Perspectiva lingüística. Lectura de una declaración ¿neoliberal?

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Esthela Treviño G. @etpotemkin

Rompeviento TV, 2 de junio de 2022

 

A la conmoción que causó la declaración presidencial en la Mañanera del 24 de mayo de este año en cuanto a que sin corrupción el neoliberalismo no sería un modelo del todo malo, un neoliberalismo presuntamente muerto, se suma la vocinglería en contra de la versión de dichas declaraciones por Animal Político vertidas en un tuit ese mismo día. La cita completa de ambos mensajes la detallo enseguida. Para evitar malentendidos, y confiada de que buena parte de la audiencia ha escuchado o va a ir a constatar, transcribo la declaración del presidente sin puntuación, pero marcando los tiempos que indican duración y pausas:

 

1:15:47 bueno...eh...1:15:50 dicho esto cuando se habla del modelo neoliberal 1:15:56 yo he llegado a sostener 1:15:58 que si el modelo neoliberal se aplicara 1:16:03 sin corrupción 1:16:07 no sería 1:16: 09 del todo malo 1:16:10

1:16:15 es que 1:16:16 se puede tratar del modelo económico más perfecto 1:16:24 pero 1:16:27 con el agravante de la corrupción 1:16:31 no sirve nada.

 

En el tuit de Animal Político se lee: “Dice @lopezobrador que ‘si el modelo neoliberal se aplicara sin corrupción no sería del todo malo’, e incluso se podría tratar del ‘modelo económico más perfecto’’’.

 

Sobre el infortunio del primero y la malintención del segundo, vale la pena detenerse en varios aspectos formales y semánticos de ambos pronunciamientos, el de López Obrador y el de Animal Político. De gran importancia es el tema del contexto, en este caso, en el ámbito del discurso político y en el del presidente, como se verá aquí.

 

El Contexto

La frase “fuera de contexto” tan socorrida por cualquier figura pública, pero muy gustada y gastada por los políticos se traduce en un intento por enmendar alguna imprudencia, una afirmación indebida, un pronunciamiento anti cualquier cosa que para muchos lastime un valor ético, cultural o social, o de otra índole. Solo que en esta ocasión no es quien pronuncia el discurso original quien acusa sino una audiencia lectora que se topó con el tuit de Animal Político y a quien acusa de haber descontextualizado lo dicho por el presidente. El contexto enmarca todo lo que expresamos. Sacar de contexto supone ipso facto una alteración o adulteración. Sacar implica que algo se extrae de un sitio, punto; pero, en el mundo de la pragmática, en el del uso del lenguaje, 1 + 1 no siempre es = 2. Sustituir una palabra o frase por otra, por más sutil que sea el cambio, insertar algo que no está en el original, hasta una pausa, eliminar algo del mensaje, todo eso constituye descontextualizar o sacar de contexto. Incluso mover de su lugar un texto original, a la línea anterior, por ejemplo, es sacar de contexto.

 

Sacar de contexto siempre atañe a un mensaje. Aquí se vuelve crucial el concepto de contexto, el contexto lingüístico del mensaje mismo y el extralingüístico. Las expresiones «Sí dije eso, pero no en ese contexto» y «Cuando se dijo eso era otro momento, otro contexto» revelan qué tan parte del mensaje es el contexto, de la lectura o interpretación del discurso. López Obrador sí dijo “se puede tratar del modelo económico más perfecto”, aquí no hay adulteración, pero no lo dijo en el contexto del tópico del neoliberalismo sino en el de la corrupción, no aseveró que el neoliberalismo pueda ser el modelo perfecto, como lo da a entender Animal Político.

 

El engaño de Animal Político está en el fraseo: e incluso se podría tratar del modelo económico más perfecto; parafraseo: el modelo neoliberal no sería tan malo y hasta podría ser el más perfecto. Animal Político no toma en cuenta la pausa de casi 5 segundos, que es mucho, antes de la frase “es que se puede tratar del modelo económico más perfecto”. Si suponemos que en 5 segundos se pueden emitir 14 palabras aproximadamente, con un estimado estándar de 130 ppminuto, la pausa es significativa; añadamos la entonación, y la cosa es otra: AMLO habla de cualquier modelo económico, no de uno específico. Desde luego, en sentido estricto, como miembro de esa genericidad cabría el modelo neoliberal. Agreguemos, además, que ya en otros discursos López Obrador ha dicho que cualquier modelo económico teñido con la variable corrupción, es un modelo fallido. Así, en la Mañanera del 7 de marzo del 2019, declara: “Ya lo he dicho, puede ser el mejor modelo económico {...} bien definido {...} y, si impera la corrupción en un país {...} al final de cuentas {...} la economía no crece [...] ese es el caso de México[...]”. Las llaves { } señalan pausas.

 

El contexto puede ser tan amplio o extenso, como reducido y localizado. El contexto abarca desde el tópico en el que se inscribe el mensaje, hasta el mensaje mismo sin ignorar el lugar, la ocasión, y el ambiente sociocultural, y, en este caso, político. El mensaje transmitido incluye la elección de las palabras para expresar la idea, opinión, presunta intención comunicada, pero también al comunicador (imagine usted que ese discurso del presidente lo hubiera pronunciado, sin una coma menos o más, Ricardo Monreal, o Claudio X. González). Bien, analicemos el contexto del pronunciamiento en cuestión.

 

En los contextos, (1), del 24 de mayo de este año: a casi 4 años de gobierno en el que reiteradamente aparece en el discurso de AMLO la ecuación neoliberalismo = corrupción;

(2), en la conferencia matutina: un foro político de enorme audiencia no solo informativo sino de arengas, interpelaciones, provocaciones, réplicas, etc.; (3), en la misma conferencia habla López Obrador de la corrupción; unos minutos previos al pronunciamiento en cuestión —de la 1:14:20 a 1:15:44— dice: “Yo considero que el principal problema de México es la corrupción. Nada ha dañado más a México que la deshonestidad de los gobernantes, eso es lo que ha dado al traste con todo”. (4), Ahí mismo se trata el tema de la privatización del agua: las privatizaciones son un sello de la casa del neoliberalismo. En esa suma de contextos se da el controvertido discurso. Pero, sostengo, el contexto más amplio, el que verdaderamente explica la reacción de la audiencia, tanto de la obradorista como de la antiobradorista —por el momento me permito esta dualidad— es (5): el contexto del discurso anti neoliberal abierto, explícito, declarado por el propio López Obrador. Tan lo es que el 17 de marzo del 2019 en el Foro Nacional Planeando Juntos la Transformación de México dice: “Declaramos formalmente desde Palacio Nacional el fin de la política neoliberal, aparejada esa política con su política económica. Quedan abolidas las dos cosas: el modelo neoliberal y su política económica de pillaje, antipopular y entreguista”.

En las Mañaneras del 7, 13 y 18 de marzo del 2019 arremete contra el neoliberalismo: “La corrupción fue el distintivo del modelo neoliberal” (7/03). Después de un crecimiento sostenido por 50 años “llegaron estos sabihondos con sus fórmulas... este... aprendidas y ordenadas desde el extranjero, cambia la política económica, empiezan a transferir bienes de la nación a particulares y el crecimiento en 36 años, 2%” (13/03). En su primer informe de gobierno 2018-2019 expone que establecerá “las bases para la construcción de una patria nueva. Para entonces, ante cualquier circunstancia, será prácticamente imposible regresar a la época de oprobio que significó el periodo neoliberal o neoporfirista”. El 21 de febrero del 2020 dice que el “neoliberalismo es neoporfirismo, neoliberalismo es sinónimo de corrupción”, la misma frase que pronuncia el 24 de julio del 2020: “El llamado neoliberalismo es sinónimo de corrupción. Las privatizaciones fueron eso, atracos, se quedaron con bienes, con recursos que eran del pueblo y de la nación, y eso debe de desterrarse, acabarse por completo”. Elijo las fechas tempranas del 2019 para demostrar que desde el principio ha sido crítico y contrario al neoliberalismo, esto también es parte del contexto del tópico neoliberalista.

Hagamos zoom ahora al contexto inmediato del discurso: 4 minutos antes de la sorpresiva propuesta, se le plantea a AMLO las privatizaciones del agua en Aguascalientes y Querétaro, a lo que declara: “Mi recomendación pues es que...este... se tenga mucho cuidado...eh... no, ...eh...como dicen los...este... académicos, no es malo per se {...} el que una empresa {...} administre la distribución del agua, lo que sucede {...} por lo general es que hay corrupción”. Las privatizaciones, lacre vil del neoliberalismo, que él mismo ha calificado de atracos, entreguismos, que hay que desterrar, acabar por completo, ahora resultan no ser malas per se. En esas dos declaraciones, el modelo neoliberal podría no ser del todo malo, y las privatizaciones no son malas per se, el presidente ha roto la ecuación neoliberalismo = corrupción.

 

Sobra decir, porque así ha sido, que la manipulación de Animal Político queda lejos de ser la causa de la reacción de la audiencia. Ha sido la incredulidad ante lo dicho; lo que se ha enfatizado, lo que ha quedado en la mente de todos es que el modelo neoliberal no es del todo malo. El contexto político de las declaraciones reiteradas, casi cotidianas en contra del neoliberalismo de López Obrador vs. la novedad de lo no tan malo ha provocado confusión, extrañeza, abierto desacuerdo, estupor. El presidente movió, sacudió el tapete para desconcierto de muchos y beneplácito de otros muchos.

 

De gramática y semántica

Quiero ahora detenerme en cuestiones gramaticales directamente pertinentes para la lectura semántica de los pronunciamientos bajo análisis. Lo primero que a mí me llama la atención es el uso de la voz impersonal: “cuando se habla del modelo neoliberal”, no sabemos quién, dónde habla o se habla del modelo neoliberal; si alguien ha hablado y habla continuamente del neoliberalismo es el presidente. ¿Por qué no decir «cuando hablo o, he hablado del modelo neoliberal...»?

 

Lo segundo que hay que destacar es “yo he llegado a sostener que...” Uno, el uso del pronombre yo, que en español no es sintácticamente necesario, en términos de Información, aparece como elemento prominente. Dos, haber utilizado esa forma temporal —he llegado a sostener—hace suponer que ha habido al menos una ocasión anterior en la que AMLO ha sostenido “si el modelo neoliberal se aplicara sin corrupción, no sería del todo malo”.  Hasta donde yo sé jamás había sustentado tal cosa antes. Si no, esa conmoción se hubiera dado en ese momento hipotético. Interesante fraseo; imaginemos que hubiera dicho «cuando he hablado del modelo neoliberal he llegado a sostener que...», algo nos dice que no podría enunciarlo así, inmediatamente reaccionaríamos con pasmo, yo, por lo menos, me fui a indagar y no hallé confirmación alguna. Haremos, todos harán, sin embargo, conjeturas de por qué da a entender que ya ha sustentado que el modelo neoliberal no es del todo malo.

 

¿Por qué AMLO no pronunció algo como: «cuando se habla del modelo neoliberal, se podría llegar a decir...?». Notemos, primero, que continuar con el uso del impersonal, «se podría llegar a decir», lo distanciaría de quien diría X cosa; y el uso del modal poder conjugado en el condicional, podría, le da un sentido hipotético: sería posible llegar al punto de decir que «el modelo...no sería del todo malo». Asimismo, el empleo del concepto sostener tiene mucha más fuerza que el de decir: «lo dije y lo sostengo» retrata esa distinción. Pero la lectura, la interpretación que se desprende es que López Obrador ha llegado a sostener y sostiene una vez más que el modelo neoliberal no sería del todo malo “si se aplicara sin corrupción”.

 

La expresión del todo malo supone que tiene ciertas bondades; aunque es malo, no lo es del todo. Repito, rompe la ecuación neoliberalismo = corrupción. Según analistas políticos, económicos, comentaristas, periodistas, académicos, opinólogos —tanto obradoristas como no obradoristas— decir que el neoliberalismo tiene algunas bondades, es una contradictio in terminis, o un oxímoron, si se quiere. Y bueno, si alguien ha fieramente criticado, invalidado, acusado de modelo corrupto e inhumano al neoliberalismo ha sido el propio López Obrador. No en balde las reacciones que se han suscitado.

 

Termino con una línea de El Capital, película de Costa Gavras del 2012:

Seremos un Robin Hood a la moderna: robaremos a los pobres para dárselo a los ricos

Así ha sido.

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