Un siglo de las Normales Rurales en México

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“La emergencia del normalismo rural hizo posible el derecho y acceso a la educación para los más pobres: jóvenes de comunidades indígenas y campesinas”.

César Navarro Gallegos.

“César Navarro fue un gran conversador. Su memoria era un enorme baúl lleno de anécdotas, que resumían episodios apasionantes de la historia invisible de la lucha de los de abajo”.

Luis Hernández Navarro.

 

La primera vez que vi al profesor fue en  Ciudad Universitaria, llegando por uno de los pasillos de la planta baja de la Facultad de Filosofía y Letras; iba deprisa con el asa del portafolio al hombro y una de las mangas de su chamarra, colgada al brazo, casi tocaba el suelo. Yo estaba afuera de su salón esperándolo, no tenía ninguna referencia de su fisonomía, le pregunté a uno de sus alumnos si aquél  que venía casi corriendo era el profesor, me respondió afirmativamente. Lo intercepté en la entrada y lo más rápido que pude le pedí hablar con él, me contestó apresurado que lo esperara hasta terminar su clase pues ya era tarde para empezarla.

Caía un aguacero esa noche, la lluvia no cesaba ni el maestro concluía su sesión –que debió haber terminado a las 8 pm–  yo quería irme a mi casa pues el recorrido era de por lo menos dos horas de CU hasta Tultitlán. ¡Por fin el profesor me atendió! Le expliqué que una compañera me dijo que probablemente él se interesaría en el tema de investigación que estaba trabajando para mi tesis de licenciatura: la guerrilla encabezada por Lucio Cabañas Barrientos, y para lo cual, no encontraba a alguien que quisiera asesorarme. Su primera pregunta fue: “¿Por qué quiere hacer ese tema?”, le respondí sin ambages la participación de mi madre y mi padre en la guerrilla. Sólo a personas muy cercanas les había externado, en la facultad, que mis padres eran exguerrilleros. Desde ese momento inició una relación académica y de amistad con el profesor César Navarro Gallegos.

El profe era de Tuitán, Durango; se sentía orgulloso de haber sido de un poblado al que habían llegado Lucio Cabañas y Serafín Núñez (en 1965), después de su remoción de la escuela Modesto Alarcón en Atoyac, Guerrero.  Nunca lo conoció en persona, pero saber que Lucio había vivido en la Casa del Maestro –la estancia que albergaba a los profesores y profesoras provenientes, generalmente, de otros estados– en Tuitán lo enorgullecía. Por otro lado, el profe César también se vanagloriaba de haber egresado de la Normal Rural General Matías Ramos Santos en San Marcos Zacatecas. De allí su doble admiración hacia Lucio (la de haber sido guerrillero y egresado de la normal de Ayotzinapa) y a otros tantos profesores normalistas.

El pasado 31 de octubre de 2022 César Navarro habría cumplido 72 años de edad, lamentablemente murió empezando el año, el 30 de enero. La fecha de su natalicio sirvió para recordarlo y presentar el libro Centenario de las Normales Rurales. Procesos, miradas y latitudes (1922-2022) coordinado por Hallier Arnulfo Morales Dueñas y Sergio Ortiz Briano, y donde está incluido –entre varios artículos– un texto de César Navarro Gallegos y Lidia Dueñas Orozco titulado “Miradas de la Revolución Rusa desde la Revolución Mexicana”. La presentación se llevó a cabo en el Instituto Mora con la participación de Luis Hernández Navarro, coordinador de opinión del periódico La Jornada, Arnulfo Morales Dueñas Hallier, doctor en Historia por la Universidad Autónoma de Zacatecas y el investigador Jorge Castañeda Zavala, del Instituto Mora, quien fungió como moderador. Asimismo, el evento concluyó con la intervención de Bernabé Abraján Gaspar –padre de Adán Abraján de la Cruz– uno de los 43 normalistas desaparecidos de Ayotzinapa.

A continuación, una reseña sucinta de las participaciones de los panelistas presentes:

Jorge Castañeda: en su primera intervención, nos volvió a recordar la denuncia que ya había hecho tiempo atrás, con respecto al cambio de nombre de la calle José Santos Valdés, por el del actual gobernador de Durango, José Rosas Aispuro Torres esto en ciudad de Lerdo Durango, perteneciente a este norteño estado. César Navarro definió a Santos Valdés como “un gran pedagogo, escritor y luchador social. Representa la guía de los normalistas del país. Es el padre del normalismo mexicano, así como el maestro Rafael Ramírez lo fue para las escuelas normales. Es sin duda el referente formativo de decenas de miles de maestros”. Asimismo, Castañeda, denunció el asesinato de Beatriz Rojas, normalista rural de Panopla Tlaxcala; acontecido el 20 de octubre de este año.

Luis Hernández Navarro: reflexionó respecto a los 100 años que se cumplen del normalismo rural en México, reconoció que no ha habido festejos, ni conmemoraciones, tampoco se ha organizado un gran debate nacional que hiciera un balance de la importancia de estas escuelas rurales.  Asimismo, nos recordó, que Tiripetío es la cuna del normalismo rural y que en la ciudad de Tacámbaro –en mayo de 1922– se fundó la primera escuela normal rural en México,  a partir de ese momento se irán expandiendo a otros sitios del país.

Enumeró algunos casos con respecto a la violencia que han sufrido normales y normalistas, en este gobierno de la 4T: “al terrible asesinato de Beatriz Rojas, normalista rural de Panopla, presumiblemente a manos de la policía del estado de Tlaxcala, pero también la lucha de las compañeras de Teteles  en Puebla, que lleva meses sin resolver. Los 20 días de lucha de los compañeros y compañeras, en la normal mixta de Atequiza Jalisco y apenas hace uno o dos años la terrible represión que sufrieron los compañeros de la normal de Mactumactzá (…)” Asimismo, Luis Hernández reconoce el arduo trabajo previo que tuvieron que realizar los profesores Hallier Morales Dueñas y Sergio Ortiz Briano, para reunir diferentes voces en torno a la reflexión de las normales rurales. Y concluyó con una invitación para adentrarnos a la lectura de esta obra: “este libro es ese homenaje tan necesario en estos 100 años y es esta invitación para asomarnos a un mundo que ha sido contado de manera muy superficial, pero en donde aquí hay aproximaciones y conclusiones que son muy relevantes”.

Hallier Morales Dueñas: nos explicó la génesis y el desarrollo del libro Centenario de las Normales Rurales. Desde 2019-2020 vislumbraron –un grupo de investigadores y estudiosos– la necesidad de abrir espacios de reflexión y de diálogo con respecto a lo que está sucediendo con las normales rurales del país. “Buscamos que el espacio de reflexión se diera desde la investigación histórica, así es como logramos armar un equipo de 17 compañeras y compañeros que le han dedicado tiempo y esfuerzo a investigar la historia de estas escuelas desde distintos momentos, desde distintas regiones, desde distintas parcelas de la investigación para tener una respuesta a esa pregunta aparentemente tan simple y a la vez tan compleja: ¿Qué es una normal rural?”. Este seminario se realizó del 16 al 18 de mayo de 2021 y lo nombraron Seminario de Investigación Histórica “Centenario de las Normales Rurales. Procesos, miradas y latitudes (1922-2022)”, el cual se convertiría en el título del libro.

Asimismo, Hallier hizo un balance de lo que se ha escrito, desde las posiciones denostadoras, que critican la existencia de dichas escuelas. Se les ha construido una leyenda negra desde tiempo atrás para justificar su desaparición, “lo que se lee sobre normales rurales es escrito por personas que están ajenas a estas comunidades, por lo regular es muy nocivo, es una narrativa bastante agresiva, una narrativa que de pronto justifica el trato que violenta a estudiantes de estas escuelas”.

Finalmente nos hace una invitación a leer el texto –coordinado por él y Sergio Ortiz– con esta reflexión: “Esta obra contiene una novedosa narrativa de la historia de las normales rurales, del proyecto de justicia social que ha representado la historia a contrapelo, en estas páginas encontrarán un saber histórico resultado de la investigación que impulsa la compresión por encima del juicio (…)”.

Cerró esta conferencia Bernabé Abraján Gaspar, aquí algunas de sus palabras; por momentos se le quebró la voz sobre todo cuando mencionó a su hijo Adán Abraján de la Cruz:

“Desgraciadamente el gobierno, en estos años que he estado de lucha, exigiendo la presentación con vida de uno de mis hijos y de 42 compañeros, el año de 2014 donde fue mi hijo a prepararse para ser maestro normalista desgraciadamente tuvo que conocer lo que ya todos sabemos (…) hemos visto cómo ha habido represión a estas normales y nosotros como padres también tuvimos represión en un inicio [con Peña Nieto] (…) y nosotros hasta la fecha seguimos luchando, por medio de este gobierno hay posibilidad pero no vemos tantos avances, donde en un inicio se le viene diciendo que investigue al ejército quienes sabemos que participaron (…) vamos a esperar a este gobierno porque tuvimos una reunión con el presidente [López Obrador] y él dijo que se comprometía otra vez a que se hicieran esas detenciones del ejército y, posteriormente, vamos a ver a través de este fiscal a ver si realmente cumple, porque realmente este presidente se comprometió con los padres de familia que iba a llegar tope hasta donde tope y esperemos antes de que se termine su mandato se cumpla y aparezcan los 43 estudiantes normalistas, que pues ya deberían de ser maestros, dar clases con los alumnos pero desgraciadamente no fue posible”.

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Los cumpleaños, casi siempre, son motivo de celebración. Por eso celebro los 100 años de las Normales Rurales, felicito a los coordinadores y articulistas por la publicación de la obra Centenario de las Normales Rurales. Procesos, miradas y latitudes (1922-2022); así como a los organizadores y panelistas de la presentación en el Instituto Mora; pero, sobre todo, festejo la vida del profe César Navarro Gallegos, acérrimo defensor de las Normales Rurales; quien  fuera galardonado en la sesión solemne por el 85 aniversario de la Normal Rural Matías Ramos Santos de San Marcos, Zacatecas, con la Presea al Mérito Espíritu de San Marcos, José Santos Valdés, el 3 de septiembre de 2018.

Por otro lado, a este sexenio le queda muy poco para resolver uno de los grandes problemas nacionales: el tema de la educación; sin embargo, las inercias –venidas desde tiempos de la implementación del neoliberalismo en el país– no se han detenido y siguen su ruta poniendo en peligro a las normales rurales. El presupuesto destinado se ha reducido, las agresiones, denostaciones y hasta espionaje contra los y las normalistas continúan –y como dijera Luis Hernández Navarro– “todo en este gobierno, estamos hablando de la Cuarta transformación, no estamos hablando del PRI, no estamos hablando del PAN, donde les hicieron exactamente lo mismo, también hay una continuidad básica al trato en las normales rurales, tanto así que el encargado de las normales rurales es el mismo que estaba a cargo de las normales con Aurelio Nuño”. Por otra parte –como nos lo recordó Hallier– las normales rurales apenas suman 16 en todo el país y siguen atendiendo y cubriendo “un vacío que el Estado muchas veces no ha logrado atender en esa geografía nacional (…) estas escuelas desde su nacimiento complementaron el vacío de escuelas de diferentes tipos y niveles que no tuvo el medio rural”.

Los agravios cometidos a las normales rurales y a las y los normalistas no han sido castigados por la justicia; ¿quién no conoce el caso emblemático de los 43 normalistas de Ayotzinapa que aún no ha sido resuelto?; cabe anotar que cada uno de los panelistas mencionó dicha ignominia, sin dejar de lado los casos de brutalidad que se han cometido después del 26 de septiembre de 2014.

La publicación de esta obra no debe pasar desapercibida, no sólo por aquellos estudiosos y estudiosas sobre dicho tema, sino para la mayoría de la sociedad mexicana pues, es ésta la que se verá afectada si las normales rurales llegaran a desaparecer. Generaciones de niñas y niños ya están siendo educados por profesionistas que no tienen ninguna preparación pedagógica para estar frente a grupo; en el mejor de los casos, algunos de éstos se preocuparán e intentarán subsanar sus deficiencias haciéndose de herramientas para sacar avante a las niñas y niños que tienen a su cargo; el peor escenario es que viertan toda su frustración sobre los párvulos, por no desempeñar sus aptitudes en otros escenarios labores que no sea una aula de clases. Considero que los y las profesoras que desempeñamos nuestra labor en las aulas, debemos involucrar a los estudiantes a construir un conocimiento encaminado a minar el discurso que intenta invisibilizar a los luchadores y luchas sociales.

Agradezco a Pavel Navarro, quien me compartió el link del libro Centenario de las Normales Rurales. Procesos, miradas y latitudes (1922-2022), el cual puede ser descargado y leído en: https://docdro.id/n2Kjj1U y el QR.

 

 

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