México, el Can Cerbero

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Ingrid Urgelles

Bajo el argumento de que los migrantes representan “un grave peligro” para la propagación del Covid-19, Estados Unidos ha expulsado a casi dos millones de personas desde que empezó la pandemia. El famoso Título 42, la política sanitaria impuesta por Donald Trump desde marzo de 2020, sigue siendo útil para que nuestro país vecino se desentienda de la grave crisis humanitaria. Y para lograrlo, cuenta con la complicidad del gobierno de México, que ha militarizado sus fronteras con tal de detener el avance migratorio. Una especie de Can Cerbero que resguarda las puertas de Estados Unidos.

Explicaciones hay: Donald Trump amenazó en junio de 2019 con aumentar hasta en un 25 por ciento los aranceles a los productos mexicanos si no se aceptaban sus condiciones, entre ellas, la del programa “Quédate en México”, una política abusiva en la que se obliga a “ciertos” solicitantes de asilo a permanecer en territorio mexicano hasta la fecha de su audiencia en la Corte de Inmigración. Y todos sabemos lo que ocurre en la zona fronteriza mexicana: muchos de estos migrantes desaparecen antes de acudir a la audiencia.

Estamos a 2022 y Donald Trump ya no está en el poder, sin embargo, la situación continúa igual. O quizá peor. Pese a que revertir estas políticas fue una de las promesas de campaña del presidente Joe Biden, ahora resulta que el sistema judicial se ha interpuesto en su derogación. Las élites norteamericanas están cómodas con la situación actual: México actúa como un contenedor de estas masas racializadas y pobres que nadie quiere en su territorio. Masas que el sociólogo Zygmunt Bauman denomina “residuos humanos” del nuevo contexto global. Es decir, una enorme e interminable lista de refugiados, desplazados, solicitantes de asilo, migrantes y sin papeles: parias que ha producido la modernidad.

La gran tragedia migratoria promovida por Estados Unidos, y avalada por México, puede entenderse como parte de un proceso necropolítico, de acuerdo con lo que plantea el filósofo camerunés Achille Mbembe. Esto es: prácticas del poder de la gubernamentalidad neoliberal que producen la muerte a través del ejercicio sistemático de la violencia y terror sobre determinadas poblaciones consideradas “desechables”.

Para Ariadna Estévez, Doctora en Derechos Humanos e investigadora en la UNAM, el proceso necropolítico de la migración forzada se basa en la construcción de políticas, estrategias y leyes que buscan producir ganancia de la muerte y el desplazamiento de personas para devastar sus territorios y explotar sus recursos naturales.

La migración forzada no es fortuita, no es obra de la casualidad: se produce y administra por parte de oligarquías político-económicas y corporaciones transnacionales. Estévez plantea que una vez que se produce la migración forzada, los necropoderes conducen a los migrantes a través de geografías de muerte, donde una red permite que las bandas criminales trafiquen, extorsionen y maten a estas personas. Para aquellos que logran sobrevivir al “cuello de botella necropolítico” que es el territorio mexicano, se enfrentan a los sistemas de asilo y migración que también están dirigidos hacia la muerte. Estos producen el desahucio de migrantes deportados y futuros refugiados en los “bolsones de desechabilidad”. Como dice la académica, se trata del “desecho humano en los vertederos y cunetas de las fronteras entre el tercer y el primer mundo”, en los que la vida es precaria o incluso imposible.

Si bien Estados Unidos tiene gran parte de la responsabilidad en la gestión de esta crisis humanitaria a partir de sus necropolíticas, la militarización fronteriza, los abusos de la Guardia Nacional, la mantención de “bolsones de desechabilidad” y la brutal omisión del Estado en procurar lo mínimo para la subsistencia de las personas son algunas de las faltas con las que carga la administración de AMLO.

El presidente López Obrador pronto contará con un récord en su administración: será el gobierno que más migrantes detenga en la historia de México, como dice Alberto Nájar en su última columna. Elementos de la Guardia Nacional están desplegados tanto en la frontera sur como en la del norte, evitando lo que ya es inevitable: el avance de miles de personas provenientes de Centroamérica, Sudamérica, África y Asia.

No es posible sostener un discurso de izquierda en el que se habla de erradicar la pobreza y mejorar las condiciones de vida para todos y, a la vez, hacer la vista gorda a las violaciones de derechos humanos que están ocurriendo en tiempo real en nuestro territorio. La izquierda tiene la obligación de incorporar a todas las poblaciones precarizadas en la lucha social, no sólo las nacionales. Las actuales políticas del gobierno mexicano no dan cuenta de estos ideales. Se parecen, más bien, a las de un gobierno de derecha neoliberal global.

 

 

Referencias

 

Bauman, Zygmunt. (2005) Vidas desperdiciadas. La modernidad y sus parias. Barcelona: Paidós.

 

Estévez, Ariadna. (2022). El proceso necropolítico de la migración forzada. Una conceptualización de la producción y administración del refugio en el siglo XXI. Estudios políticos (Universidad de Antioquia), 63. https://doi.org/10.17533/udea.espo.n63a10

 

Mbembe, Achille. (2011). Necropolítica. Madrid: Melusina.

 

Nájar, Alberto. Migración en tiempo de AMLO: ¿los militares se quedan?. Pie de página. 26 de mayo 2022. https://piedepagina.mx/migracion-en-tiempos-de-amlo-los-militares-se-quedan/

 

 

 

 

 

 

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