Curiosidades lingüísticas

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¿Es el lenguaje infinito?

Esthela Treviño G. @potemkin

            Rompeviento TV, 3 de febrero de 2022

 

Si preguntáramos cuántas palabras tiene el español, o el náhuatl, o el hindi, obtendríamos una gran variedad de respuestas, créanme, he hecho el experimento. ¿250,000? pregunté una vez (y otras veces) a mis alumnos; casi siempre se quedaban mirando unos a otros sin saber qué contestar. ¿75,000? “suenan muchas”, “por ái”, “pero más de 100,000 no”. “Entonces, ¿250,000 son una exageración?”, y no sabían si los estaba tanteando o azuzando, y ellos que pensaban que más de cien mil definitivamente no y qué tal que sí tiene como 250,000, seguían sin comprometer una respuesta.

¿Cuántas frases u oraciones, que expresan una idea, podríamos formar o construir, con 75,000 palabras y cuántas con 250,000? ¿Hay un mínimo necesario de palabras para formar frases y oraciones? ¿Dónde se almacenan las palabras y las oraciones? ¿Se almacenan? ¿Podríamos almacenar un número infinito de expresiones lingüísticas?

Veamos: primero, sabemos que las palabras son los componentes con los que formamos oraciones. Toda lengua crea su repertorio de palabras y el depositario o almacén de tal repertorio somos los hablantes, los usuarios. En realidad, los hablantes vamos creando y aprendiendo ese repertorio. Cuando empezamos a hablar tuvimos que aprender que este objeto “es” una silla, o que esto otro “es” agua y así sucesivamente. Entrecomillo “es” porque a ese objeto lo hemos llamado silla, mientras que en hindi a “silla” le han llamado ‘kurasī’. Los nombres, las palabras, son totalmente arbitrarios. Entonces, adquirimos el vocabulario o diccionario mental del español, o del hindi, o de cualquier otra lengua y la cantidad de palabras que contenga el vocabulario mental de cada quien seguramente va a variar.

Segundo, también hay limitaciones de memoria. Por más elefantesca que pueda ser la memoria, tiene un límite esa capacidad de nuestro cerebro. Tercero, con un espíritu generoso, supongamos que el español tiene alrededor de 250,000 palabras; aunque así fuera, el vocabulario mental contendría un número limitado o finito de palabras.

De los tres señalamientos anteriores parece razonable suponer que, si el vocabulario mental es finito, la memoria léxica también lo es, y la cantidad de léxico (vocabulario) que cada quien ha almacenado varía, entonces el número de frases o expresiones lingüísticas que podemos construir es también finito, aunque pueda ser cuantioso. La respuesta a la pregunta que plantea el título de este texto es no, el lenguaje no es infinito.

Sin embargo, consideremos un dato por demás abrumador: si seleccionamos 4 palabras de nuestro vocabulario mental, con ellas podemos crear 24 oraciones lógicamente posibles. Con 10 palabras podemos construir ¡3,628,800 oraciones lógicamente posibles! Según el lingüista y políglota norteamericano, Alexander Argüelles, hay 250 palabras que conforman el núcleo esencial en cualquier lengua para construir cualquier oración. ¡250 palabras como mínimo indispensable! Si 10 palabras arrojan más de 3.6 millones de frases, en cualquier lengua, para calcular las de 250, ¡necesitamos una calculadora especial!

Ahora bien: Argüelles dice que un hablante con educación media tiene un vocabulario mental activo de 5,000 palabras y habría que tener uno (activo y pasivo) de 20,000 palabras para leer una novela de un buen literato. Parece, entonces, que el lenguaje se acerca a ser infinito. Pero ¿dónde queda o se guarda todo lo que producimos con el lenguaje? La memoria “lingüística” no parece ser buen candidato. ¿Se guarda todo?

Pues...aquí viene la gran sorpresa del lenguaje: Jamás, en ninguna lengua natural, las combinaciones lógicamente posibles de las palabras que se elijan para formar una expresión son todas gramaticales. Dicho de otra forma, no todas las frases posibles se conforman a los principios y reglas de la gramática de una lengua dada. Por ejemplo, una oración como Muchacho el su sombrero pintó es totalmente agramatical en español, pero sería, con las palabras y formas adecuadas, perfectamente gramatical en seri (lengua nativa de Sonora). En español tendríamos El muchacho pintó su sombrero.

Así, de las 24 frases posibles que resultarían de escoger 4 palabras, dependiendo de las palabras elegidas, ¡la mitad podrían ser gramaticales o ninguna! Hagamos el ejercicio: solicité a dos personas distintas que me dieran 4 palabras del español, las que fueran y este es el resultado:

  1. amar respirar son indispensables            *vine en el metro
  2. amar respirar indispensables son              *vine en metro el
  3. *amar son indispensables respirar            *vine metro en el
  4. *amar son respirar indispensables            *vine metro el en
  5. *amar indispensables son respirar            *vine el metro en
  6. *amar indispensables respirar son            *vine metro el en
  7. *indispensables amar respirar son            *en vine metro el
  8. *indispensables respirar amar son            *en vine el metro
  9. *indispensables respirar son amar            *en metro el vine

10.*indispensables amar son respirar            *en metro vine el

  1. *indispensables son amar respirar           *en el vine metro
  2. *indispensables son respirar amar           *en el metro vine
  3. *son amar respirar indispensables           *el vine metro en
  4. *son respirar amar indispensables           *el metro vine en
  5. *son respirar indispensables amar           *el vine en metro
  6. *son amar indispensables respirar           *el metro en vine
  7. *son indispensables amar respirar            *el en metro vine
  8. *son indispensables respirar amar            *el en vine metro
  9. *respirar son indispensables amar           *metro vine en el
  10. *respirar son amar indispensables           *metro vine el en
  11. *respirar indispensables son amar           *metro en vine el
  12. *respirar indispensables amar son            *metro el vine en
  13. *respirar amar indispensables son            *metro en el vine
  14. *respirar amar son indispensables            *metro el en vine

En la columna de la izquierda aparecen 4 palabras: amar, son, respirar, e indispensables y en la de la derecha en, el, vine, metro. Notemos la discrepancia: con la selección de las palabras en la columna de la izquierda, de 24 frases solo obtenemos 6 gramaticales —con las pausas prosódicas adecuadas— y otras 4 que exigen ciertas condiciones prosódicas pero que pudieran ser perfectamente gramaticales, aquellas precedidas por un signo de interrogación (de la 11 a la 14). El asterisco (*) que precede a cada oración indica que la expresión no es gramatical en el español. En la columna de la derecha, una selección de 4 palabras distintas solo arroja 2 frases gramaticales de las 24 posibles.

Si usted se anima a divertirse, elija 10 palabras cualesquiera y construya más de tres y medio millones de frases, y después cuente cuántas de esas decide usted que son gramaticales en el español, si es su lengua materna. Ahora imagine cuántas frases lógicamente posibles podríamos formar con las 5,000 palabras que Argüelles supone que tenemos activas en nuestro vocabulario mental. Es una tarea tan titánica como improbable y, hasta ahora, nadie la ha hecho. Spoiler o, el mexicanísimo regar el tepache: sí hay una manera de determinar cuántas y cuáles combinaciones serían gramaticales.

Nuestro lenguaje, esa facultad tan humana nos irá llevando de asombro en asombro; y para intentar explicar esos datos asombrosos necesitaremos de una teoría, de especulaciones también. Por ejemplo, hay dos hechos incontrovertibles y observables y extraordinarios que tendríamos que explicar:

1) ¿Cómo es que somos capaces de entender una frase u oración que jamás antes habíamos escuchado? Todos tenemos esa experiencia —de la que nos percatamos pocas veces porque nuestra atención está en otra parte—.

2) ¿Cómo es que también construimos frases u oraciones nuevas, es decir, que nunca antes hemos dicho o escuchado? ¿No se han sorprendido alguna vez a ustedes mismas pensando “de dónde salió esto que dije”? ¿No se han cachado a ustedes mismos diciendo “¿yo dije eso?”

Leer es incurable, pensé el otro día y estoy absolutamente segura de que jamás había oído esa expresión y que nunca antes la había yo dicho. Este hecho, desglosado en los puntos 1) y 2) anteriores, se conoce como el argumento de la creatividad.

De modo que si tenemos un vocabulario mental mayor de 250 palabras, entonces podemos crear y entender expresiones nuevas sin límite. El lenguaje sí es (potencialmente) infinito. Entre paréntesis: según Argüelles todos tenemos al menos un vocabulario de 2,500 palabras mismas que nos deben permitir expresar todo lo que pudiéramos querer decir.

Wilhelm von Humboldt, un humanista extraordinario (Siglos 18 -19), versado en filosofía, lingüística, literatura, antropología, entre otros campos, pensaba que el lenguaje es un órgano, en el sentido de un organismo vivo y cambiante; también creía que es tan extraordinariamente complejo que forma parte de nuestra dote genética; para Humboldt el lenguaje es algo innato que no se enseña sino que se “despierta” con la experiencia: el contacto con una lengua. Humboldt afirma que como el lenguaje es un “organismo completo podemos distinguir en él no solo componentes sino leyes de operación.” El lenguaje, observa, es “verdaderamente ilimitado”, “Por lo que debe hacer un uso infinito de medios finitos...” (Wilhelm von Humboldt, [1836], Linguistic Variability and Intellectual Development, Univ. of Pennsylvania Press, 1971, pp.69-70.)

El vocabulario mental y otros medios, los sonidos lingüísticos, por ejemplo, son finitos, su uso, infinito. Esta suposición es verdaderamente atrayente, arriesgada y presenta una argumentación elegante. Es una suposición que adopta y desarrolla más tarde Noam Chomsky (S. 20 y 21).

Notemos, entonces, que las columnas con las frases compuestas de 4 palabras presentadas anteriormente demuestran que las expresiones lingüísticas no se forman uniendo en cadena una palabra tras otra. Debe haber principios y restricciones que rijan lo que se puede combinar y la manera en la que puede hacerse. En efecto, que el lenguaje tiene estructura y reglas por las que se rige es algo que se sabe desde la antigüedad. Que el número de expresiones lingüísticas que pueden formarse en cualquier lengua es ilimitado, tampoco ha sido un hallazgo moderno. Pero, ¿cómo demostrarlo? Como toda ciencia, la lingüística tiene que ofrecer maneras de demostrar las teorías que propone. Y en eso seguimos, los lingüistas.

Por último, para no dejarles la curiosidad, según la RAE en su edición del 2014, el diccionario contiene 93,000 entradas, mientras que el OED (Oxford English Dictionary) contiene 171,476 palabras. Sin embargo, el asunto de determinar qué cuenta como una palabra está lejos de ser sencillo; también afecta si un diccionario incluye como palabras distintas, por ejemplo, amar y amaba, o sea, formas verbales distintas de la misma palabra, que el DRAE no hace, pero otros diccionarios sí. Estar, por ejemplo, tiene ¡más de 100 formas distintas!

Respuesta al entresijo §LenguaNativaDeYoda del artículo anterior: El lingüista inglés David Adger se propuso averiguar cuál sería la lengua nativa de Yoda, a pesar de desconocer de qué planeta proviene y a qué especie pertenece, y concluyó que debe ser algo parecida al ¡hawaiano!

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