Prensa y anclaje social

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Federico Anaya Gallardo

 

Gracias a la hospitalidad de JulioAstillero glosé los comentarios de Ricardo Raphael de la Madrid acerca del Caso Cazones 2021. A Ricardo le leo seguido y cuando abordó ese asunto yo esperaba encontrar un análisis serio de los elementos de prueba del caso penal –como lo hizo en el Escándalo Wallace. Ricardo tiene la virtud de explicar bien y directo enredos complejos (véase Los Socios de Elba Esther, Planeta, 2007), pero no siempre lo hace. Y, a veces, Ricardo se suma a coros impresentables, como en la defensa que hizo el CIDE de los asesinos materiales de Acteal. (Ligas 1 y 2.) Hoy quisiera reflexionar acerca de esta notable falta de constancia.

 

Ricardo Sevilla, desde Regeneración, nos propone una explicación muy sencilla: Raphael es parte de una cábala exclusiva de intelectuales que prosperaron a la sombra de las Administraciones Fox y Calderón; quienes cultivan el “lucrativo mercado del arribismo”. (Ver el exposé “Mancera, Graue y Volpi, carne y arena de la corrupción” del 15 de Diciembre de 2021, Liga 3.) Sevilla entrevistó a empleados de la UNAM que conocen a esos intelectuales. Uno de ellos afirmó que “[Jorge] Volpi es viejo amigo del sobrino de Miguel de la Madrid: Ricardo Raphael. Se conocen desde los tiempos de Josefina Vázquez Mota en la SEP y de Sergio Vela en Conaculta, cuando todos eran felices empleados de Calderón”. Correcto, pero incompleto.

 

Los tres se conocían de mucho antes. Son egresados de la preparatoria marista de la Ciudad de México, el Centro Universitario México. De allí Volpi y Raphael pasaron a la Facultad de Derecho de la UNAM. A Vela y Volpi yo les conocí en aquél contexto de bachilleres en formación, ambos mostrando una complejidad intelectual extraña para el ambiente más bien mediocre de las escuelas religiosas. Si bien Raphael no destacó en el plano cultural preparatoriano, sí lo hizo en otra esfera: fue de los bachilleres maristas que colaboraron con la Misión de Guadalupe en Comitán, Chiapas. Igual que yo, a través de mis compañeros de generación del CUM (1980-1983) que siguieron ese camino, la experiencia pastoral en la diócesis de jTatik Samuel debe haber impactado a Ricardo –aunque fuera vicariamente. Tengo para mí que los elementos de denuncia social en su labor periodística e intelectual están conectados con aquélla experiencia.

 

Don Samuel insistía en que cada persona se compromete en la liberación de sus hermanas y hermanos a partir de su realidad personal y concreta. Por ello, dependiendo del lugar a donde empieza el “camino de conversión”, este implica más o menos trabajo (y está sembrado de contradicciones más o menos difíciles de resolver). Por eso es que el último obispo de Chiapas tenía mucha paciencia con quienes provenían de las élites, pues su proceso personal es más duro. ¡Qué dificultades no tendría el sobrino del primer presidente neoliberal! Lo único que sí exigía jTatik era seguir delante, con sinceridad, en el servicio del Pueblo pobre. Dicho lo anterior, recuerdo que una de las canciones más melancólicas de León Gieco es Sólo le pido a Dios. (La hizo famosa Mercedes Sosa.) Y los versos más amargos son los que rezan así: Sólo le pido a Dios / que el engaño no me sea indiferente. / Si un traidor puede más que unos cuantos / que esos cuantos no lo olviden fácilmente.

 

¿Cómo nos cuidamos de no traicionar la causa? Manteniendo firme nuestro anclaje social. Vivir demasiado en la metrópoli federal hace olvidar la vida de Estados y municipios. Trabajar demasiado en la burocracia hace olvidar las luchas de la sociedad civil. Compartir demasiado con las élites académicas hace olvidar la realidad.

 

Hace unos días, uno de esos compas míos preparatorianos que fue maestro misionero entre los Tojolabales me recordaba la importancia de las amistades que hemos hecho en el camino. Pensando en ello caí en cuenta que ése amigo ha seguido acompañando procesos populares desde 1983 en que salió de Comitán rumbo al oriente y hasta 2021, en que acompaña organizaciones de migrantes en Houston, Texas. Su anclaje social se ha mantenido. Y cada vez que tengo dudas, puedo confiar en su palabra. Tristemente, no es el caso de Ricardo Raphael. Su anclaje ha variado de los días de la Misión de Guadalupe al presente. El retrato de Sevilla para Regeneración, pese a lo simplificado y duro, atina.

 

Veamos en cambio el caso de Ernesto Ledesma Arronte. Tiene en común con Raphael la conexión chiapaneca –aunque Ernesto llegó allá una década más tarde; y no se relacionó con los espacios diocesanos, sino que era parte de la red de organizaciones solidarias con el EZLN. Yo le conocí en Ciudad Las Casas cuando él trabajaba para Global Exchange allá por 1996. Lo ví organizando brigadas, coordinando investigaciones, armando espacios de reflexión y de información. Luego fundó el Centro de Análisis Político e Investigaciones Sociales y Económicas, AC (CAPISE) que hizo –ente otras grandes cosas– un reporte exhaustivo del despliegue del Ejército Mexicano en Chiapas. En eso andaba Ledesma cuando se dio la oportunidad de abrir el restorán y centro cultural Tierra Adentro en la calle Real de Guadalupe de la vieja capital coleta. Y, una década y media más tarde, de Tierra Adentro nació el proyecto de RompevientoTV.

 

Habrás notado, lectora, que hay veces que Ernesto me regaña en la mesa de abogados porque mi opinión se nota terriblemente alejada de la experiencia de las comunidades ó del dolor concreto de las víctimas. Ernesto suele tener razón porque el modo de trabajo periodístico de RompevientoTV privilegia el acompañamiento in situ, in loco. Por ello es que con el pasar de los años el anclaje social de Ledesma no ha cambiado –como sí se ha transformado el de Raphael.

 

 

Los artículos que más he disfrutado de Raphael son aquéllos en que abraza una causa concreta y nos relata las tropelías del poder. En esto es muy similar a lo que hace Ledesma. Pero una de las diferencias entrambos es que Ledesma tiende a enfatizar las dimensiones comunitarias de lo que reporta, mientras una de las características de Raphael es su enfoque en lo individual: allí, sus exposés de las perversiones de Wallace ó Elba Esther. Pero en este punto, lectora, nota que Ledesma también tiene sus bêtes-noires: Claudio X. González Jr.

 

Un último pensamiento acerca de esto. Los estadounidenses tienen una expresión extraña, bleeding-heart (“corazón sangrante”). Se usa para mostrar desaprobación por quien simpatiza demasiado con los dolientes u oprimidos. Se presume que una persona bleeding-heart exagera y tiende a la histeria respecto de las causas que defiende. Puedes imaginarte al Scrooge original de Dickens regañando a los demás por ser bleeding-hearts.

 

¿Es Ledesma un bleeding-heart? Sin duda. ¡¿Cómo podría no serlo?! Acompañar a las comunidades para documentar los horrores que viven hace sangrar al corazón más duro. Por eso es que Ernesto está “enojado” (recuerda la crítica que le hizo @Alejandro_Dorad). Por eso es que no ceja en sus preguntas incómodas en Las Mañaneras. Por eso (probablemente) es que el presidente López Obrador lo “dosifica” aunque le escuche atento. Por eso es que Ledesma ayuda efectivamente las causas que reporta. (Lo mismo con nuestro otro “enojado”, JulioAstillero: ¡vean el Caso Sierra de San Miguelito!)

 

Nota, lectora, que el modo de opinar ó entrevistar de Raphael tiene también algo del escándalo de un bleeding-heart. Me parece que es la última señal de aquél viejo anclaje social chiapaneco que hoy te cuento. Lo grave es que una cosa es tener el modo y una muy distinta es ser un verdadero bleeding-heart. Peor: “el modo bleeding-heart” es atractivo mediáticamente. Si en lugar de un entrevistador frío-neutral mi programa de análisis de la tele tiene uno empático-entusiasta, es más probable que las audiencias nos sigan. Pero sin anclaje social verdadero, no es real.

 

Cuando en 2008 denuncié que una constelación de intereses de élite se habían aliado alrededor de la defensa del CIDE de los asesinos materiales de Acteal y que Raphael era parte de ella, también reconocí que esa coalición tenía un punto de verdad: se había violentado el debido proceso. Si en mala hora el CIDE, y Nexos, y los canales Once ó 22, y Ricardo habían escogido el peor “caso paradigmático” lo justo y razonable era que, ya encarrerados, se siguiesen delante con todos los demás casos –denunciándolos con la misma enjundia y el mismo escándalo. No ocurrió. Y ello demuestra hasta dónde daba el anclaje social de esa constelación.

 

En el modo de “enojarse”, lectora, podemos encontrar ciertos parecidos entre Raphael y Ledesma. Pero sólo el último es auténtico. No todo lo que brilla es oro.

 

Ligas usadas en este texto:

 

Liga 1:

https://www.jornada.com.mx/2008/01/03/index.php?section=opinion&article=014a1pol

 

Liga 2:

https://www.jornada.com.mx/2008/01/05/index.php?section=opinion&article=012a1pol

 

Liga 3:

Mancera, Graue y Volpi, carne y arena de la corrupción

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