Medina Mora y Romero Deschamps, un par de innombrables

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Washington – Uno de los padecimientos de la prensa nacional y de la sociedad mexicana es la memoria corta. Conforme ocurren los eventos noticiosos, se archivan los pendientes y hasta se olvidan.

 

El operativo fallido en Culiacán acaparó la atención nacional desde hace dos semanas, justo cuando estábamos pendientes de que se aplicara la justicia a uno de los mayores emblemas de la corrupción.

 

¿Qué ha pasado con la investigación a Carlos Romero Deschamps?, esta es la gran pregunta que nos hacemos muchos mexicanos. El operativo de Culiacán tiene feliz al ex líder sindicalista petrolero, le quitó de encima los reflectores. Callar y no exigir la respuesta a esta pregunta nos haría cómplices de la impunidad.

 

Lo mismo para el caso del ex ministro de la Suprema Corte de Justicia, Eduardo Medina Mora. ¿En que estado se encuentra la investigación en su contra sobre sus cuentas bancarias?

 

Es fundamental que estos dos personajes representativos de la corrupción y el abuso de poder sean castigados con todo el peso de la ley, si el gobierno logra imputarles los delitos que presuntamente les achaca.

 

Romero Deschamps es, sin duda, una asignatura pendiente. La grosera y grotesca riqueza que acumuló y que sus hijos se encargaron de presumir hasta en el extranjero debería ser castigada con cárcel para este delincuente y cómplice de históricas tropelías en los sexenios corruptos.

 

Tirar la toalla no es una opción en estos momentos. Santiago Nieto, el titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, está obligado a dar resultados en los casos de Romero Deschamps y Medina Mora. El limbo en estas investigaciones es como un bofetada a la nueva democracia mexicana y al cambio de rumbo que se le dio al país con la elección de Andrés Manuel López Obrador.

 

Sería una incongruencia del presidente mexicano que se perdonara y se olvidara a estos personajes impresentables. Me los imagino viviendo con toda tranquilidad y con la vida resuelta. Es necesario hacerlos hablar de todo lo que saben sobre la corrupción gubernamental del pasado. Sus compinches en el abuso de poder y enriquecimiento ilícito deben estar nerviosos y rezando para que el gobierno del “amor y paz” los perdone.

 

Medina Mora y Romero Deschamps son literalmente la tapa de una cloaca que si se levantara causaría un desfile de casos de corrupción de tal dimensión que los implicados saturarían las celdas del penal del Altiplano.

 

Nuestra memoria corta es un mal que hemos arrastrado por décadas. Los medios de comunicación debemos a la sociedad el trabajo de investigación para acompañar las indagatorias del gobierno y exigir a las autoridades la rendición de cuentas y la aplicación de la ley sin miramientos para quien deba ser castigado. Romero Deschamps es un corrupto, de eso no tenemos la menor duda. ¿De qué otra manera se puede explicar su riqueza? Es y huele a corrupto.

 

Nieto salió a decirnos que Medina Mora tenía cuentas bancarias en el extranjero y que investigaría para esclarecer la procedencia de esos dineros. La renuncia de Medina Mora a la Corte paró en seco a Nieto para que públicamente nos actualizara sobre la pesquisa. Este silencio puede ser señal de que la averiguación está en curso. El beneficio de la duda es un aliciente a la falta de noticias. No obstante, reitero, nosotros en la prensa debemos seguir picando piedra y continuar haciendo las preguntas precisas e incomodas a las autoridades por aquello de las cochinas posibilidades de que perdonen y olviden.

 

Con tanta pobreza en el país, sería una incongruencia del presidente López Obrador que Romero Deschamps y su familia siguieran gozando de una opulencia mal habida.

 

¿Cuántos millares de ladrillos y toneladas de arena, cemento y varilla se comprarían para construir viviendas a los mexicanos que viven en casas de cartón o de lámina, con la venta de un Ferrari o de un yate? Imagino que muchas. Y si se descubre que las cuentas bancarias de Medina Mora engordaron con dinero del erario, esos dólares o euros podrían servir para remozar aulas escolares en comunidades indígenas olvidadas.

 

Nuestra responsabilidad democrática y cívica nos obliga a no olvidar y espero que esos mismos principios lleven a AMLO a echar por la borda el perdón para estos personajes que, parafraseando al mismo presidente, son un par de innombrables.

 

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