Nuevas desde Harris, Texas: Lina Hidalgo

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Federico Anaya & Francisco Argüelles

 

Mi amigo Francisco Argüelles Paz y Puente escribió en su muro Facebook, el pasado 19 de Febrero de 2021, lo que sigue: “Hoy es el cumpleaños de la Juez Lina Hidalgo. Apenas llega a los 30 años y ya sabe más acerca de liderazgo y servicio público eficiente que lo que gente como el gobernador Abbot, el senador Ted Cruz y tantos otros políticos jamás entenderán. Esta mujer migrante nacida en Colombia y criada en Houston nos muestra cómo se ve y cómo actúa la Gracia bajo presión. Electa en 2018, está empezando su tercer año como jueza municipal en uno de los ayuntamientos más grandes de los Estados Unidos. Nos ha guiado a través de la pandemia de la Covid 19 con valor, honestidad y eficacia, navegando las aguas turbulentas creadas por la negligencia criminal y la ignorancia del gobierno del Estado y la administración municipal previa. Mi cónyuge y yo conocimos a Lina cuando era voluntaria en el Texas Civil Rights Project. Trabajaba en prevención de muertes de migrantes en la frontera y en identificación de aquéllas personas que fueron enterradas sin haber sido reconocidas. Somos testigos de cómo Lina ha fomentado la participación ciudadana en el gobierno municipal y cómo pone al centro de todos los esfuerzos la necesidad de los más vulnerables. La Jueza Hidalgo es tierna y compasiva pero también astuta, estratégica, valiente y disciplinada. Fue una suerte que en 2018 haya tenido la valentía de postularse en contra de un juez que se había reelecto por 12 años. Fue una victoria electoral histórica. Muchas jóvenes y muchos muchachos se movilizaron para votar y lograr ese cambio. Por eso tenemos esperanza de que Lina logrará muchas buenas cosas en los años por venir. Dios la acompañe en su camino y la haga campeona de la justicia y  la inclusión. ¡Happy birthday Jueza Lina Hidalgo!”

 

Lo primero que le pregunté a mi amigo Pancho fue cómo era eso de que en Texas se eligen las juezas. Y lo primero que me contestó es que Lina Hidalgo no es “jueza” de las que emiten sentencias, sino la cabeza del Commissioners Court (“Corte de Comisionados”) que es el gobierno municipal. Luego le pregunté a Pancho que de qué municipio estábamos hablando y entonces me explicó que se trata de Harris County y que este es el municipio adonde está la ciudad de Houston. En otras palabras, haciendo la traducción completa: Lina Hidalgo es la presidenta municipal de Houston. ¿Y qué significa esto?

 

Significa que esta mujer, quien justo acaba de traspasar la línea de los 29 años que comúnmente define a las juventudes, es la gobernante electa de casi 5 millones de personas (estimado censal de 2018). En la República Mexicana, sólo la ciudad de México (dividida en 16 municipios/alcaldías) tiene más habitantes (9 millones). Las alcaldías más pobladas son Iztapalapa con 1.8 millones y Gustavo A. Madero con 1.2 millones de habitantes. La diferencia estriba en la extensión territorial. El Distrito Federal (hoy Ciudad de México, mañana Anáhuac) tiene 1,495 km2, mientras que el condado de Harris es tres veces más extenso con 4,600 km2. Pese a esta relativa dispersión de los harrisitas, su municipio es el tercero más poblado de los EUA, sólo abajo del gigante Los Ángeles, California (10 millones de habitantes) y Cook, Illinois (Chicago, 5 millones de personas). La cabecera de Harris es Houston, que como ciudad es la urbe texana más grande y la cuarta más poblada de las urbes estadounidenses, luego de Los Ángeles, Chicago y Nueva York. En otras palabras, la alcaldesa Lina Hidalgo es una persona de cierta importancia.

 

Al revisar la biografía de Lina Hidalgo en la www uno descubre que no estaba destinada a ser un cuadro popular o político. Bogotana de nacimiento (1991), acompañó a su familia primero a Perú y luego a México, para establecerse finalmente en el área de Houston en 2006 –teniendo ella 15 años. Terminada la preparatoria, Lina se mudó a California para estudiar en la Universidad de Stanford (una universidad de élite pero muy abierta), adonde se graduó en ciencia política con una tesis titulada “Tiananmen or Tahrir? A Comparative Study of Military Intervention Against Popular Protest”. No es común que los estudiantes de college escriban tesis, salvo cuando se preparan para una carrera en Academia. La tesis de Hidalgo se escribió dentro del programa para seniors (estudiantes del cuarto grado de college) del Center on Democracy, Development and the Rule of Law (Centro para la Democracia, el Desarrollo y el Estado de Derecho) que dirige Francis Fukuyama. El tema es relevante: a Lina le interesaba la tensión entre movimientos populares y élites militares. Nada extraño, al terminar sus estudios universitarios, Lina obtuvo una beca para trabajar en Tailandia con la Internews Network, una ONG dedicada a la formación de periodistas y la defensa de la libertad de prensa. Regresó a Houston y trabajó en el Texas Medical Center (como profesional) y con el Texas Civil Rights Project (como voluntaria). En este último espacio es adonde mi amigo Pancho la conoció. La Academia tentó a Lina y se enroló en un programa de posgrado en Harvard, pero se interpuso la elección presidencial de 2016, que le convenció de la necesidad de luchar en los espacios electorales.

 

Mi amigo el Pancho me dice que lo más interesante es cómo la compañera Hidalgo construyó su personaje público desde abajo, primero acompañando el trabajo de  organizaciones de defensa de los derechos civiles y luego buscando cómo lograr cambios en la vida de sus conciudadanas desde la Administración Pública. En otra ocasión me decía: “Cuando se analizó la posibilidad de postularse al Commissioners Court, la compañera María Jiménez (una de las activistas veteranas de Texas) creía que no era una buena idea, porque la administración municipal había sido por mucho tiempo monopolizada por el partido republicano que gobernaba en favor de los blancos de ascendencia angloamericana. Era un cargo que difícilmente se podría ganar. Pero Lina insistió y María, quien siempre respetó el proceso de los activistas que colaboraban con ella, honró la arriesgada apuesta y la apoyó”.

 

Lina ganó la candidatura demócrata sin oposición, porque el aparato tradicional del partido había renunciado hacía años a plantarle cara al incumbent republicano, Ed Emmett. Este era un moderado real y había asegurado sus reelecciones con el voto de muchas electoras y electores domócratas que lo preferían a él y no a las versiones más conservadoras del republicanismo texano (que incluye monstruos como el senador Ted Cruz). La muchacha de sólo 27 años se enfrentó con notoria desventaja con el veterano republicano. Pancho recuerda un debate en el cual Lina sorprendió a todos con su claridad y presencia. Un viejo cuadro afroamericano le dijo, al final del evento: “—She is the real deal” (Ella es la solución real.) El electorado demócrata ya no necesitaba un republicano moderado para asegurar –a medias– su agenda. Pese a lo arriesgado de la apuesta inicial, Hidalgo se convirtió en la presidenta municipal de la ciudad más grande de Texas. Y junto con ella, muchos afroamericanos y latinas ganaron otros puestos. ¿Qué está haciendo esta nueva generación de políticos desde el poder?

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