¿Quién enfrentará a Trump en las elecciones presidenciales de Estados Unidos?

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Los resultados de las votaciones primarias de este supermartes han cambiado radicalmente el panorama político en Estados Unidos, y parecen consolidar a Joe Biden como el líder en la carrera por la candidatura demócrata. Esto a pesar de que hace apenas unas semanas su campaña parecía estar derrotada tras los terribles resultados de las elecciones primarias tempranas de Iowa y New Hampshire, en donde quedó en cuarto y quinto lugar, respectivamente.

En cambio, Bernie Sanders, quien parecía gozar de un tremendo impulso luego de conseguir muy favorables resultados en las elecciones primarias tempranas, no tuvo los resultados que su campaña esperaba para este martes. Con ello, Sanders ha pasado de ser el claro favorito en la carrera demócrata apenas hace una semana, luego de su aplastante victoria en el estado de Nevada, a ubicarse en un apretado segundo lugar debajo de Biden, lo que le complica gravemente sus posibilidades de quedarse con la candidatura demócrata rumbo a las elecciones presidenciales de noviembre, aunque aún falta que se reporten algunos resultados.

De los catorce estados que celebraron sus elecciones primarias este martes 3 de marzo, Joe Biden obtuvo la victoria en diez: Virginia, Carolina del Norte, Tennessee, Alabama, Arkansas, Massachusetts, Minnesota, Maine, Oklahoma y Texas, con lo que acumula hasta ahora el respaldo de 529 delegados. Por su parte, Bernie Sanders ganó en sólo cuatro estados: Vermont, Colorado, Utah y California, y acumula el respaldo de 455 delegados. El resto de los aspirantes a la candidatura se coloca muy por debajo: tanto Elizabeth Warren como Michael Bloomberg alcanzan el respaldo de apenas 47 delegados, pero Bloomberg ya anunció oficialmente que suspende su campaña; por último, la senadora de Hawaii Tulsi Gabbard sólo ha ganado el respaldo de un delegado. Pero los resultados definitivos tardarán algunos días, así que todavía no han sido asignados todos los delegados que estaban en disputa.

Entre los estados que participaron en esta jornada electoral, los más significativos son California, con 415 delegados en disputa, y Texas, con 228 delegados. A pesar de ganar en sólo cuatro de los catorce estados que celebraron elecciones este supermartes, Sanders tiene una cómoda ventaja en California, casi diez puntos por arriba de Biden, con lo que consigue asegurar un buen número de delegados. En Texas, Biden superó a Sanders por un margen de 4 puntos, una victoria algo sorpresiva que le da una ventaja ligera pero fundamental al candidato moderado.

 

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Apenas unos días antes de las elecciones de este supermartes, y ante la consistente popularidad de Bernie Sanders, el establishment demócrata se alineó diligentemente detrás de Joe Biden. Tres aspirantes a la candidatura presidencial demócrata pusieron fin a sus campañas, y dos de ellos manifestaron inmediatamente su apoyo a la candidatura de Biden: el alcalde Pete Buttigieg y la senadora Amy Klobuchar. Fue sobre estos múltiples patrocinios políticos que se sostuvo la tambaleante campaña de Joe Biden, y fue realmente eso lo que impulsó los resultados sorpresivamente positivos que obtuvo este supermartes.

Por un lado, el apoyo de Amy Klobuchar, senadora de Minnesota, claramente impulsó a Biden a conseguir la victoria en ese estado, a pesar de que todas las encuestas previas apuntaban a que Sanders sería el ganador. Por otro lado, el alcalde Pete Buttigieg parece haber aportado a la campaña de Biden todo el considerable apoyo y popularidad que obtuvo a lo largo de su sorpresivamente prolífica campaña, en la que incluso consiguió resultados considerablemente mejores que los de Biden en tres de las elecciones primarias tempranas.

Pero por si esto fuera poco, Biden recibió también el patrocinio político de Beto O’Rourke, un excongresista por el estado de Texas que logró una importante popularidad en su campaña senatorial de 2017, en particular entre la población latina, aunque al final resultó derrotado por un estrecho margen por el candidato republicano. No es casualidad que otra de las importantes victorias de Biden en este supermartes fuera precisamente en el estado de Texas, a pesar de que Sanders parecía ganar en los primeros reportes de resultados.

Con esto, el ala “moderada” del partido demócrata se ha agrupado obedientemente bajo la figura de Biden, y tras los resultados del supermartes se sumó a la lista de padrinos otro aspirante que abandonó la carrera por la candidatura demócrata: el multimillonario Michael Bloomberg, quien seguramente inyectará grotescas cantidades de dinero a la campaña de Biden, como lo hizo con su propia campaña. Con este enroque político, el establishment demócrata se consolida con un objetivo claro, detener a Bernie Sanders y la “amenaza” que este representa para un partido que parece no querer que cambien mucho las cosas y que tiene miedo de perder sus arcaicos privilegios políticos.

Sea como sea, la carrera por la candidatura demócrata se ha reducido notablemente con las elecciones primarias que hasta ahora se han celebrado. De un total de 29 aspirantes que lanzaron su campaña en 2019, sólo cuatro se mantienen en la contienda, y de ellos, solamente dos parecen tener una verdadera posibilidad de conseguir la nominación: el moderado Joe Biden y el progresista Bernie Sanders, ambos hombres blancos mayores de 70 años. Así que cabe ahora analizar su popularidad, su personalidad, y sus posibilidades de quedarse con la candidatura presidencial demócrata, y en un eventual enfrentamiento con Donald Trump en las elecciones generales.

 

Joe Biden

Joe Biden tuvo el cargo de vicepresidente durante los dos periodos presidenciales de Barack Obama (2009-2017), y antes de ello fue senador por cerca de cuatro décadas representando al estado de Delaware. A sus 77 años, ésta es ya la tercera ocasión en que busca la candidatura presidencial del Partido Demócrata.

Este año, la campaña de Biden se sustenta sobre todo en su supuesta “electibilidad”. El establishment demócrata considera a Biden como un candidato “seguro”, en tanto que parece conectar considerablemente bien con varios sectores demográficos de votantes importantes para la elección, como es el caso de los afroamericanos. Además, parece asumirse que su cercanía política con la figura de Barack Obama le transferirá una considerable proporción del apoyo popular del que goza este expresidente.

Pero Biden también tiene sus debilidades como candidato, pues no ha podido conquistar a los sectores demográficos jóvenes, los cuales apoyan visiblemente a Sanders; ni tampoco se desempeña demasiado bien entre votantes latinos, un sector que también prefiere a Sanders.

Por otro lado, en un posible enfrentamiento con Trump, los escándalos del pasado, por más absurdos o insignificantes que parezcan, tendrán seguramente un papel importante en la disputa por la opinión pública, como sucedió en la elección de 2016 con el asunto de los correos electrónicos de Hillary Clinton, el cual fue explotado mediáticamente por Trump, y significó, sin duda, un factor importante en la derrota de la candidata demócrata.

Es precisamente en este campo donde Biden parece ser más vulnerable, y la campaña de Trump trabaja desde hace tiempo en buscarle sus trapos sucios; tanto así que ese fue precisamente el meollo del impeachment o juicio político a Trump, una llamada telefónica con el presidente de Ucrania en la que el actual presidente de Estados Unidos parecía condicionar cierto apoyo internacional a cambio de que se investigara maliciosamente a Joe Biden en relación con cierta actividad empresarial de su hijo Hunter Biden en aquel país europeo. No es coincidencia que los republicanos hayan hecho resurgir este tema en días recientes ante el ascenso en la popularidad de Biden. Quienes apoyan su candidatura deberían repensar seriamente su supuesta “electibilidad” a la luz de estas debilidades.

 

Bernie Sanders

Bernie Sanders lleva más de una década como senador por el estado de Vermont; antes de ello fue congresista en la Cámara de Representantes y se desempeñó también por varios años como alcalde de la ciudad de Burlington, Vermont. A sus 78 años de edad, esta es la segunda ocasión en que busca la candidatura presidencial del Partido Demócrata, aunque en la mayoría de sus campañas para los cargos políticos que ha ocupado ha participado como candidato independiente.

El movimiento político que Sanders representa se funda en un ímpetu radicalmente progresista que ha marcado consistentemente toda su carrera política. Sanders se autoproclama un “socialista democrático” y uno de los temas centrales de su discurso ha sido el de la injusticia económica y la desigualdad social, por lo que su campaña se ha negado a recibir contribuciones de los millonarios y, en cambio, ha sumado el mayor número de contribuciones individuales, lo que deja ver el amplio apoyo popular que lo respalda.

Además, desde 2016 su movimiento político ha acaparado el entusiasmo de la población joven de Estados Unidos y ha logrado movilizar políticamente a esas generaciones como ningún otro candidato. Quienes apoyan a Sanders no sólo lo hacen por sus buenas posibilidades de derrotar a Trump, sino por lo que Sanders representa en sí mismo: un proyecto político radicalmente renovador en un momento en que la gente está cansada de la misma política de siempre. Joe Biden difícilmente podrá motivar un entusiasmo similar, menos aun entre la población joven; su postura moderada se parece mucho a la misma política de siempre.

Está claro que la candidatura de Sanders tiene también sus debilidades, quizá la más visible es la del estigma histórico que carga en Estados Unidos la etiqueta de “socialista”, un tema que ha tenido una exagerada cobertura mediática y que los republicanos seguramente usarán incansablemente para perjudicar su imagen pública. Pero Sanders ha sabido recibir y superar acusaciones de este tipo, y a lo largo de la campaña demócrata y en los múltiples debates hasta ahora celebrados se ha mostrado generalmente más competente que Biden ante esta clase de ataques, y en la elección general frente a Trump esa capacidad de respuesta ante el escándalo y las fake-news será de suma importancia.

Por otro lado, Sanders también tiene algunos problemas para conectar con ciertos sectores de votantes, como con la población afroamericana y con los mayores de 50 años, sectores en los que Biden es más popular, pero eso podría resolverse en buena medida con el respaldo de algunas personalidades políticas clave, como el mencionado Barack Obama, y con un cuidadosa y bien calculada selección de su candidato o candidata a la vicepresidencia.

 

Todavía faltan varios meses y más de un veintena de elecciones primarias para que se defina formalmente al candidato presidencial demócrata. La convención nacional del partido en la que se toma finalmente esa decisión no se llevará a cabo sino hasta julio de este año, y tal como cambiaron las cosas con el supermartes, bien puede cambiar la situación de nuevo. Si algo hizo ver la victoria presidencial de Trump en 2016 es que, en estos tiempos turbulentos, lo inesperado es de esperarse, y más nos vale concebir lo inconcebible.

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