Escuela por televisión

  • 0

No vaticina nada bueno el anuncio de que el ciclo escolar que iniciará el 24 de agosto será a distancia, a través de la televisión. Y no lo augura, no en sí por el hecho de que, obligados por la pandemia, será necesario echar mano de un formato no presencial, sino porque el personal docente de educación básica no está participando en el diseño de los contenidos, los tiempos, los criterios de evaluación (si los habrá). Salvo un pequeño grupo de maestras y maestros en quienes recae la responsabilidad de diseñar los contenidos que se trasmitirán por diferentes canales de televisión, el resto de los cientos de miles de integrantes del magisterio permanece al margen. Y mientras las y los trabajadores de la educación están ausentes, los poderosos dueños de las televisoras acompañaron al presidente Andrés Manuel López Obrador y al Secretario de Educación Pública, Esteban Moctezuma Barragán, en el anuncio del próximo ciclo escolar. En política, los símbolos importan, de ahí que excluir al magisterio, pero invitar a los potentados dueños de las televisoras, es un poderoso e inequívoco mensaje de las prioridades del gobierno federal.

Las palabras del secretario Moctezuma Barragán son elocuentes y con poco margen de duda, mire usted si no: “... el 24 de agosto tenemos un programa muy robusto, como lo hemos señalado aquí, de varios canales de televisión que van a impartir los cursos, las clases, con base en los libros de texto gratuito y los aprendizajes esperados, por lo que no habrá necesidad de acudir a las escuelas”. Así como lo leyó usted: son los canales de televisión los que van a impartir los cursos, y si bien los contenidos son responsabilidad de la SEP, asignar a las televisoras el rol de educadores de millones de niñas y niños, de adolescentes y jóvenes, pareciera una salida fácil, que no la mejor salida.

Por cierto, el desliz, o la confidencia, del titular de la SEP no pasó inadvertida para uno de los expertos en educación más prestigiados que hay en el país, Manuel Gil Antón, cuya reflexión es de enorme importancia para analizar las implicaciones del ciclo educativo anunciado. Le invito a leer la columna de Manuel Gil Antón, titulada “El mito de la tele y la educación”: https://www.eluniversal.com.mx/opinion/manuel-gil-anton/el-mito-de-la-tele-y-la-educacion.

El gobierno pagará a las televisoras privadas 450 millones de pesos por sus servicios; lo curioso de la tarifa es que se estimó tomando en cuenta el número de estudiantes de educación básica que -en teoría- recibirán los cursos por televisión, unos 30 millones, a razón de 15 pesos por estudiante. En términos comerciales tal vez no sea mucho dinero, pero en el contexto de la pandemia de algo puede ayudar a las mermadas finanzas de las televisoras. Algunas secciones de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación han criticado la medida porque es una forma de rescatar a las televisoras y un avance en la privatización de la educación básica en el país, por lo que rechazan el modelo para el regreso a clases (https://politica.expansion.mx/mexico/2020/08/04/la-cnte-rechaza-el-regreso-a-clases-planteado-por-la-sep).

Tiene razón Jenaro Villamil, presidente del Sistema Público de Radiodifusión del Estado Mexicano, en que la política significa dar soluciones a los problemas de la vida pública. En esta tesitura, es indudable que el programa Aprende en Casa II es una solución al enorme y delicado problema del próximo ciclo escolar en el país en tiempos de COVID-19. La pregunta es si impartir cursos por televisión es la mejor alternativa posible. Si lo es, y además es la mejor opción que las autoridades del país pueden ofrecer, no hay mucho que discutir. Pero no parece que las autoridades educativas se hayan esforzado mucho por buscar otras opciones, al menos eso se desprende de su reticencia a escuchar las opiniones de quienes conocen al detalle el enorme y muy complejo sistema de educación básica del país: las maestras y los maestros. El acuerdo con las televisoras no puede sustituir la enorme experiencia y el conocimiento del magisterio de las realidades, tan disímiles, del estado de México, de Chiapas, Oaxaca, Sonora, Nayarit, Tamaulipas, Veracruz, Querétaro, Jalisco, etc. Hasta el momento y con la información disponible se desconoce el rol del magisterio en el programa Aprende en Casa II.

La exclusión de los profesores y profesoras no es el único problema que se advierte en el programa Aprende en Casa II. Otro es la centralización. En lugar de sacar ventaja de la diversidad institucional del sistema de educación básica, al parecer se ha preferido centralizar las decisiones, los programas, los contenidos, los tiempos, las evaluaciones (en su caso). En vez de aprovechar las oportunidades del enorme y complejo sistema educativo acoplado flexiblemente en su gran diversidad, se opta por la centralización, es decir, por el control. Tal vez sea de mayor beneficio para las niñas y los niños, para sus maestras y maestros, que se den márgenes de autonomía a los sistemas educativos estatales para ajustar las condiciones del trabajo académico a las diversas realidades de los municipios y las comunidades. Lo importante es que los actores centrales de la educación, estudiantes y docentes, tengan las mejores condiciones posibles para aprender (dentro de las limitaciones que impone la pandemia), no que los funcionarios tengan controlado el sistema.

Por otra parte, si bien hay muchas comunidades que carecen de electricidad o familias que no tienen aparato de TV ni de radio, es indudable que la televisión permite llegar a lugares remotos y, con ello, lograr una cobertura cercana al 100% del total de la población escolar. Sin embargo, tener amplia cobertura no significa que haya aprendizaje, sobre todo si consideramos que niñas y niños pequeños requieren la presencia de un adulto que les oriente en sus actividades, y que estar frente al televisor (las horas que sean), no implica comprender los contenidos ni mucho menos integrarlos a la experiencia de vida de cada persona. Al parecer, lo importante es “cubrir el programa”, mientras el semáforo de riesgo COVID-19 no permita la asistencia a la escuela, quedando las necesidades específicas de niñas y niños en un plano secundario. Si se pretende que los programas educativos de los diferentes grados escolares se aprendan con clases por televisión, es altamente probable que el fracaso de Aprende en Casa II sea inevitable.

El programa Aprende en Casa II tiene otras carencias, entre las más notorias, están las opciones para el sistema de educación especial (no se dice nada), el papel del magisterio en los cursos por televisión, los formatos y criterios de evaluación, los materiales didácticos, la participación de madres, padres y tutores de familia, entre otros. Suponer que en unos meses se regresará a las aulas, posiblemente sea una conjetura falsa y dañina, toda vez que los riesgos de contagio bien pueden extenderse durante varios meses del próximo año, lo que significa que el ciclo escolar presencial sería mínimo, si lo hubiera.

La pandemia exige políticas de excepción. Llevar la escuela a la televisión es una solución, sí, pero no parece que sea la mejor. En vez de la obsesión por “cubrir el programa” tal vez sea mejor diseñar programas de excepción centrados en pocos ámbitos, pero altamente relevantes para la formación de niñas, niños y jóvenes. Algunos posibles ámbitos serían:

  • Lectura y escritura, desde las primeras letras hasta un conjunto de obras: cuentos, novelas, obras de teatro, poesía, adecuados a las edades de niñas y niños. Asimismo, relatos de sus experiencias de vida en tiempos de pandemia, ilustrados con dibujos, árboles genealógicos, leyendas populares, letras de canciones, materiales de su región, etc.
  • Matemáticas aplicadas a la vida diaria: desde las operaciones aritméticas básicas hasta ecuaciones con cierto grado de dificultad, de acuerdo a las edades, a las capacidades de niñas, niños y adolescentes. De la mano de los primeros números, nociones básicas de economía doméstica y comercio.
  • Salud y arte: desde las medidas de higiene básicas para evitar contagios del SARS-CoV-2 hasta salud alimentaria y salud mental a través de actividades lúdicas y de formación artística en dibujo, música, pintura, teatro, danza, etc.

 

Tal vez sea más relevante salir de esta pandemia (que por cierto va para muy largo) con niñas, niños, adolescentes y jóvenes con ganas de leer, con interés por las matemáticas, con hábitos de alimentación y emocionales saludables, con capacidad de narrar sus historias por medios creativos, que seguir puntualmente sus clases por televisión. Quizás es más importante que niñas y niños le tomen el gusto a Julio Verne y a Remedios Varo, sepan de economía doméstica, conozcan las propiedades nutricionales del maíz y bailen cumbias, a que las autoridades de la SEP se llenen la boca por el cumplimiento de los programas al 100 % (o al porcentaje que sea). ¿Qué opina usted?

Caso Toledo/Covid: corte de caja/Gobernador Cabeza de Vaca y el cártel de las 3 Cabezas - RV Informa
Atrás Caso Toledo/Covid: corte de caja/Gobernador Cabeza de Vaca y el cártel de las 3 Cabezas - RV Informa
El Marro sobre Guanajuato… ¿qué sigue?
Siguiente El Marro sobre Guanajuato… ¿qué sigue?
Entradas Relacionadas

Escribir comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *