"El Chapo" es cartucho quemado

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J. Jesús Esquivel

Corresponsal de la revista Proceso en Washington

@JJesusEsquivel

"El Chapo" es cartucho quemado

Washington – Clamar victoria por recapturar a un narcotraficante que lo había humillado al fugarse por un túnel de la prisión de máxima seguridad de todo el país, es un exceso de Enrique Peña Nieto y de su gobierno, porque la anulación de Joaquín “El Chapo” Guzmán, en términos reales, no representa ninguna modificación importante en la estructura del Cártel de Sinaloa.

Misión cumplida, ¿de qué? ¿Acaso ya capturó o eliminó el gobierno de Peña Nieto a Ismael “El Mayo” Zambada García, el capo de capos del Cártel de Sinaloa? ¿A Iván, Alfredo, hijos de “El Chapo”, a los otros hijos de “El Mayo” Zambada o a los del finado Juan José Esparragoza Moreno “El Azul”, y a los demás llamados narcojuniors, quienes en realidad son las verdaderas cabezas de mando del Cártel de Sinaloa?

Guzmán Loera es un cartucho quemado. A Peña Nieto se le olvida que mientras “El Chapo” estaba en prisión y durante los seis meses que se anduvo escondiendo tras su fuga, el Cártel de Sinaloa seguía exportando drogas a Estados Unidos y a otras partes del planeta como si nada hubiera pasado. Es más, en junio del año pasado, un mes antes de la fuga de “El Chapo”, el gobierno de Estados Unidos declaró al Cártel de Sinaloa como la organización del trasiego de drogas casi dueña absoluta del mercado estadunidense de los narcóticos y con mayor presencia en la Unión Americana.

Desacreditado a nivel internacional por los escándalos de corrupción, abuso de poder y conflictos de interés en su gobierno, Peña Nieto, ansioso del reconocimiento público, se lanzó a declarar “misión cumplida” con la recaptura de un criminal de la talla de “El Chapo”, quien por su egolatría y ansiedad de tener los reflectores sobre él, tal vez se puso en charola de plata para que lo atraparan en Los Mochis, el viernes de la semana pasada.

La euforia en Los Pinos duró un día. La publicación de una entrevista al “Chapo” en la revista estadunidense Rolling Stone, le arrebató la atención mundial al presidente mexicano.

El actor estadunidense Sean Penn, autor del texto en Rolling Stone, y la actriz mexicana Kate del Castillo, se reunieron en la sierra de Sinaloa con quien era el criminal más buscado del planeta.

La entrevista filmada, con una duración de 17 minutos, con preguntas formuladas por Penn, pero que se hizo después de la visita del 2 de octubre de 2015 de los actores a la sierra, periodísticamente no es nada reveladora.

Lo importante de la publicación de Rolling Stone, además de la foto de Penn con “El Chapo”, y el video de la entrevista, por cuestiones de autenticación del hecho, creo que son dos aspectos.

Primero, que “El Chapo”, por primera vez desde que se hizo famoso en el narcotráfico internacional, se incrimina al presumir que su organización es la principal exportadora de drogas del mundo.

Hasta antes de esto, “El Chapo” se había declarado “agricultor”.

Su autoincriminación judicialmente no significa nada para la justicia de Estados Unidos que eventualmente lo juzgará cuando se lo entregue Peña Nieto. La justicia estadunidense, aunque tenga el video de “El Chapo” declarándose responsable de la venta en ese país de cocaína, heroína, metanfetaminas, mariguana y demás narcóticos, para poderlo acusar de estos delitos se los tiene que probar. La presunción de inocencia es clave para toda persona hasta que se demuestre lo contrario y es fundamental para la aplicación de la justicia estadunidense.

El segundo aspecto a destacar del texto de Penn, y que creo es de gran importancia para la justicia mexicana, es la revelación de que el Ejército colabora abiertamente con el Cártel de Sinaloa y presuntamente conoce la ubicación en la sierra de los hijos de “El Chapo” y de otros narcojuniors.

Penn describe con detalle que cuando él, Kate y otras personas eran conducidas en un convoy de camionetas todo-terreno por las vías de terracería de la sierra para llegar al lugar donde sería el encuentro con Guzmán Loera, el auto en el que iban era conducido por Alfredo, un hijo del capo. Con Alfredo al volante, Penn sostiene que cuando la camioneta en la que viajaban llegó a un lugar donde había un reten militar, el narcojunior solo bajo el cristal de la puerta del conductor y los soldados los dejaron seguir adelante, como si nada.

En un país con un sistema judicial efectivo y libre de corrupción, este dato ya hubiera obligado al Secretario de la Defensa a llamar inmediatamente a todos los soldados asignados a los retenes militares de esa sierra para investigarlos por corrupción por narcotráfico y para ubicar las guaridas de los narcojuniors. Pero en México, no pasa nada.

¿Por qué el gobierno de Peña Nieto en lugar de pasarle a una empresa de televisión los videos del enfrentamiento de los marinos con los narcos durante la recaptura del “Chapo”, y datos respecto a los contactos de Kate y Penn con Guzmán Loera, no nos informa de lo que ha declarado el narcotraficante sobre quiénes y cuántos lo ayudaron a escapar del penal de alta seguridad del Altiplano?

Como siempre, las verdades a medias, la falta de rendición de cuentas y la impunidad, serán otro de los sellos de la misión cumplida de Peña Nieto, aun en el caso de “El Chapo” Guzmán.

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Comentario 1
  • luzVi01Vi

    Parte de la rendición de cuentas es que nos muestren a los detenidos cuando ya están en el penal -esto no ha sucedido ni con Guzmán Loera, ni con el Cholo-. Sólo nos han mostrado fotos de cuando los soldados llevan a Guzmán Loera hacia el avión y que le volteo la cabeza para la toma de su cara de frente, el soldado de enmedio y vestido con el pants. Primero habían enseñado las mismas tomas de cuando lo detuvieron antes de que se escapara. A quién le gustaría que lo detuvieran y que nadie los viera en los medios, al menos con cierta frecuencia, para que le conste a la audiencia que están en perfecto estado de salud, vivo. Porque en este país, después de los 43 de Ayotzinapa, no sé que más pueda pasar, porque un preso en circunstancias así y con las cosas que suceden, está de pensarse.

    Responder
    14 enero, 2016

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