El riesgo de expansión mediática de La visión de Dios

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Érika Paz

Periodista, doctoranda en Ciencia Política por la UNAM

Facebook: Érika Paz / Twitter: @paz_eri 

 

 

El riesgo de expansión mediática de La visión de Dios

 

En los últimos años hemos observado la creciente expansión de fundamentalismos religiosos en América Latina que ocultan las causas de problemas como la pobreza, los feminicidios, el uso de drogas o la delincuencia bajo el discurso del pecado. Desde la Iglesia católica y las Iglesias evangélicas han llamado “ideología de género” a una suerte de maldición, que han usado como estrategia, entre otras, para encauzar la inconformidad, el desasosiego y la protesta de algunos sectores de la población.

 

En consonancia con grupos conservadores de derecha y ultraderecha, estas sectas religiosas conocen la eficacia del uso de la religión y la fe como mecanismo de control que sirve a procesos de despojo o privatización que atentan contra los derechos de los pueblos originarios e indígenas, los derechos humanos y los derechos humanos de las mujeres.

 

Silvia Federici afirma que la Iglesia ha sido la piedra fundante del sistema feudal y capitalista. El auge de sectas pentecostales, señala la filósofa italiana, recuerda a los misioneros que acompañaron La Conquista de América, una guerra que exterminó poblaciones enteras e impuso a la fe católica como un instrumento de dominación de los pueblos originarios, de los pobres y de las minorías étnicas. 

 

Por su parte, Rita Segato (2009) expone que “las tendencias de la religiosidad contemporánea responden a un nuevo orden territorial […] que configura hoy nuestra economía política del espacio”. Así, un grupo se apropia de una territorialidad comportándose como “patrias secundarias” en constante expansión de sus franjas de actuación (mediante el adoctrinamiento o la conversión) para administrarlas bajo sus propias normas.

 

Todo, en un marco contextual que comprende un Estado desdibujado y la presencia de diversos y variados grupos de interés: políticos, partidarios, mercantiles, inmobiliarios, industriales, etcétera, con mayor o menor margen de incidencia en las decisiones gubernamentales. Estas sectas evangelistas y católicas de densidades empobrecidas actúan con recursos y normatividad propias, compitiendo por “porciones de participación en el control de la esfera de gobierno”, documenta la antropóloga argentina. 

 

Federici y Segato, connotadas académicas, han advertido sobre la expansión de iglesias neopentecostales en América Latina y Estados Unidos que enarbolan discursos de superioridad moral y manifestaciones de moralidad expresadas en el control de los cuerpos de “sus” mujeres (de su sexualidad, vestimenta y de la anulación de su derecho a decidir) y pronunciándose en contra del matrimonio entre parejas del mismo sexo y de la adopción homoparental. 

 

La expansión territorial y mediática de grupos evangélicos

 

En el proceso de expansión, las sectas neopentecostales han hecho uso de los medios de comunicación mediante la compra de espacios en radio y televisión comerciales, en señal abierta y por cable. Pese a las restricciones legales en México la Iglesia católica y ahora las Iglesias evangélicas disponen de acceso a los medios de comunicación.

 

A raíz de la reforma constitucional del Artículo 130, durante el sexenio de Salinas de Gortari (1992), mediante la cual los ministros de culto consiguieron el derecho a votar (aunque no a ser votados); se expidió la Ley de Asociaciones Religiosas y Culto Público (LARCP) que impide a las Iglesias ser propietarias de medios de comunicación, cuyo artículo 16 señala al pie de la letra:

 

“Las asociaciones religiosas y los ministros de culto no podrán poseer o administrar, por sí o por interpósita persona, concesiones para la explotación de estaciones de radio, televisión o cualquier tipo de telecomunicación, ni adquirir, poseer o administrar cualquiera de los medios de comunicación masiva”.

 

Es por ello que sorprende la decisión del Instituto Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión (IFT) de otorgar en mayo pasado la Concesión única de uso social, para operar por 30 años las frecuencias de radio y televisión de paga, a la Asociación Civil “La Visión de Dios” la cual podría ser escuchada en el 101.9 MHz, en Mérida, Yucatán, violentando el artículo 16 de la LARCP.

 

Arturo Farela Gutiérrez presidente de la Confraternidad Nacional de Iglesias Cristianas Evangélicas (Confraternice) celebró la concesión de radio y televisión asignada a la asociación evangélica “La visión de Dios. A. C.”.[1] Luego que en febrero y marzo pasados, Farela y otros integrantes de la Confraternice se reunieran con Andrés Manuel López Obrador en Palacio Nacional, le externaran su deseo por obtener una concesión de radio y televisión, le plantearan su solicitud de reforma a la Ley de Asociaciones Religiosas al presidente y a la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, y se comprometieran a coadyuvar con la campaña de jóvenes contra el uso de drogas.

 

Organizaciones sociales encabezadas por la Asociación Mexicana de Derecho a la Información (Amedi) se pronunciaron contra la decisión del IFT al designar la Concesión de uso social a “La visión de Dios”. El Instituto respondió que “realizó una revisión al Directorio de Ministros de Culto de la Dirección General de Asociaciones Religiosas de la Secretaría de Gobernación, y no se encontró registro de la representante legal o de sus asociados como ministros de culto que pudieran administrar por sí o por interpósita persona, una concesión”. [2]

 

Aparentemente fue la única búsqueda que hizo el IFT, dado que La Visión de Dios, A. C.  asentó como dirección de notificaciones, una propiedad ubicada en la Calle 38 de la colonia Chichí Suárez, de Mérida, la cual no fue localizada en un recorrido físico, tampoco aparece en aplicaciones electrónicas de geolocalización.[3]

 

Las irregularidades en la asignación de la Concesión de Uso Social a La Visión de Dios, A. C., también comprenden la violación al artículo 67, Fracción IV, que reconoce a pueblos y comunidades indígenas, universidades de carácter privado, así como a organizaciones de la sociedad civil que “estén constituidas bajo los principios de participación ciudadana directa, convivencia social, equidad, igualdad de género y pluralidad”, como posibles concesionarias.

 

En este caso en particular, el IFT transgredió la Ley al otorgar a una organización religiosa una concesión de uso social, pero también es cierto que semejante generalidad en el citado párrafo de la Ley ha propiciado la asignación de varias concesiones bajo la figura de uso social a grupos de interés y no precisamente con “propósitos culturales, científicos, educativos o a la comunidad, sin fines de lucro”, como se establece en los artículos 67 y 76 de la LFTR.

 

El IFT debe revisar el proceso de asignación de la Concesión, empezando por la documentación presentada por La visión de Dios A. C., las condiciones establecidas en la concesión y su coincidencia con los fines solicitados a fin de proceder con la anulación o revocación.

 

Con todo, si la intención del presidente es colaborar con iglesias evangélicas o sectas neopentecostales o es manifiesta la pretensión de presentar una iniciativa de reforma al artículo 16 de la Ley de Asociaciones Religiosas con el fin de enfrentar una crisis de valores, y existe relación con la concesión otorgada a La visión de Dios; hay que dejar en claro que las iglesias de corte fundamentalista, que se oponen a los derechos humanos y a los derechos humanos de las mujeres, no son opción.

 

Grupos o sectas religiosas que imponen determinado tipo de vestimenta a las mujeres, prohíben las ceremonias y el respeto a los símbolos patrios, algunos se oponen a las transfusiones de sangre o a vacunar a sus hijos y se mantienen al margen de las reglas del Estado actuando bajo su propia normatividad religiosa.

 

Recordemos, además, que las pugnas e incluso guerras por dogmas de fe dividen comunidades, regiones y a las naciones, generan conflictos interétnicos, propician espacios de exclusión, segregación, marginación, discriminación y, también, inoculan el sexismo, la misoginia y la intolerancia religiosa, racial y política. Respetemos la libertad de culto, pero no en detrimento de la laicidad del Estado y los derechos humanos.  

 

[1]    Xantomila 2019, “Iglesias se han colado a los medios mediante organizaciones civiles”, La Jornada 13 de junio de 2019, p. 12, recuperado de:  https://www.jornada.com.mx/2019/06/13/politica/012n4pol

 

[2]  Aristegui Noticias 2019, “Organizaciones exigen al IFT que rectifique concesiones a ‘La visión de Dios’” Redacción, 17 de junio, recuperado de: https://aristeguinoticias.com/1706/mexico/organizaciones-exigen-al-ift-que-rectifique-concesiones-a-la-vision-de-dios/

 

[3]  Lucas 2019, “La Visión de Dios, concesionaria de la FM en Mérida, presentó un domicilio inexistente”, El Economista, 20 de junio de 2019, recuperado de:   https://www.eleconomista.com.mx/empresas/La-Vision-de-Dios-concesionaria-de-la-FM-en-Merida-presento-un-domicilio-inexistente-20190620-0069.html

 

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Comentario 1
  • elia

    Muy interesante. Independientemente que alguien crea o no en dios, no se puede ni se debe mezclar la política ni el funcionamiento del estado con la religiosidad.
    Estoy muy molesta con amlo que este tratando darle un lugar y poder a las iglesias, sean las que sean.

    Responder
    15 julio, 2019

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