Prensa y clase

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Federico Anaya Gallardo

La semana pasada tracé un paralelo entre Bitter Bierce y nuestros Julio Astillero y Ernesto Ledesma. Un buen amigo potosino, el historiador Inocencio Noyola, me reclamó que mi texto quedó incompleto. Lleva razón. Tan complejo asunto (¿qué tipo de prensa requiere el México de la cuarta transformación?) no se puede tratar en un solo comentario. Así las cosas, abusando de tu paciencia, lectora, he de seguir en este análisis un rato.

 

Inocencio también me reclamó salirme por la tangente y, ciertamente, así se puede calificar mi excursus histórico allende el Río Bravo. Pero debo recordarte que uno de mis primeros asideros en este tema, es la opinión de Alberto Nájar Nájar de que el periodismo mexicano de hoy le debe mucho al periodismo de investigación estadounidense. No sólo se requieren bitter Astilleros y bitter Ledesmas. Necesitamos que su amargura venga debidamente documentada. Dicho esto, hoy empiezo por la tangente. Quiero contarte, amiga, de un reportero y comentócrata estadounidense del siglo pasado, Mark Sullivan. Nacido en 1874 y muerto en 1952, se hizo famoso hacia 1910 en McClure’s Magazine, un medio de Nueva York experto en muckraking.

 

Ahora bien, ese término es importante. Muck es estiércol. Muckraking es recoger el estiércol para usarlo como abono. Medios como McClure’s limpiaban los campos de mierda y convertían ésta en fertilizante para la siguiente siembra. El nombrecito se lo puso a la prensa yanqui especializada en denunciar la corrupción ni más ni menos que Teddy Roosevelt (el de los ositos de peluche y el gran garrote). Importa recordar que el día del “bautizo” el progressive president aclaró que el nombre lo tomó de uno de los venerados sermones de John Bunyan en The Pilgrim’s Progress (1678)… Bunyan decía que un buen granjero, experto en muckracking, perdió un día la oportunidad de llegar al cielo porque estaba tan concentrado limpiando el estiércol en el suelo que no vio la corona celestial que se le ofrecía arriba.

 

Teddy completaba: “Hay en el cuerpo político, en la economía y en la sociedad muchos y muy graves problemas. Y hay urgente necesidad de hacerles la guerra sin cuartel. Debe exponerse, atacarse sin descanso a toda persona malvada –sean políticos o empresarios. Igual deben atacarse todas las malas prácticas políticas, comerciales, sociales. Reconozco como benefactor a cualquier escritor u orador, a todo aquél quien con severidad, sin piedad, desde el estrado, desde un libro, desde una revista, o desde un periódico, ataque esos males –siempre que recuerde que para que valga la pena su ataque, éste debe estar fundado siempre en la verdad de los hechos.”

McClure’s había atacado a la Standard Oil Company hacia 1900. Como muestra su portada de Enero de 1901, creía en la modernidad pero la quería crítica y justa. Si el retrato resultaba frío y duro, ni modo. El gobierno progresista de Teddy logró la legislación anti-monopolios… En la primera década del siglo pasado, el joven Mark Sullivan fue reportero de a pie para McClure’s, revisando hechos y corroborando versiones y cifras. Entre 1906 y 1909 participó en los exposés contra la recién formada iglesia de la Ciencia Cristiana (Christian Science) –una congregación que, en opinión de los progresistas, mezclaba lo peor del elitismo, el engaño y el fanatismo. El libro que surgió de esos reportajes aún hoy es citado como ejemplo de las virtudes y límites del periodismo de investigación.

 

Dicho lo anterior, uno entiende por qué en 1935 Sullivan declaró que en política él sólo había reconocido a un “dios” y ese dios era Teddy Roosevelt. Lo extraño es cómo Sullivan se fue deslizando consistentemente hacia la Derecha entre 1910 y 1940. En 1928 apoyó la candidatura presidencial republicana de Herbert Hoover y, luego de 1933, se volvió uno de los más agrios críticos de las reformas sociales de Franklin D. Roosevelt (FDR). Él se declaraba a sí mismo como liberal, en el sentido de que quitarle poder al gobierno. Firme en su ideología, Sullivan creía que los descuentos salariales para el seguro social eran un atentado a la libertad individual. Para ejemplificar, Sullivan preguntó a sus lectoras por qué su secretaria debía pagar 1% de su salario mensual para su pensión. Esa columna mereció el comentario de FDR en su conferencia de prensa semanal: “—¿Entiendo entonces que la secretaria del Sr. Sullivan debe tener la absoluta libertad de morir de hambre el día que cumpla 65 años, si esa es su voluntad?” En opinión del presidente, acaso sería mejor que don Mark aumentase el salario de su secretaria.

 

Regresemos a México y al siglo XXI. Verás, lectora, que el intercambio duro entre prensa libre y presidencias fuertes no es cosa nueva. Los dos ejemplos que he puesto aquí tienen un siglo de viejos y los EUA no han derivado en ningún tipo de tiranía (aunque Sullivan y otros así lo vaticinaban en los 1930s).

 

Importa el lugar desde el que habla la prensa. Su posicionamiento de clase. Te relato un ejemplo mexicano. Jorge Zepeda Patterson se ha negado sistemáticamente a alinearse al coro de los críticos del obradorismo. En resumen, siempre recuerda que esta es la primera vez que existe un gobierno que da prioridad a las masas populares, y que más allá de las críticas puntuales –que deben hacérsele– esta virtud primera no puede soslayarse. Recientemente, esta posición de Zepeda Patterson ha sido criticada por Jacques Coste Cacho en la plataforma www michoacana Primera Plana. (Liga 1.) Coste Cacho compara a Zepeda con otros comentócratas que él (Coste) considera de Izquierda: Ana Laura Magaloni, Catalina Pérez Correa, Javier Sicilia, Carlos Illades o Roger Bartra. La comparación no se sostiene. Primero, porque la calificación de izquierdistas para los cinco mencionados es debatible y, segundo, por las credenciales públicas de Jorge Zepeda Patterson.

 

Es extraño que las lectoras no hayan googleado más seriamente a este autor. Encontrarían, por ejemplo, que en 1984 Zepeda publicó un ensayo en Estudios Políticos, la revista de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, titulado “No es lo mismo Agrario que Agrio ni Comuneros que Comunistas, (La UCEZ en Michoacán)” (Vol.3 № 2, Mayo-Agosto 1984: pp.63-87, Liga 2). Cuatro años más tarde, en 1988, Zepeda escribe el volumen Michoacán: sociedad, economía, política y cultura  de la colección de estudios estatales del CIICH-UNAM. Tenemos entonces, a un comentócrata que ha recorrido ó acompañado procesos populares. Sólo este detalle explica plenamente su insistencia en la excepcionalidad popular del actual obradorismo. Más adelante, Zepeda enfiló su lente investigador al otro extremo de la polaridad social. En 2007 publicó como coordinador Los amos de México (Planeta), una colección de ensayos que retrataban a las grandes figuras de la élite económica mexicana. Allí podemos enterarnos de la vida y obra de prohombres como Roberto González Barrera (Gruma-Banorte), Lorenzo Zambrano (Cemex-TecMonterrey), Lorenzo Servitje (Bimbo), Vázquez Raña (Hospital Ángeles), Roberto Hernández Ramírez (Banamex), los Ramírez (cinematógrafos), Alberto Bailleres (Peñoles-ITAM), Carlos Slim (Telmex), María Asunción Arámburuzabala Larregui (Cervecería Modelo), Emilio Azcárraga Jean (Televisa), Jorge Vergara (Chivas). El título no deja dudas acerca de la calificación crítica que hacen Zepeda y sus ensayistas acerca de sus biografiados. (Analizar ese grupo de analistas con detalle requeriría otro comentario.) El posicionamiento de Zepeda Patterson, histórico y con una base académica seria, nos aclara desde qué atalaya habla este periodista devenido en comentócrata…

 

… Y a ti y a mí, lectora, nos permite discernir que Zepeda Patterson sí está hablando desde la Izquierda. Coste Cacho afirma que “No [sabe] con cuál de todas las izquierdas que hay en México esté familiarizado el periodista”. Que Coste llame izquierdistas a los autores que enlisté nos indica que es él quien no conoce a la múltiple, dinámica y profunda Izquierda popular. Cuando Zepeda Patterson llama a hacer una crítica del obradorismo desde la Izquierda está hablando de esa que él ha investigado y acompañado desde hace muchos años. La constancia y consistencia de Zepeda explican su decisión de no unirse al coro de críticos falsamente izquierdistas que enuncia Coste. Y la audiencia que conocemos la trayectoria de Zepeda confiamos en su opinión precisamente porque conocemos desde dónde viene y desde dónde habla.

 

Sullivan inició su carrera como muckraker, ayudando al primer Roosevelt a romper monopolios; pero la terminó alineado con quienes denunciaron el “inminente golpe de estado comunista” del segundo Roosevelt. El liberal-progresista de la primera época se vuelve un liberal-reaccionario en la segunda. Atención, no hay contradicción en mi segunda clasificación: Sullivan sigue siendo liberal pero no puede aceptar que las masas populares requieren del fuerte brazo del poder político para compensar la desigualdad en que las mantiene la estructura de clases. Me parece que, al revés que Sullivan, Zepeda Patterson ha sabido sostenerse a Izquierdas y que su periodismo y comentarios ayudan a los que siempre ha acompañado. Como los conoce y como los respeta, sabe que lo agrario nunca es agrio y que no es lo mismo comunista que comunero.

 

Ligas usadas en este texto:

 

Liga 1:

Criticar a AMLO desde la izquierda (respuesta a Jorge Zepeda)

 

Liga 2:

http://dx.doi.org/10.22201/fcpys.24484903e.1984.2

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