El fenómeno migratorio global demuestra que la estructura que sostiene el actual orden social, político y económico, consiste en la integración y expulsión de personas de un determinado territorio. La migración contemporánea tiene un signo característico, el amurallamiento de las fronteras.
Dice Wendy Brown que el deseo de amurallar se configura como una respuesta sistemática a necesidades que los Estados-Nación no han podido satisfacer como la seguridad, el orden, el bienestar o la identidad. Así que la construcción concreta de muros funciona como una especie de “paliativo”.
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