La cambiante prensa

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Federico Anaya Gallardo

 

Te pido, lectora, perdones mi ausencia en las últimas semanas. Las tareas oficiales a veces se comen los fines de semana y algunas noches. Regreso hoy al tema que Momentum nos planteó: ¿qué tipo de periodismo necesita nuestra República? El 30 de Noviembre de 2021, la conversa con “Las Supernerds” nos dio buenas pistas. (Liga 1.) En un ambiente pluralista, en el cual ningún actor político tiene “todas las canicas” ni la esperanza de controlar una coalición de potentados, cada periodista y cada medio de comunicación –cuando se definen y actúan con independencia– definen en cada momento a qué poder han de enfrentarse. Esta idea de  Elisa Godínez Pérez remató con un giro esencial: en el flujo constante de la historia, los medios y sus periodistas pueden cambiar de aliados y enemigos. Todo fluye y nada es estable. (Por eso es que nuestras sociedades sienten angustiadas que la Ética es siempre una materia pendiente.)

 

Una semana luego de la mesa con Turrent y Godínez, el 8 de Diciembre de 2021, “Alejandro_D_R.” (@Alejandro_Dorad) publicó el siguiente tuit: “Con respeto para @julioastillero (aplica para @eledesmaa) / Creo que usted no tiene favoritismo por nadie, pero sí animadversión por algunos, justificado o no, pero las tiene y muy marcadas. Yo, por ejemplo, lo veo hacia P. Gómez, Albores, Gertz, etc., y hasta con G. Vilchis...” Siguió un hilo en el que comparó a varias de las personas que participamos en los espacios abiertos por Astillero, Rompeviento TV ó Pié de Página. Me interesa seguir dos ideas de Χρυσός Αλέξανδρος (Chrisós Alexandrós, “Áureo Alejandro”, a falta de su nombre completo).

 

La primera es que @julioastillero y @eledesmaa tienen animadversión y por lo tanto, confrontan y que están “cada vez más enojado[s] y distanciado[s] con el movimiento de transformación”. Lo primero es cierto, sin duda. Otros escuchas y observadores me han dicho lo mismo. En este punto, habríamos de analizar el origen de este estilo de reportear la realidad, lo que nos explicará cómo es que se forjó el carácter de ambos comunicadores.  Esta tarea trataré de abordarla en otras entregas. Hoy me detengo en la segunda cuestión que nos plantea @Alejandro_Dorad: ¿están ambos reporteros cada vez más distanciados del movimiento de transformación?

 

Si la sociedad que ese movimiento desea construir es democrática y, por lo mismo plural, es indispensable que haya voces críticas. Estamos arando tierras vírgenes. Vivimos situaciones inéditas para las cuales los referentes históricos relevantes nos parecen increíblemente distantes e inesperados. Lectora, si revisas el hilo de @Alejandro_Dorad, encontrarás cómo se acerca a este tema. Nuestro tuitero considera el espacio de Astillero como “un buen foro de izquierda crítica” pero señala que “el conflicto intrínseco lo ha llevado a confrontarse con la izquierda que tenemos”. El conflicto subsecuente fue muy agrio (vimos a don Julio atacado alocada e injustamente por muchos obradoristas), pero esto @Alejandro_Dorad se lo explica diciendo que don Julio o Ernesto “caen en el exceso por tatuarse en la frente la ‘imparcialidad’”. Injusto.

 

Inmediatamente, sin embargo, nuestro dorado tuitero complementa: “No hace falta demostrarse a uno mismo ni a los demás que se es independiente. Sobre todo cuando sus audiencias seguimos ahí. Las audiencias lo  saben, pero en mi caso me cansa verlo...” Y sí, a veces cansaba oír a Catón el Viejo, pero el gran romano tuvo muchas veces la razón. Y sus advertencias salvaron varias veces a la República. Por otra parte, a mí me parece que las y los periodistas sí deben demostrarse a sí mismas y ante los demás que siguen siendo independientes. No es una cuestión de enojo ó de orgullo, como le parece a nuestro tuitero. Se trata de una necesidad de nosotras, las personas que formamos las audiencias. La audiencia seguirá al comentarista y al informador precisamente porque sabe que sigue opinando desde su propia atalaya. Enmedio de los constantes cambios de la democracia pluralista, esto es lo que se espera de quien opina con autoridad en el foro público.

 

De nuevo encontramos en esto la necesidad de debatir una nueva Ética: quien comenta y opina en la prensa debe explicar cuando cambia de opinión ó de atalaya.

 

Me vienen a la memoria dos ejemplos que ilustran lo que digo. Uno es Ambrose Bierce, periodista yanqui nacido en 1842 y muerto en alguna parte del México villista en 1914. (Es el Gringo Viejo de Carlos Fuentes.) Bitter Bierce era un columnista afamado en los EUA cuando decidió irse a México a buscar una muerte mejor que la vejez, la enfermedad o una caída por las escaleras del sótano (sus palabras). Había combatido en la Guerra Civil –que en realidad fue una revolución social– y fue testigo de cómo la oligarquía de su país olvidó las lecciones ganadas con tanta sangre. Por eso le decían amargo. Estaba “enojado”, para usar los términos de nuestro @Alejandro_Dorad.

 

Desde el fin de la Guerra Civil, Bierce se avecindó en California, adonde contribuyó con The San Francisco News Letter ó The Wasp. En esta última revista, fue el editor por diez años épicos. Allí empezó a publicar las entradas de su hoy famoso Devil’s Dictionary (hay edición castellana por Galaxia Gutemberg, 2017). Bierce-editor dirigió los aguijones de La Avispa en contra de “poderosos y pretensiosos” –entre otros, contra los monopolistas ferrocarrileros y las poderosas compañías que proveían agua y saneamiento a San Francisco.

 

Lo más interesante del caso es que, sin conocimiento de Bierce El Amargo, su revista, The Wasp, era propiedad de Charles Webb Howard, dueño también de una de las compañías de agua denunciadas (la Spring Valley Water Company). De acuerdo a Gray Brechin, esta contradicción entre el propietario y el editor del medio llevó a Webb a vender The Wasp –que empezó a cambiar sus contenidos, abandonando la crítica a los monopolios y convirtiéndose en un espacio de humor ligero y noticias de alta sociedad, financiado por anuncios de medicina de patente. (“The Wasp: Stinging Editorials and Political Cartoons”, en Brancoftiana de la Universidad de California en Berkeley, № 121, Otoño 2002, p. 1 & 8, ver la Liga 2.) Pero, ¡atención, lectora! La contradicción ideológica y de intereses duró una década entera... The Wasp tenía audiencias que deseaban leer sus denuncias contra los abusos, incluso aquéllos de los que el dueño del medio era parte.

 

El aguijón de Bierce no se detuvo, aunque sus artículos de opinión aparecían en medios hegemónicos (el consorcio de Randolph Hearst) su crítica a los abusos de políticos corruptos continuaron. Defendió a los inmigrantes chinos en California contra los ataques de los cristianos blancos y se opuso a la narrativa que pretendía presentar la Guerra Civil como un “duelo entre caballeros blancos del Norte y el Sur”, recordando a todos “el horror y ridículo de la guerra desde los ojos del soldado” (David Blight, Race and Reunion, 2001, citado en la tesis de maestría de Jordan Weber, “Reconstructing whiteness in Ambrose Bierce, 2017, Liga 3).

 

El misterio es ¿qué era lo que acercaba a Bierce al mainstream? Primero, su escritura y su genio. Segundo, su carácter indomable. Sólo con ésto, Bitter Bierce vendía bien. Pero aparte, cuando nos acercamos un poco más al personaje, descubrimos que, pese a ser un acerbo detractor de la irresponsabilidad de los políticos y de la avaricia de las élites; su relación con las clases populares no era tan clara. Jordan Weber sugiere que el yanqui veterano de la lucha contra el Sur esclavista veía a las masas “como una entidad grotesca, irreal”. Por lo mismo, su salida a México puede ser vista al mismo tiempo como un escape al desierto salvaje (wilderness) y el suicidio de un hombre crítico que había perdido toda esperanza. Carlos Fuentes opinaba distinto: su Gringo Viejo vino a reencontrar la flama de los ideales convertidos en lucha.

 

Regreso a México y a nuestro ahora: nuestros Bitter Bierces también tienen biografías complejas. Y están justamente enojados con políticos, élites y el resto de la comunidad periodística. Convendría revisar su posición de clase y su anclaje social. Si me das oportunidad, seguiremos haciéndolo en este espacio.

 

Liga usadas en este texto:

 

Liga 1:

 

Liga 2:

https://web.archive.org/web/20180116203528/http://digitalassets.lib.berkeley.edu/bancroftiana/ucb/text/bancroftiana_121.pdf

 

Liga 3:

https://via.library.depaul.edu/cgi/viewcontent.cgi?article=1232&context=etd

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