De acuerdo con la información que cotidianamente ofrece el gobierno federal a través del Subsecretario de Prevención y Promoción de la Salud, Hugo López-Gatell y su equipo, al inicio del periodo de Sana Distancia había menos contagios y menos fallecimientos que al finalizar el mismo. Si bien el llamado al confinamiento permanece, lo cierto es que difícilmente se seguirá cumpliendo con la medianía y relajación con que se ha asumido hasta ahora. A partir del 1 de junio, con el virus reproduciéndose a mansalva, inicia el regreso a la llamada “nueva normalidad”, que, si los escenarios más ominosos se cumplen, será más bien una terrible nueva mortalidad.
Con el semáforo Covid-19 en riesgo máximo es prácticamente inevitable que la primera semana de junio la gente se vuelque a las calles; algunas personas, las más, obligadas por la necesidad, toda vez que la parálisis económica ha sido larga y cruenta, amén que los apoyos gubernamentales, además de exiguos, no han llegado a toda la población necesitada. Pero muchas otras personas es muy probable que rompan el confinamiento por cansancio o por inconsciencia, vaya usted a saber. Haber marcado el último día del mes de mayo como fin del periodo de confinamiento puede ser el banderazo de salida para que la gente, en tropel y con ansias, intente retomar sus actividades y, con ello, la aceleración de los contagios será inevitable.
Por lo pronto, tianguistas y vendedores ambulantes de la ciudad de México anunciaron ya que saldrán a las calles a trabajar, desacatando las instrucciones de las autoridades y poniendo en riesgo su salud y la de otras personas; no sería nada extraño que la misma situación se presente en otras ciudades del país, y no solamente con los comerciantes informales sino también con el comercio establecido, por lo que podrían generarse tensiones y conflictos de pronóstico reservado.
Así, esta semana se avizoran varios banderazos de salida, cuando el país pinta de rojo y la expansión del coronavirus está en franco ascenso.
En primer lugar, el banderazo presidencial a la construcción del llamado Tren Maya. Este acto, programado para el martes 2 de junio, simbólicamente representa el fin del periodo de confinamiento, por más que las autoridades sanitarias y de los tres niveles de gobierno se empeñen en lo contrario. Confiar en que la población respete los semáforos Covid-19 es por demás ingenuo, toda vez que en México brincarse los altos es casi deporte nacional.
El banderazo de inicio para la construcción del llamado Tren Maya es ominoso no sólo por su valor simbólico para regresar a la “nueva normalidad” en el peor escenario, sino por lo que ese proyecto significa. Sí, por supuesto, es una importante inversión, se generarán miles de empleos y contribuirá (de concluirse) con el “desarrollo” de la península de Yucatán. Precisamente en eso estriba su principal problema: supone que la pobreza y la exclusión de los habitantes de la península son por falta de desarrollo, cuando justamente es lo contrario, el problema es el desarrollo capitalista. El Tren Maya insiste en la fórmula desarrollista al proyectar la construcción de polos de desarrollo que convertirán a los ejidatarios y campesinos en “socios” de poderosos empresarios, en una relación de absoluta subordinación al capital. El tipo de desarrollo al que le apuesta el Tren Maya es muy claro: colonialista con las comunidades originarias, depredador del medio ambiente y altamente excluyente: los principales beneficiarios serán las empresas constructoras: Bombardier, TÜV Rheinland Rail México, Empresas Ferroviarias de Italia, entre muchos otras; y los corporativos turísticos trasnacionales: Grupo Barceló y Grupo Meliá, de España, o los estadunidenses Grupo Hyatt y Hilton Resort, entre varios más. Para profundizar en la información le sugiero lea cuidadosamente los siguientes avances de investigación de Ana Esther Ceceña y Josué G. Veiga, académicos de la UNAM: http://geopolitica.iiec.unam.mx/sites/default/files/2020-03/Tren%20Maya.%20Avances%20de%20investigación%202.pdf. Unos días después del banderazo al inicio de la construcción del Tren Maya, el presidente hará lo mismo para el Ferrocarril Transístmico, con lo que un viejo sueño de los Estados Unidos estaría en visos de cumplirse. Y nuevamente, campesinos e indígenas son amenazados con el despojo de sus territorios.
Un segundo banderazo es el electoral. Inicia, informalmente, la carrera electoral rumbo a los comicios del 6 de junio de 2021. La pandemia ha sido una variable que está generando una incertidumbre inesperada, porque en los primeros meses de este año parecía que las candidaturas de Morena y sus aliados irían en caballo de hacienda. Las consecuencias económicas del confinamiento están siendo terribles y en los meses próximos es muy probable que se agudicen. Estamos hablando de una caída en la economía que va desde un 6.5% en el mejor escenario (improbable) hasta más de 10%, lo que traerá el cierre de miles de unidades económicas y con ello, la pérdida de unos 1.3 millones de empleos, o más. Esta sacudida podría significar la pérdida de miles de votos para el partido en el poder, si bien difícilmente su derrota en las urnas porque los partidos de oposición siguen naufragando en sus propias miserias y hasta el momento, han sido incapaces de presentar propuestas atractivas al electorado. Sin embargo, la conjunción de la debacle económica, por un lado, más la posible construcción de una alianza de la oposición podría representar un riesgo de importancia para las aspiraciones de la 4T. Esta situación obliga a Morena a echar a andar su maquinaria política electoral, aceitada con los recursos de los programas federales destinados a la población más pobre: Programa para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores, Jóvenes Construyendo el Futuro, Jóvenes Escribiendo el Futuro, Sembrando Vida, Tandas para el Bienestar, entre otros.
Un tercer banderazo de salida que ocurrirá en esta semana es protagonizado por la delincuencia organizada, que en realidad y en sentido estricto nunca ha estado en cuarentena, aunque es posible que el volumen de sus negocios ilícitos haya menguado. Asimismo, es factible conjeturar que el congelamiento de la dinámica económica quizás también ha obturado el lavado de dinero, por lo que la reanudación de actividades productivas, por la buena o por la mala, podría ser acicateado por las bandas delincuenciales. Por otra parte, el reinicio de actividades que implican desplazamiento de personas y mercancías puede ser aprovechado por los cárteles para continuar con el trasiego de drogas, armas y personas (que no se ha detenido), así como con delitos como extorsión, secuestro y “cobro de piso” a comerciantes informales y establecidos.
Un cuarto banderazo de salida que ocurrirá en esta semana son las vacaciones escolares. Si bien el calendario escolar fue ajustado para que los cursos concluyan el día 5 de junio, en los hechos y derivado de las condiciones propiciadas por la pandemia, muchas niñas y niños iniciarán en breve el periodo vacacional más extraño del que se tenga memoria. Porque, en sentido estricto, las vacaciones deberían ser para continuar en confinamiento, es decir, para seguir más o menos igual que ahora, aunque sin la carga de tener que entregar tareas y “evidencias” a sus maestras y maestros. Sería deseable que al menos se reabrieran los parques y otros espacios abiertos, para que niñas y niños puedan salir de su encierro a jugar, a correr, a divertirse un poco, con precaución para evitar contagios, por supuesto.
Será una semana muy compleja la primera de este junio, quizás adelantando lo difíciles que serán los meses por venir. Desde mi confinamiento domiciliario deseo que usted y su familia tengan el mejor inicio de mes. Y si puede hacerlo, quédese en casa. Son tiempos muy difíciles.
