Historias que siguen

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Federico Anaya Gallardo

 

En los días de la solidaridad con la Rebelión del Año Nuevo, una de las consignas más gustadas era “¡Zapata vive!”, a lo que se respondía “¡La lucha sigue!” Una variante era “¡Zapata vive y vive!”, seguido de “¡La lucha sigue y sigue!” (Se podían agregar tantos “vive” como “sigue” se necesitaran.) La idea es que la Historia de los Pueblos avanza permanentemente. El último 14 de Febrero, de este 2022, Araceli Burguete Cal y Mayor compartió en su muro de Facebook una foto suya con el Comandante Tacho. Fue tomada en los días de los diálogos de paz, que llevaron a la firma de los Acuerdos de San Andrés Sac’amchén del 16 de Febrero de 1996. Tituló su post “Aquí, en esta esquina, hace 26 años”. (Liga 1.)

 

Araceli Burguete Cal y Mayor es una socióloga por la UNAM, con maestría en Ciencias del Desarrollo Rural Regional en Chapingo y doctorada en la UNAM. Ha cursado diplomados en derechos humanos en la Ibero y de peritajes antropológicos en el INAH. Aparte de ello, es una mujer formidable, forjada por “un colectivo de mujeres que se encargaron de su crianza: su abuela Carmen Solar y sus madres, las profesoras Victoria (su madre biológica), María Angélica y Beatriz Cal y Mayor,” como nos recordó SEM y la Red por la Paridad Efectiva en 2020. (Liga 2.) Pero hay más, acompañada por Margarito Xib Ruiz Hernández, participó y animó la organización política de los pueblos indios de México –que hasta los años 1970s se había dado a cobijo de las luchas campesinas.

 

En 1994 nos decían Araceli y Margarito: “En este proceso [campesino] estuvimos la mayoría de los  luchadores sociales que actualmente participamos en organizaciones que ahora se autodenominan indias. En el caso nuestro, el origen del FIPI [Frente Independiente de Pueblos Indios] tiene en los tojolabales a los impulsores del proyecto inicial; ellos habían participado desde la década de los setenta en el seno de la Central Independiente de Obreros Agrícolas y Campeinos (CIOAC) en el estado de Chiapas”. (Liga 3.) La CIOAC era la central campesina del viejo Partido Comunista Mexicano y Margarito fue diputado federal por el partido-sucesor Partido Mexicano Socialista (PMS) entre 1988 y 1991.

 

Regresemos, lectora, al post de Araceli en Facebook. Al momento en que redacto esta nota, el mismo ha recibido 222 reacciones, entre “me gusta”, “me encanta” y “me importa”. Ha sido compartido diez veces y generado 56 comentarios. Uno de estos últimos me llamó la atención. Gaspar Morquecho Escamilla, el legendario arquitecto-periodista que acompañó el movimiento de expulsados tzotziles de Los Altos de Chiapas y quien ha contribuido a la difusión de las luchas indígenas de aquél Estado, escribió al pié de la foto de Araceli y el comandante neozapatista de los tojolabales: “Y 26 años después, Tacho está fuera de las filas del EZ. En las últimas elecciones municipales en Las Margaritas apoyó al candidato del PES [Partido Encuentro Solidario]...”

 

Araceli respondió recordándole a Gaspar que Tacho “apoyó a otro tojolabal. Es diferente”. Y Gaspar reviró lacónico: “cierto. Los tiempos y las opciones cambian.” Otras tres voces intervinieron en este improvisado coloquio. La abogada feminista Martha Figueroa Mier comentó: “Qué mal... allá él y su conciencia...” Desde Yalalag, el viejo líder zapoteca, Joel Aquino, mandó saludos tanto a Araceli como a Tacho. Desde Almoloya de Juárez, en el Edomex, “uno de los municipios del territorio de la nación Jñatrjo-Mazahua en el Valle del Mazahuacan”, Mario De Jesús hizo el elogio del tojolabal y aclaró: “Si hoy día el Comandante Tacho explora [otras] opciones para integrarse a la vida politica en estas formas electorales de este sistema es su decisión”.

 

Araceli respondió a Mario diciendo  que “somos hijos de las marchas del 92, del 94 y las que siguieron. Como sabes Tacho pertenece al pueblo Tojol'ab'al, y el candidato de Las Margaritas, en esta ocasión era Bladimir Hernández, otro Tojol'ab'al, hijo de Toño Hernández. En Las Margaritas hay memoria de las luchas tojolabales por la alternancia con los mestizos. Quizá esa memoria se activó. Bladimir no hubiera ganado si no hubiera sido por el voto tojol'ab'al, porque el partido por el que contendió, solo le dio el registro. En fin, son debates que seguramente el Comandante Germán no entendería.”

 

Que la Historia siga y siga es cosa amarga de entender. Las tres décadas de paz inestable luego del levantamiento del EZLN están llenas de avances, contramarchas y contradicciones. En 1995, Viqueira y Ruz publicaron Chiapas, los rumbos de otra historia para explicar a las azoradas audiencias los complejos procesos sociales que habían llevado a la alborada neozapatista. Pocos se tomaron en serio la seriedad de los colaboradores de ese gran libro y prefirieron enamorarse románticamente de la nueva revolución. Quince años más tarde, en 2010, Viqueira y Estrada publicaron un pequeño volumen en el que se analizaba la evolución del neozapatismo en ocho regiones de Chiapas. En esa ocasión las Derechas aplaudieron la publicación diciendo que el EZLN había desaparecido –sin prestar atención a la diversidad de experiencias que nos presentaban las y los investigadores.

 

En Ciudad Las Casas, Viqueira me invitó a la presentación de ese último libro. Junto a mí estaban tres bankilales (hermanos mayores). Claudio Lomnitz aportó la visión de conjunto y académica en un tema (la resistencia e identidad campesina/indígena) que siempre ha sido de su interés. Morquecho opinó desde la intelectualidad comprometida y el dominico español Fray Pablo Irribarren –quien en aquél 2010 apenas estaba regresando a Chiapas luego de salir en 1994– nos ilustró con su propia experiencia de acompañamiento pastoral. Yo era el hermano menor (itzinal) entre ellos, pero creo que mi aporte señaló algo relevante –que tiene que ver con lo que Araceli acaba de responder a sus comentaristas en Facebook.

 

En aquélla presentación libresca de 2010, señalé que comentócratas como Krauze celebraron el libro porque leían en sus reportes la desaparición del EZLN. Y reconocí que ciertamente, en algunos casos como la región tojolabal, el neozapatismo parecía haber sido utilizado por muchas comunidades como un instrumento más para terminar la retrasadísima reforma agraria. Estallada la paz, muchas de las organizaciones anteriores recobraron preeminencia. Lo que gentes como Krauze no entendían, advertí, es cuál era el sujeto histórico relevante. Y los ocho ensayos del volumen de Viqueira-Estrada demostraban que más allá, más atrás y más abajo del EZLN había un actor más grande y difuso, el movimiento campesino-indígena. Así las cosas, las Derechas se equivocaban. Los ensayos no hablaban de la derrota y desaparición del neozapatismo; sino de la persistencia y evolución del campesinado indígena en Chiapas.

 

Han pasado otros tres lustros desde aquélla presentación de un libro entre bankilales. Ahora, empezando la década de los 2020’s tenemos a mano decenas y decenas de reportes, estudios e investigaciones sobre el mismo tema, pero realizados por mujeres y hombres de los pueblos indios de Chiapas.

 

Menciono sólo tres ejemplos: En 2002, Domingo Martínez Sánchez publicó su Historia contemporánea: memoria de Sucesos Recientes y Pasados, una narración y reflexión bilingüe chol-castellana acerca de la rebelión de 1994 y sus consecuencias gracias al Programa de Investigaciones Multidisciplinarias sobre Mesoamérica y el Sureste de la UNAM. En 2008, Emilio Pérez Pérez terminó su tesis de maestría (Chapingo) titulada Tensiones, conflicto y disputa por el territorio Ch'ol: El caso del ejido Tila, en la que se explica como es que han evolucionado fuerzas productivas y organización social en el municipio central de la región chol. En 2015 Jorge Armando Gómez Alonso presentó su tesis de maestría (UAM-Xochimilco) bajo el título Mi Lak Tyeñ Kotyañ Lak Ña’ Lum/Juntos Defendemos Nuestra Madre Tierra, relatando la saga de la defensa comunitaria del Ejido Tila.

 

Las nuevas generaciones de hijas e hijos indígenas de Chiapas están relatando su propia Historia. Y esta –como todas las Historias humanas– está llena de retruécanos. Para entender lo que mujeres y hombres hacen para construir sus utopías hay que tener humildad. No treparnos de inmediato en el púlpito del inquisidor que descubre “infidelidades”, sino entender lo enredoso que es caminar la Historia a ras de suelo.

 

Ligas usada en este texto:

 

Liga 1:

https://palabra.ezln.org.mx/comunicados/1995/1995_06_09.htm

 

Liga 2:

https://www.semmexico.mx/reconocen-trayectoria-de-la-investigadora-aracely-burguete-cal-y-mayor/

 

Liga 3:

https://www.jstor.org/stable/4624944

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