Curiosidades lingüísticas

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Esthela Treviño G. @potemkin

Rompeviento TV, 14 de enero de 2022

 

Empezando con la materia prima del lenguaje humano y su hechura hasta la más mínima curiosidad de una lengua, cualquiera que sea, hay un mundo fascinante de hechos y especulaciones: desde el mero dato curioso, (la palabra tabú, viene del tongano tapu, una lengua polinésica hablada en las islas Tonga —¿cómo llegó hasta el español?—); o el dato (aparentemente) inexplicable de alguna lengua (¿por qué en español podemos decir “comí arroz” pero en francés *J´ai mangé riz e italiano, *Ho mangiato riso, lenguas hermanas, no es gramatical?; hay que decir en francés: J´ai mangé du riz, en italiano: Ho mangiato del riso. En cambio, el español es a la inversa, no podríamos decir *Comí de arroz. Por cierto, hay una explicación de por qué el francés, italiano, inglés y otras lenguas tienen que introducir ese material extra —du y del, respectivamente.

Desde esos datos, hasta teorías y conjeturas espectaculares y osadas sobre el lenguaje humano, en sus distintos campos y en sus diversas manifestaciones, por ejemplo: ¿hay una Gramática Universal, como sugiere Chomsky? ¿Por qué todas las lenguas del mundo tienen vocales? Si elegimos 7 palabras al azar del español, podremos generar 5,040 combinaciones posibles. Es probable que menos de 10 de esas combinaciones produzcan frases gramaticales en esta lengua, es decir, bien formadas según el sistema del español. ¿Por qué? ¿Por qué no obtendríamos 5,040 frases gramaticalmente correctas para el español? ¿Hay lenguas más antiguas que otras? ¿Cuál fue la lengua original? Desde luego, esa pregunta presupone que hubo una lengua original de la que todas las demás se derivaron. ¿Hubo una lengua original? Todavía es un debate intenso.

Temas como los anteriores y los siguientes constituyen preguntas sumamente interesantes, preguntas que los usuarios regulares de alguna lengua se formulan. Creo que todos, en algún momento, nos damos cuenta de lo especial y extraordinario, hasta raro, que es el lenguaje, pero, en el día a día, damos por sentado que poseemos un portentoso instrumento de comunicación, de pensamiento, de poder. Veamos algunas preguntas que los lingüistas investigan, en serio:

  1. ¿Hay lenguas más expresivas o ricas que otras?
  2. La pregunta anterior invita la suposición de que hay lenguas más pobres que otras.
  3. ¿Hay lenguas perfectas? ¿En qué consistiría “lo perfecto”?
  4. Nuestro lenguaje (lengua) ¿determina la manera cómo interpretamos la realidad?
  5. Si la pregunta en 4 se responde afirmativamente, entonces los hablantes de las distintas lenguas interpretan de manera distinta la realidad. OJO: esto tiene implicaciones enormes para la indagación, muy vigente, de científicos de diversos campos sobre si existe la realidad o si la creamos nosotros.
  6. ¿Es el lenguaje un producto cultural? ¿Hay lenguas más “primitivas” que otras?
  7. ¿Podemos aprender 2-3 (o más lenguas) simultáneamente como lenguas maternas?
  8. Hemos oído que se pierden las lenguas, que dejan de existir. Aparte del hecho de la falta de hablantes que puede ciertamente provocar la desaparición de una lengua, ¿hay otros motivos? ¿El latín, por ejemplo, que dio paso al español, francés, italiano y otras, se extinguió por falta de hablantes?
  9. ¿Podemos, por alguna circunstancia, perder el lenguaje, “olvidar” nuestra lengua, por ejemplo, por alguna enfermedad que afecte a la memoria?

El lenguaje humano: cómo se construye, cuáles son sus propiedades, cómo se adquiere o aprende, cómo se usa, si tiene otras funciones además de la comunicativa, si se puede perder, eso y los diversos hechos de las distintas lenguas, cuando menos entretienen al pensamiento y/o imaginación, cuando más enriquecen y, a granel, el conocimiento y el asombro y pueden avivar la curiosidad por investigar.

Parte de la intención de esta columna es presentar contenidos de tal forma que cualquier persona interesada, o a cualquiera que le pique la curiosidad, pueda acceder sin tener que toparse con tecnicismos y toda la jerga especializada del campo del lenguaje, de la lingüística. Otra parte de la intención es ofrecer una sección donde se puedan compartir preguntas, hechos, datos, conjeturas, preguntas sin respuesta, sobre distintos aspectos del lenguaje humano, o del español, o de cualquier otra lengua. Todo esto porque Rompeviento TV tiene interés en abarcar temas con un enfoque cultural y de difusión del conocimiento, y se aceptó esta sugerencia, por lo que estoy felizmente agradecida.

Esas son las principales pretensiones que nos alientan y, a modo de confesión, en lo que toca a mí, el enorme divertimento que me produce este contacto tan íntimo e inevitable con el lenguaje más la oportunidad de establecer un intercambio con leyentes y escuchas. Ojalá que en quienes lean o escuchen se despierte (más) la curiosidad, y que también se diviertan y se asombren. Comentarios, precisiones, aclaraciones, preguntas, bienvenido todo. Entre paréntesis, si encuentra aquí una palabra que no le suene si así se dice o no, habrá las que sí registre un diccionario y las que no. Siempre les dije a mis alumnos que la lengua es de quien la usa, ¡con todo y ambigüedad!; lenguaje viene, de hecho, del latín vulgar lingua, literalmente ‘lengua’, el órgano, pero que, por extensión o, mejor dicho, por sustitución, pasó a significar “idioma, habla”. ¿Será por eso que decimos se fue de la lengua? ¿se le soltó la lengua?

Sí, soy lingüista; me centré en aspectos teóricos sobre el lenguaje, sobre su estructura, principios, reglas... Tengo, asimismo, un fuerte interés en aspectos del lenguaje humano relacionados con la (neuro)biología, con el cerebro y la mente, y con temas vinculados al conocimiento (cognición). Pero, en esas paradojas de la vida, debo confesar que me chocaban las clases de español, incluso en la Universidad, nada más oír esos horrores pluscuamperfectos, oraciones concesivas, subordinadas adjetivas, ¿qué era eso de “oración transitiva”? ¿qué transita, a dónde? me quejaba yo; y bueno, terminé metiéndome de lleno en el fascinante campo del lenguaje humano.

Creo que desde siempre he tenido especial fascinación por las palabras, los juegos de palabras, “hablar en la efe o en la cuti”, darme cuenta de que en inglés había palabras que “sonaban a español”; jugaba a ver cuántas palabras conocía, por ejemplo, con “tierra”: terroso, terráqueo, terrícola, terregal, desterrar... Hacía listas largas... También ¡estoy llena de diccionarios! ¡Ay, busquen le entrada “a”, sí, la humilde “a” en el diccionario inconcluso de Cuervo y se quedarán maravilladas!

Aprendí mucho haciendo crucigramas con mi papá. Me entretenía haciendo listas de expresiones que involucraban partes del cuerpo: darle la espalda a alguien, estar algo a espaldas de, hablar a espaldas de, (¿por qué en plural?), le dieron un tiro por la espalda (no es lo mismo que darle un tiro en la espalda); en fin, en esa época jamás imaginé que hubiera algo más allá como lo que ahora sé que hay. Y, por cierto, hay muchas lenguas que utilizan partes del cuerpo, externas e internas, para expresar ubicaciones o relaciones espaciales.

Sirvan los párrafos anteriores como introducción a esta columna de Curiosidades lingüísticas. Como colofón, un entresijo:

¿Cuál es la lengua nativa de Yoda?

Esta pregunta se la tomó en serio un reconocido lingüista inglés.

Su sintaxis es muy compleja.

Nótese que Tolkien inventó un “lenguaje”, el elvish (“¿duendoide?”).

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