San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
Ernesto Ledesma Arronte
Si los primeros años de la segunda década del siglo XXI, el estado de Chiapas empezaba a mostrar signos de violencia nunca antes vista en el sureste mexicano, en los seis años de gobierno de Manuel Velasco Coello (2012-2018), el proceso de descomposición interna se aceleró de forma importante.
México tiene la particularidad de experimentar en carne propia que el infierno puede ser infinito, es decir, cuando pensamos que ya tocamos fondo, resulta que no, así es en el estado de Chiapas, se puede pensar que ya no puede haber otro gobernador peor, entonces llega Rutilio Escandón Cadenas, gobernador ausente en el amplio sentido de las obligaciones un hombre de Estado:
- Velar por el cumplimiento de los derechos.
- Velar por el desarrollo saludable del individuo.
- Velar por la seguridad.
- Garantizar el derecho a la propiedad de los ciudadanos.
Asistencia judicial de forma igualitaria.
Escuchar hablar al gobernador Escandón Cadenas sobre seguridad y justicia, en las conferencias matutinas del presidente Andrés Manuel López Obrador, provoca estupor. Describe Chiapas como si fuera Finlandia. Así, mientras arriba describen la región escandinava, abajo sus pobladores observan con horror, la pesadilla en la puerta de su casa, de su choza, de su tierra… en su territorio. En la actualidad, casi todas las regiones y zonas del estado de Chiapas son controladas por distintos cárteles de drogas o células delictivas, particularmente en las zonas Altos, Norte, Selva, Centro, Fronteriza, Sierra, Soconusco y Costa.
La propia Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) tiene su propio diagnóstico.
Recuerde usted que el Cártel del Pacífico (C.D.P.) es el Cártel de Sinaloa (C.D.S). Para los propósitos del presente texto, nos referiremos a ellos como C.D.S.
Como puede usted observar en el organigrama de la Sedena, la institución castrense identifica la operación del cártel o célula delictiva, según cada región: Los Huistas (de Guatemala) operando en la región fronteriza, los Zetas en Frontera Comalapa, o el cártel de Sinaloa, quien controla la mayor parte del territorio chiapaneco. No sólo son esos grupos delictivos los que operan en Chiapas, también identifica la Mara Salvatrucha con dos células delictivas, los MS-13 y Barrio-18, ambos provenientes de la República de El Salvador, con fuerte presencia en Palenque.
En el presente texto, me concentraré en intentar explicar lo que sucede en una región de los Altos de Chiapas, San Cristóbal de Las Casas y el vínculo con San Juan Chamula y municipios cercanos.
San Cristóbal de Las Casas se ha convertido en un centro clave de disputa para distintos cárteles y células delictivas. Sin control ni diagnóstico de por medio, permisos para la apertura de nuevos bares y negocios diversos se esparcieron como plaga por toda la ciudad, desde un Walmart en la salida a Chamula, hasta el bar más modesto en pleno centro de la ciudad. Todo pasa por ahí, venta de drogas, trata, tráfico de indocumentados, lavado de dinero, venta de armas, hasta compra-venta de piezas de vehículos robados. Ninguno de los órdenes de gobierno intervino, ni el municipal, estatal o federal, nadie hizo el esfuerzo o el llamado para implementar una estrategia estructural y sistemática para detener o contener la expansión de los grupos delictivos, por el contrario, en muchos casos, las propias autoridades forman parte de esas estructuras.
El pasado 17 de abril se observaron escenas de violencia y pánico en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas, Chiapas. El acto que disparó la violencia fue el homicidio del señor Jerónimo Ruiz López, señalado en diversos medios de comunicación como líder de de artesanos del mercado de Santo Domingo. Don Jerónimo fue asesinado cuando bajaba de su vehículo, con armas de fuego accionadas por jóvenes que se conducían en motocicletas.
El homicidio de Jerónimo Ruiz López y los actos violentos que padecieron los pobladores de San Cristóbal, es sólo el preludio de lo que se avecina en el sureste mexicano, si no se atiende con carácter urgente, lo que sucede en la zona Altos de Chiapas.
Rompeviento TV lleva algunos años dando seguimiento a lo que sucede en esa zona, y en el último viaje que realizamos del miércoles 12 al 16 de abril pasado, continuamos con diversas entrevistas e indagatorias en los municipios de San Cristóbal de Las Casas, Chamula, Aldama y Chenalhó.
Este es el primero de una serie de artículos que le estaremos presentando los siguientes días, y tienen la finalidad de presentar o esclarecer el complejo entramado que vive un poblado catalogado como “Pueblo Mágico”, denominado por los pueblos tsotsiles, como el Valle de Jovel, hoy conocido como San Cristóbal de Las Casas, en el estado de Chiapas.
Próximo capítulo: El cártel de Sinaloa y el Cártel Jalisco Nueva Generación en San Cristóbal de Las Casas
