Tras una semana intensa de protestas, ayer Santiago de Chile vivió una ola de violencia que terminó con incendios, saqueos y represión, así como la declaración de estado de emergencia por el presidente de Chile, Sebastián Piñera.
La causa de las manifestaciones fue el aumento en el precio del Metro que subió de 800 a 830 pesos chilenos, anunciado hace dos semanas por el gobierno en uno de los países más desiguales de Latinoamérica.
El lunes 14 de octubre iniciaron las protestas de estudiantes, quienes realizaron concentraciones repentinas, saltaron torniquetes y derribaron barreras para no pagar el boleto del medio de transporte colectivo. Sin embargo, poco a poco se unieron otros sectores populares a la exigencia de los jóvenes y se viralizó la consigna #EvasiónMasiva.
El precio de los boletos del metro subió de manera sostenida desde el año 2007, cuando costaba 420 pesos. Apenas en enero de este año aumentó de un solo golpe 20 pesos hasta llegar a los 830 pesos actuales.
El Metro de Santiago es uno una de las redes más modernas de América Latina, con 140 kilómetros de extensión y 136 estaciones y transporta cada día a cerca de tres millones de pasajeros, pues de muchos es el único medio que tienen para transportarse.
Luego de una semana de manifestaciones, el pasado viernes la protesta llegó a su punto más violento hasta ahora. Durante la medianoche del sábado 19 de octubre, el presidente Sebastián Piñera declaró estado de emergencia en el Gran Santiago, dejando a cargo de la seguridad al General Javier Iturriaga del Campo, quien controlará a las Fuerzas Armadas, además de restringir la libertad de reunión en la capital chilena.
Como respuesta, la mañana del sábado se presentaron cacerolazos en distintos puntos de la ciudad y otras regiones como Valparaíso, Viña del Mar y Concepción.
