción del tramo 5, pese a que hay una orden judicial de suspender las actividades. Exactamente con los mismos argumentos el gran capital ha explotado y depredado a comunidades y pueblos originarios de todo el mundo, ¿por qué en México, y en particular en el caso del Tren Maya, tendría que ser diferente?
  2. La 4T es militarista. No solamente por la transferencia de responsabilidades hacia las fuerzas armadas, que van desde construir sucursales de banco, distribuir medicinas, “perseguir” narcos o administrar puertos y aduanas, sino sobre todo por la opacidad en la que operan Ejército y Marina. Resulta inadmisible que baste la confianza del presidente en el Ejército y la Marina para que toda la 4T se pliegue y acepte, sin reticencia alguna, la cada vez mayor participación de las FFAA en la vida pública, sin que se hayan construido los mecanismos y la normatividad para someter al escrutinio civil, a los militares. Por más que se argumente que el Ejército es “pueblo armado”, en los hechos y de acuerdo con la evidencia acumulada durante decenios, pesa más el uniforme, los intereses, el miedo y la jerarquía que el origen de la tropa y sus mandos. Será “pueblo armado”, pero obedeciendo órdenes o por iniciativa propia, han torturado, matado y desaparecido a miles de personas. Eso no se perdona, no se debe perdonar así nada más, no puede haber vuelta a la página sin juicio y sin castigo. ¡Ni perdón, ni olvido! Sin un proceso de justicia transicional es totalmente inadmisible la injerencia de las fuerzas armadas en la vida del país. Sorprende que haya camaradas que justifiquen, evocando batallas ajenas y perdidas, la lamentable militarización del país.
  3. La 4T es neoliberal. Afirmo esto porque ha dado manga ancha para que las trasnacionales más explotadoras, depredadoras y abusivas del sistema capitalista mundial inviertan y expolien al país. Además, lo celebra y lo presume. El caso más reciente, que no el único, es la inauguración de la planta de Nestlé en Veracruz. Con el manido argumento de la derecha, enarbolado por la “izquierda”, de crear fuentes de empleo, la 4T ha colocado en una situación de enorme riesgo a miles de pequeños productores de café de altura que, presionados por la trasnacional y su agresiva política de precios, control de semillas e insumos, se verán obligados a sembrar café de la variedad robusta para venderlo a la trasnacional, por supuesto, a un precio ridículamente bajo. Los productores de café son muy claros: “Alguien debe decirle al presidente que es inadecuado lo que está haciendo al favorecer a las trasnacionales, no hay interlocución con las organizaciones, está haciendo mal las cosas”, comentó Cirio Ruiz González, presidente del Consejo Regional del Café de Coatepec A.C.

Es evidente que la 4T carece de memoria y de escrúpulos, por lo que no tiene ninguna importancia la trayectoria histórica de la firma Suiza en la que se registra desde la utilización de transgénicos, la explotación de trabajo infantil,  hasta el apoyo de Nestlé a los nazis y el acaparamiento del agua en México y el mundo, por mencionar solo algunos de sus antecedentes más negativos. Para la 4T nada de esto importa y con el argumento de la creación de empleos ha favorecido a la trasnacional con políticas que perfectamente pueden firmar las fuerzas más reaccionarias y de derecha del país. El pragmatismo cuatroteísta es desconcertante, reprobable y muy peligroso.

  1. La 4T es rompehuelgas. La huelga del Sindicato Único de Trabajadores de Notimex pronto cumplirá mil días, sin que haya el menor indicio de que el gobierno federal tenga la intención de solucionar el conflicto que la originó. A pesar de la huelga, los gastos de la agencia no han menguado y se estima que entre 2020 y 2021 alrededor de 300 millones de pesos del presupuesto público fueron destinados a su operación, a pesar de estar en huelga. Son ya más de dos años en huelga en los que trabajadoras y trabajadores de la agencia de noticias han debido sortear muy difíciles obstáculos, como la falta de ingresos, la pandemia, la desidia gubernamental y ahora, la contratación de empleados por parte de la agencia dirigida por Sanjuana Martínez, violentando de esa manera el derecho a la huelga.

A las personas contratadas durante una huelga, desde hace mucho tiempo, se les llama esquiroles. Es una práctica común de los empresarios más recalcitrantes en materia de violación de los derechos laborales, lo que sorprende, para mal, es que en el caso del SUTNOTIMEX ha sido la propia 4T, a través de la directora de Notimex, la que ha contratado a 119 esquiroles. Bajo ningún argumento, ninguno, puede justificarse esa agresión a las y los trabajadores en lucha por sus derechos.

Los proyectos desarrollistas, la militarización del país, el fomento a las trasnacionales y la violencia en contra de un sindicato son acciones que, si llevaran la firma de un gobierno de derecha, no sorprenderían en lo absoluto. El problema es que han sido iniciativas de la llamada 4T, un proyecto político que, a la luz de las evidencias, difícilmente podemos caracterizar como de izquierda.

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