Crítica vs. critiquería

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Esthela Treviño, @etpotemkin

Rompeviento TV, 23 de junio de 2022

 

Ningún otro término como el de crítica para propulsar una variedad de etiquetas según quién sea el crítico, qué sea lo criticado, y quién sea el lector o escucha de la crítica. A veces solo basta saber quién es el autor y ya está lista la pegatina: conservador, reaccionario, vanguardista, retrógrado, contestatario. Si de política se trata, los engomados, hoy, son otros: derechairo, fifí, conservador, progre, facho, ultraderechoso, izquierdoso, hasta el resucitado rojillo, y así por el estilo.

Ningún otro término como el de crítica tiene una connotación tan negativa. Crítica siempre parece conllevar el propósito de desacreditar aquello o a aquella persona que se critica. Entonces, se trae, como término alternativo, “crítica constructiva” y se contrapone a “crítica”. Y es interesante que cuando se habla de “autocrítica”, ¡ah!, ¡cómo nos hace falta! dicen todos, se alude implícitamente a reconocer y asumir errores, fracasos, omisiones, irresponsabilidades, egoísmos, arrogancias, etc. Nadie, que yo sepa, supone que cuando le dicen «te hace falta autocrítica» le están diciendo «te hace falta reconocer tus logros, un poco más de autoalabanza».

En el siglo 17, a mediados, aparece el término criticaster en inglés, término que tiene consignado para el español tanto el diccionario de María Moliner como el de la RAE: criticastro, con sentido claramente peyorativo. En el siglo 17, según el Diccionario Crítico Etimológico de Corominas, se registran «crítica, criticar, criticable, criticador, criticón, critiquizar y criticastro». Sorprende que este diccionario no contenga como entrada independiente el vocablo «crítica». Si usted ignora que se deriva de crisis e ignora o desconoce cómo está organizado el diccionario, se iría con una desilusión tremenda. Bueno, también para nuestro desconcierto, el diccionario de la RAE no contiene la entrada del sustantivo crítica:

No quiere decir que no se toca algo de la noción de crítica en la entrada del masculino «crítico»; pero es un fallo imperdonable que se excluya el sustantivo porque la Crítica como un arte del pensamiento que hay que cultivar la conocemos, al menos desde los griegos. Bueno, hasta existe la Crítica del Arte, la Crítica Literaria, Poética, la Crítica Cinematográfica, todos, campos donde la Crítica exige especialistas con un conocimiento a cabalidad de aquello sobre lo que van a emitir un juicio, una interpretación, apreciación, valoración. Este párrafo, entre paréntesis, es una Crítica de mi parte al diccionario de la RAE. En cambio, María Moliner cuando menos incluye como registro en el lugar que les correspondería, los términos «criterio, crítica, crítico» y advierte que se busquen bajo «crisis».

Sorprende cómo en la arena política, hasta algunos académicos, investigadores, científicos, que tienen pensamiento crítico y creativo, desactivan esa capacidad y reclaman ciertas Críticas, así con mayúscula, tomándolas por critiquería, y lanzan una embestida, “educada” o civilizada, a veces, o de plano un comentario descalificador. A mí francamente ya no me dice nada, y aburre, ese “no entienden que no entienden”. Y sin más, abandonan al criticado y a la audiencia, y nos privan de los argumentos, la reflexión, detrás de ese lema ya descalificador. De acuerdo, cuando vale la pena; pero siempre vale la pena al menos interpelar con una pregunta certera que lleve a una reflexión, si no al inquirido, a parte de los lectores o escuchas. Quizás debamos utilizar critiquizar, critiquería que aquí ofrezco, y criticón, términos con connotaciones peyorativas, como lo que son, para distinguirlos de criticar, crítica y crítico, que escribiré con mayúsculas.

Las neuronas viscerales se apoderan de nosotros. Lo cierto es que poco han contribuido los intelectuales, ideólogos, pensadores de “izquierda”, morenistas o no, a propiciar una masa crítica de ciudadanos, una masa con pensamiento propio y crítico. Las comillas obedecen a la definición que desconozco, o a la falta de ella, sobre este concepto izquierda en boca y pluma de quienes hoy se identifican como obradoristas, o pro 4T, o pro Morena. Ahora se está oyendo que existe una “izquierda rancia”, a la par de una “derecha rancia”, y una “izquierda verdadera”, rubro, este último, que va acompañado, como mofa, del símbolo de marca registrada o de TM (trade mark).

Casi nada ha contribuido la escuela —sistema educativo, si prefieren— a que los estudiantes desde niños desarrollen un pensamiento crítico; esto lo conozco de cerca. Menos las redes sociales y los medios tradicionales. En las redes sociales y en los medios es patente el desdibujamiento o franca ignorancia de lo que es Crítica. Lo que hay, y en abundancia es critiquería. Cito un tuit, de un científico fuera de lo común, Lee Cronin: “Los medios sociales son manejados por algoritmos tontos para maximizar la atención de la gente consciente que se ha vuelto tonta al apagar el pensamiento crítico”. Para mí es un buen retrato de lo que observo y de lo que he experimentado.

Pero, en justicia, hago notar que existen ciertos colaboradores de medios tradicionales como La Jornada, varios, Milenio, El Heraldo, Aristegui y, sobre todo, de medios independientes que hacen aportes verdaderamente Críticos. En mi opinión, tal es el caso de los colaboradores de Rompeviento TV y de casi todos los de su noticiario Momentum. Pie de Página y Para Leer en Libertad son buenas referencias también, con contribuciones Críticas interesantes, así como algunos en Astillero Informa. Cada quien tiene sus estándares y consentidos, pero hay que leer y escuchar a la diversidad. En ese sentido, habría que hablar más de nombres que del medio mismo. En fin, la pregunta es ¿a cuántos les llegan esas Críticas? y mi pregunta es ambigua: qué tantas personas ven o leen y cuántas toman como Crítica lo que se plasma en estos medios por tales o cuales colaboradores, periodistas, académicos y demás. Porque me queda claro que hay Críticas que se toman como ataques cuando van dirigidas al presidente o al movimiento morenista o a la 4T. El propio presidente es reacio a aceptar Críticas y su táctica ha sido la descalificación o el cambio abrupto de tema, o el “yo tengo otros datos”. Y sí, yo no dudo que tenga otros datos, pero usa este recurso para callar cualquier posibilidad de aumentar el saber, de obtener información valiosa.

Un pequeñísimo experimento: ¿qué es Pensamiento Crítico? La variedad de respuestas recibidas son reveladoras, casi siempre antecedidas por la incertidumbre: «pues no sé...», cito: “pues no creernos todo lo que nos dicen”; “que podamos criticar ciertas cosas”; “no sé, ¿por qué tiene que ser crítico? todo mundo critica y muchas veces sin saber”; “no sé, pero cuando menos no repetir como loros lo que todo mundo dice [...] ¿ser críticos del sistema?”; “pues ser pensantes, no borregos”. Hay en estos, y otros similares, semillas de verdad y, lo que me ha quedado claro, y no a partir de esta pequeña encuesta es que aun ignorando lo que significa pensamiento Crítico, sospechamos que es algo a lo que tenemos que aspirar. ¿En dónde se da el punto de quiebre tal que Crítica se reduce a critiquería? bueno, ni a eso, sino al mero hablar mal, a despotricar contra alguien o algo casi a bocajarro.

La Crítica busca explicar y transformar. Para explicar, hay que partir de un conocimiento sólido, de un análisis correcto, de una investigación que sustente. La Crítica es un juicio que parte de una reflexión y de lo que acabamos de apuntar; incluye, sí, valoraciones pero que se desprenden de una argumentación y de esa reflexión. La Crítica, vista así, no es para que todos piensen de manera uniforme, esto sería una contradicción en términos. La Crítica es para transformarnos, para avanzar en nuestro conocimiento, para abrir más nuestras mentes, para resolver problemas. La Crítica no es para que nos guste o no, pero sí para rebatirla, por ejemplo, con contrapuntos, contraejemplos, con la misma solidez con la que está construida. Y si le falta solidez, hay que demostrarlo. A nadie le sirve de nada que le digan «me gustó no me gustó la crítica que hiciste» o «me pareció mala o buena tu crítica». ¿Qué hago yo con eso? Andar sobando o raspando egos no le sirve de nada al pensamiento creativo, crítico. La Crítica nunca es algo terminado, es, por definición, continua: propone, contesta, investiga, re-propone, vuelve a contestar. El día que la Crítica se extinga es porque se ha muerto la ciencia, la filosofía, el pensamiento crítico.

Las ciencias y las humanidades son críticas por su naturaleza. Tenemos, en primer lugar, la Filosofía Crítica. Viene de inmediato a la mente el enfoque de la Teoría Crítica (TC) de la escuela de Frankfurt, un enfoque que entrelaza a la filosofía y las ciencias sociales; la meta última de la TC es emancipatoria: liberar al ser humano de las circunstancias que lo oprimen y dominan. De manera natural, la TC se ha extendido a otros campos de estudio como el feminismo y las teorías raciales. Porque la Crítica tiene que trascender y contribuir al mejoramiento —entiéndase desarrollo, crecimiento, liberación— del ser humano, de la sociedad, de la Naturaleza. Las neurociencias, la ciencia política, la historia, la sociología, antropología, hasta las mal llamadas ciencias duras son Críticas.

Prácticamente se puede hacer Crítica de cualquier cosa: de una postura, de una tesis, de un libro, un poema, un artículo periodístico, una ideología, una pieza musical, un movimiento, una propuesta, una declaración política, una teoría, una conjetura, una ley, un sinfín de cosas. Pero se exige de ello rigor, justeza, conocimiento y análisis; en ello investigar, obtener datos, es fundamental. Crítica, como ya he dicho, es presentar un análisis donde se aportan hechos, datos, argumentos; puede incluir valoraciones, como si algo se considera un acierto o desacierto, e incluso apreciaciones, que son subjetivas, son siempre personales y, sí, son válidas. Una crítica puede ser devastadora u obsequiosa pero justa, bien sustentada y respetuosa; o elogiosa, aunque endeble.

Les dejo el siguiente texto para que lo juzguen y lo contesten, si su ánimo se lo aconseja. Desmenúcelo, cuestione, aporte. Omito deliberadamente el nombre del autor(a) para evitar tentaciones o inclinaciones naturales al pre-juicio.

«Decir que hay un claro militarismo en México, como algunos opositores al régimen obradorista sostienen es una aseveración para la cual no se da ningún sustento. Que se le ha dado más poder a las fuerzas militares, es cierto, pero este mero hecho es insuficiente y un pobre argumento para sostener tal afirmación. Si por militarismo entendemos el control de la población civil por parte de las élites y el sistema militar, la predominancia de los intereses militares en el ámbito social y la injerencia directa en la política, entonces no, es un exceso aseverar que México está militarizado».

Colofón. En la parte II de su Ensayo sobre la crítica, Alexander Pope prescribe sobre los defectos que debe evitar y los que debe cultivar un buen Crítico. Entre lo que sobresale, a mi juicio, está la advertencia de que un «juez perfecto» debe leer cada obra de ingenio con el mismo espíritu con el que su autor lo escribió. Aconseja inspeccionar el conjunto y no dejarse llevar por el más mínimo error o defecto. Aboga porque el Crítico se conozca perfectamente a sí mismo, conozca sus alcances, su saber, y que no se lance más allá de lo que abarca, sino que sea discreto y marque ese punto donde se encuentran lo que tiene sentido y lo torpe. Si bien es un escrito de 1701 y que alude a la Poesía, mucho de lo que dice es sabio consejo.

Post-colofón. A propósito de Crítica del Arte, surge, a raíz del denominado Arte Contemporáneo, lo que llamaríamos una contracrítica: el Arte Crítico; quizás Bansky sea un ejemplo emblemático. Por si a alguien le interesa el tema, hay un artículo excelente de Eugenio Garbuno, del 2014, en la revista Reflexiones Marginales de la UNAM; va la liga https://reflexionesmarginales.com/blog/2014/05/31/arte-critico-mas-alla-del-arte-contemporaneo/.

Bansky, mural en Clacton, Essey. ¿Racista o satírico?

Ese mural de Bansky fue borrado (buffed, en la jerga grafitera) por el gobierno por considerarse racista. ¿Racista o crítico del racismo? Usted, ¿qué dice?

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