Coahuila de Zaragoza

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Federico Anaya Gallardo

 

¿Sabías, lectora, que Coahuila no es sólo “Estado Libre y Soberano”, sino “Estado Libre, Soberano e Independiente”? El adjetivo extra proviene de una triste experiencia. Te cuento. Durante la revolución liberal de 1854 –cuando las ciudadanas y ciudadanos mexicanos finalmente expulsamos a Santa Anna– el ejército liberal en el norte lo formaban aguerridos fronterizos comandados por los neoleoneses Santiago Vidaurri (1809-1867) y Juan Zuazua (1820-1860) –ambos nacidos en Lampazos. Su tropa vestía camisas rojas, una señal de radicalismo garibaldino. Entre los oficiales que seguían a Vidaurri y a Zuazua estaban dos veinteañeros: el coahuilteco Ignacio Zaragoza (1829-1862) y el neoleonés Mariano Escobedo (1826-1902). Zaragoza había nacido en Goliad, cuando Texas aún era parte de Coahuila.

 

Los fronterizos dominaron muy pronto los amplios territorios del Noreste mexicano: Coahuila, Nuevo León, Tamaulipas y el norte de Zacatecas y San Luis Potosí. Cuando sus camisas rojas llegaron a la capital potosina, los fifís de esa ciudad los describían como “salvajes comanches”. (Manuel Muro, Historia de San Luis Potosí, 1910, p. III:131 & ss.) Sirvieron bien a la causa liberal, pero cuando se reunió el congreso constituyente en 1856 los neoleoneses llegaron a México con la noticia de que, en medio del entusiasmo revolucionario, Monterrey se había anexado Coahuila. Por eso, el Artículo 43 de nuestra muy liberal Constitución de 1857 mencionaba como integrante de la Federación al Estado de Nuevo-León y Coahuila y el Artículo 47 aclaraba que ese Estado “comprenderá el territorio que ha pertenecido á los dos distintos Estados que hoy lo forman, separándose la parte de la hacienda de Bonanza, que se reincorporará á Zacatecas, en los mismos términos en que estaba antes de su incorporación á Coahuila”. Esa hacienda es la actual región de Mazapil, en el actual extremo norte de Zacatecas, adonde hoy pelean los mineros de Peñasquito contra la minera Newmont.

 

Puedes ver, lectora, que los neoleoneses eran osados. Pero el radical Zuazua murió durante la Guerra Civil (1860) y el joven Zaragoza falleció luego de derrotar a los franceses en Puebla (1862). Vidaurri, convertido en cacique-dictador regional, traicionó a la República. En 1864 orquestó una emboscada en Monterrey en que casi captura a Juárez y a su gabinete peregrino. Los generales liberales (entre ellos Matamoros) contraatacaron y lo vencieron, pero Vidaurri se pasó a los imperiales. El felón se volvió consejero de Maximiliano. En 1867 lo fusilamos en la Ciudad de México, en los días del triunfo. Por supuesto, la República Restaurada reconoció la independencia de Coahuila que por eso es Independiente y que, desde esos años es también “Coahuila de Zaragoza”.

 

Poca gente en México (es decir, acá en la capital federal) sabe estas cosas, pero gracias a ellas uno se explica la enjundia con que los saltillenses se distinguen de los regios hasta nuestros días.

 

Menos gente sabe que en el extremo occidental de Coahuila había una laguna gigante, formada por los ríos Nazas y Aguanaval y que en ese lugar se detenían las partidas comanches que a mediados del siglo XIX atacaban todos los años el centro de México. Menos se conoce que en aquéllas soledades fue Juárez a dejar su “tesoro” (el Archivo General de la Nación) custodiado por los liberales de lo que hoy se llama Comarca Lagunera. Allí empezó a sembrarse algodón después de que restauró la República y Coahuila recuperó su independencia. Pero La Laguna de hoy día nació con los caminos de hierro y la fundación de Torreón en 1903. Desde entonces los laguneros se confrontan con Saltillo. En los 1950s, con sus hermanos y hermanas de Durango, estuvieron al borde de volverse Estado Libre y Soberano de La Laguna. (Algún día lo lograrán, como anhelaba mi abuelo Emigdio R. Gallardo.)

 

¿Qué tiene que ver todo lo anterior con el resto de ese gran Estado? ¿Sabías que la primera capital de Coahuila-Texas, durante la Primera República (1824) era Monclova? Nada que ver con la Monclova moderna, que es el centro siderúrgico de otra región coahuilense bien diferenciada hoy en día: la carbonífera (con Sabinas y Nueva Rosita). Más allá de la carbonífera está la región fronteriza, a orillas del Río Bravo, con Acuña y Piedras Negras como centros rectores. Más acá, en las orillas de gran desierto de Mapimí, San Buenaventura, Nadadores, Cuatro Ciénegas. La carretera que atraviesa estos pueblos para unir Monclova y Torreón es la vieja ruta del algodón lagunero camino de los EUA y la más antigua de los guerreros que regresaban cargados de botín a la Gran Comanchería.

 

Mi punto es que las realidades regionales del Estado Libre, Soberano e Independiente de Coahuila de Zaragoza han sido desde siempre muy diversas. Y de esto nada nos enteramos en la capital federal. Igual que nuestros tatarabuelos en la gran Era Liberal, venimos a enterarnos muy tarde y muy mal de lo que pasa en aquellas tierras. Y simplificamos.

 

Por ejemplo, muy tarde nos enteramos de que en las elecciones de este año, las y los coahuiltecos iban a elegir no sólo gobernatura (como las y los mexiquenses), sino también una nueva Legislatura en Saltillo. En los comentarios de la prensa y los análisis de los politólogos esa otra elección ha pasado de noche. Todos nos concentramos en la crisis de los tres candidatos de la Izquierda, Armando Guadiana por MORENA, Ricardo Mejía Berdeja por el PT y Lenin Pérez por la coalición PVEM-Unión Democrática de Coahuila (UDC). En el colmo del centralismo, en algunas ocasiones, los chilangos llegamos a creer que el partido verde apoyaba también a Mejía Berdeja.

 

El análisis de las regiones coahuilenses y de las elecciones legislativas nos habría dado más luz acerca de la realidad. Algo de esto —¡pero sólo de pasada!— lo mencionó el experto en política mexiquense Álvaro Arreola Ayala en sus comentarios al final de la jornada electoral del Domingo 4 de Junio de 2023 (programa Chamuco TV de Canal 22, Liga 1): “La naturaleza de la clase política profesional de los últimos sesenta años en Coahuila es menesterosa en cuanto a sus conocimientos políticos. Es sanguinaria, protectora de las peores ilegalidades de los años recientes. La familia Moreira se destaca sobre todo por sus grandes trastocamientos de la legalidad interna, externa… No hay una sociedad inquieta. Tal vez en Monclova. Un poco en Torreón. Pero Saltillo es una sociedad conservadora: todavía están esperando que Ramos Arizpe despierte para poder hacer algo diferente. Es una sociedad muy tradicional y políticamente muy atrasada, muy conservadora. Por eso la historia de Coahuila es, en los cincuenta últimos años, una disputa eterna entre el PRI y el PAN. De allí que la población en Coahuila igualmente dice: ‘bueno, pues el PRI es el que siempre gana y el PAN era nuestra oposición, pero son aliados, y entonces… vamos por esta’.”

 

Por supuesto, Coahuila es más complejo que esto. Baste ver al candidato del que no discutimos nada acá en la capital federal, Evaristo Lenin Pérez Rivera. Nacido en 1966, ha sido dos veces presidente municipal de Ciudad Acuña, en la región fronteriza. La primera, por cuatro años entre Enero de 2006 y Diciembre 2009. La segunda por tres años entre Enero de 2014 y Diciembre de 2016. ¡Por cierto! Notemos que su primer gobierno municipal es un cuatrienio. ¿Sabíamos en la gran Chilagotitlán que en Coahuila los ayuntamientos duraban cuatro años entre 2006 y 2017?

 

Pero regresemos a Lenin. Es hijo de Evaristo Pérez Arreola (1940-2002) el legendario líder del STUNAM que luego fue diputado por el Partido Comunista Mexicano en la primera Legislatura de la Reforma Política (1979-1982). Allí estuvo con Pablo Gómez y con Arnoldo Martínez Verdugo. Sin embargo, Pérez Arreola no acompañó el proceso de unidad partidaria de las Izquierdas en la capital federal. Prefirió regresar a la región fronteriza coahuilense a hacer política desde las regiones. Con el tiquete del Partido Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) inició una larga marcha que lo llevó primero a la Legislatura de Saltillo y a vencer al PRI en las municipales de Ciudad Acuña. Pérez Arreola fue alcalde allí entre 1991 y 1993. El fruto de este esfuerzo fue un partido regional estable con registro estatal: la UDC. Lenin, su hijo, siguió en la misma ruta con la UDC.

 

En 2018, MORENA postuló a Lenin para diputado federal en el 1er distrito electoral federal de Coahuila (cabecera: Ciudad Acuña). Ganó y sirvió en San Lázaro hasta 2021. La alianza MORENA-UDC de 2018 era razonable, pues un año antes, en la elección para legislatura coahuilense de 2017, la UDC había ganado el 1er distrito electoral estadual (cabecera: Ciudad Acuña) con 21,463 votos contra 20,183 del PRI. Sin embargo, en la elección estadual de 2020, MORENA y UDC compitieron por separado. El PRI sostuvo su electorado con 19,880 votos. MORENA obtuvo 11,635 votos y la UDC 10,108. Si hubiesen jugado juntos, habrían derrotado al PRI.

 

En la elección de este año, las Izquierdas de Acuña volvieron a competir separadas, con resultado similar a 2020. El PRI ganó con 30,671 votos. UDC (aliada con PVEM) obtuvo 17,793 votos. MORENA obtuvo 14,907 votos. El PT obtuvo 2,994. Unidas, las Izquierdas del distrito de Acuña habrían derrotado holgadamente a la candidata prianista –Claudia Elizabeth Aldrete García.

 

Cierro con una mala noticia, lectora: De los 16 distritos estaduales de Coahuila sólo en tres (Acuña, Sabinas y Monclova) la unidad de Izquierdas habría obtenido el triunfo. En los otros trece distritos la unidad de Izquierdas no habría vencido a la alianza de los contendientes tradicionales que mencionaba Arreola, PRI y PAN.

 

¿Podemos extrapolar esta situación en los distritos en la elección legislativa a la contienda por gobernador? Es probable. De acuerdo con los resultados de la elección para gobernador de 2023, incluso si MORENA, PT, PVEM y UDC hubiesen competido juntos, de todas formas el candidato prianista habría vencido. Sin embargo, una de las complejidades de los sistemas electorales presidencialistas es que una candidatura exitosa para el poder ejecutivo puede jalar a los votantes en las elecciones para diputados (los yanquis llaman a esto coat-tails, porque los diputados se cuelgan de la cola de la chaqueta del candidato a gobernador).

 

Pero parece que nadie en las Izquierdas de la capital federal analizó estas cosas hace un año. Nomás nos dedicamos a comparar la calidad moral de Guadiana con los proyectos de Mejía Berdeja. Olvidamos que toda política es política local. Y así nos fue.

 

Liga usada en este texto:

 

Liga 1:

 

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