“Cada vez nos parecemos menos a una universidad pública y más al Vaticano”: Edur Velasco y la huelga de hambre en la UAM

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El académico Edur Velasco Arregui, de 65 años de edad, utiliza su cuerpo para exigir condiciones laborales dignas y la democratización de la Universidad Autónoma Metropolitana, en donde ha laborado por 40 años. Desde el pasado 5 de febrero no ingiere alimentos, vive en un campamento maltrecho y recibe revisión médica cada día.

Con la mirada cansada, un suero en mano y una actitud esperanzadora nos recibió durante su octavo día de huelga de hambre en el campamento que tenía en la entrada principal del Congreso de la Unión. El pasado 14 de febrero, trasladó su manifestación al plantel de Azcapotzalco, donde es profesor de Economía y Derecho.

¿Por qué un académico y doctor, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México se encuentra viviendo en estas condiciones?

La UAM es considerada una de las mejores universidades públicas de México y América Latina por la alta calidad de investigadores y de conocimientos. Además, una de sus principales características es estar comprometida con valores sociales y humanos. De acuerdo con The World University Rankings 2019, la UAM destacó en el lugar 64 de 100 por su gama de proyectos sociales que buscan ayudar a la población más vulnerable del país. Sin embargo, esto se ha ido perdiendo poco a poco por la burocratización y mercantilización de la universidad.

Fundación colectiva de la UAM

El profesor Edur tiene un largo historial de defensa de la libertad de conciencia. Durante sus años de secundaria en Veracruz formó parte de una escuela experimental donde tenían una imprenta y editaban un periódico que en 1968 fue tomada por la policía violentamente.

Bajo ese contexto, cuenta sobre la fundación e inicios de la UAM. Cuando se funda la UAM, buena parte de los estudiantes que habían participado en 1968 van a pasar a formar parte de su claustro académico”, señaló y recordó que las instalaciones de rectoría eran muy modestas, ubicadas en Toreo de Cuatro Caminos justo en el borde entre el Estado de México y el DF”.

La UAM en un inicio contaba con tres planteles y la rectoría. Actualmente posee cinco unidades, pero en todas se mantenía el espíritu social. “Aunque cada una de ellas tuvo un desarrollo desigual, realmente eran jardínes muy creativos y en donde estos jóvenes sesentayocheros mantenían un espíritu iconoclasta, irreverente, fraternal, muy dispuestos a incorporar a sus alumnos no solamente a la universidad, sino a la vida, eran nuestros amigos. No había mucha diferencia de edad y eso facilitaba ese trato tan igualitario y fraterno entre profesores y alumnos”.

Este espíritu social se vio aún más fortalecido con la creación del Sindicato Independiente de Trabajadores de la UAM (SITUAM), al que Edur considera el alma femenina de la institución por ser  “la más intuitiva, la que estaba en una idea más vinculada a la reproducción de lo que era este cuerpo social y en el que la participación de mujeres es notable: dejan de ser sombra, personajes sin rostro, para tener una fisonomía propia como mujeres, como trabajadoras, como universitarias, como sindicalizadas”.

“Cada vez nos parecemos menos a una universidad pública y más al Vaticano”: los problemas de la Metropolitana

A 46 años de su fundación, desde la perspectiva de Edur Velasco la organización y los valores de la metropolitana han cambiado: las gran mayoría de las autoridades de la UAM son hombres. “Yo bromeo diciendo que cada vez nos parecemos menos a una universidad pública y cada vez más al Vaticano, porque no deja de despertar grandes suspicacias una universidad gobernada por hombres”, afirmó el profesor al respecto.

Además del sesgo de género, la universidad también carga con otro lastre: la burocracia, la más grande de todas la universidades del país, pues según el doctor Velasco hay un burócrata por cada 3.7 trabajadores de base. El problema esencial es que las labores de esta burocracia no aportan a las actividades centrales de la universidad y en cambio, absorben buena parte del presupuesto universitario. “Una gente que no investiga, que no da docencia, que no participa en tareas de difusión, no ayuda en tareas auxiliares sustantivas… en nada de lo que son las tareas centrales de la UAM, sino que ellos se dedican a gestionar lo que es el proyecto universitario absorbiendo casi el 28 % del presupuesto de la Universidad”, aseguró Edur.

Las condiciones que mantienen los hombres de traje gris como los llama el académico, en contraste con el resto de la comunidad, entre maestros y administrativos, quienes ven cómo administran su vida cotidiana a través de legislaciones, ha provocado varias huelgas en la UAM. “En los 90 hubo dos grandes huelgas, 94 y 96. En la siguiente década hubo una en 2002, después hay otra en 2008, entonces tenemos sacudidas cada vez más fuertes por este contraste entre la exuberante presencia de esta casa burocrática”, señaló. En 2019, la UAM vivió su más grande huelga con 93 días sin labores, donde las autoridades se comprometieron a transparentar las actividades de los burócratas, sus datos y gastos, pero eso no sucedió. 

Ellos no se mueven, no están sujetos a ninguna evaluación, están definidas sus actividades, tareas y criterios de desempeño sin que sepamos quiénes son y qué hacen.

La universidad que parece empresa

Uno de los síntomas de esta diferencia entre ingresos y condiciones laborales son las instalaciones y el ambiente de Rectoría, ubicada en la alcaldía Tlalpan. Mientras hay docentes que no tienen cubículo o deben compartirlo, las oficinas de rectoría son grandes y ostentosas, recalcó el doctor en Economía. “Yo creo que se podría fácilmente patinar en los espacios, son enormes. Hay todo un ambiente como financiero, corporativo, es como una empresa. Incluso les piden a las trabajadoras que cuando hay eventos importantes vistan con zapatos de tacón y con unos trajes sastres reforzando este carácter de ornato de todo lo que los rodea”.

En este sentido el problema no es sólo laboral, sino educativo, pues como síntoma también se presenta la mercantilización de la educación. Para Edur Velasco Arregui, los alumnos son tratados como consumidores a quienes hay que proveerles de una determinada oferta educativa para satisfacerlos al final con un título académico.

Así, la burocracia de la institución no tiene interés en mejorar las condiciones de enseñanza a sus alumnos, sino que su administración se mide sólo a través de legislaciones y criterios cuantitativos en los informes que le son entregados al rector Eduardo Abel Peñalosa, pues “la presencia abrumadora de esos hombres de traje gris está cada vez dominando más y más todo el espacio universitario”, dijo el también doctor en Derecho.

Las exigencias y los maestros desechables

Edur Velasco encuentra necesario recuperar el sentido colectivo y de comunidad de la UAM, así como contar con condiciones de trabajo dignas y menos desiguales, que beneficien tanto a los trabajadores como a los y las estudiantes. “La UAM no puede ponderarse a partir de estos criterios cuantitativos con los que esta burocracia está regulando la vida universitaria. Requerimos emancipar a la UAM de esta burocracia, es necesario cambiar la ley orgánica y estoy pidiendo una entrevista al Rector”, informó el maestro. Hasta el momento no hay respuesta de Abel Peñalosa.

Las cuatro exigencias que solicita son: la homologación de nuestros salarios con los de la UNAM porque los salarios de todos los trabajadores de la UAM se encuentran por debajo del salario de los trabajadores de la UNAM que desarrollan funciones equivalentes; transparencia en los recursos utilizados en la universidad; tercero, la modificación a la Ley Orgánica a través de un Congreso Constituye Universitario; y finalmente terminar con la precarización de los maestro temporales.

De acuerdo con Velasco, la UAM contrata por unas cuantas semanas a profesores para cumplir con la tarea de enseñar lo establecido, pero sin ningún compromiso de darles seguro y las prestaciones necesarias, pues antes de terminar el semestre los separa de su cargo. “Es el equivalente al outsourcing solo que a nivel académico. Hay quienes hablan de los maestros Uber que la UAM los toma en la segunda semana y los bota en la décima del trimestre y no les paga vacaciones, prestaciones, aguinaldo, un régimen de una precariedad laboral inaceptable. Nosotros estamos pidiendo que esos trabajadores académicos tengan contrato por lo menos de un año”.

"La UAM debe pasar por un cambio profundo"

En 2011, el doctor hizo una huelga de hambre por las mismas causas. En ese entonces logró obtener 90 millones de pesos para la construcción de la unidad Cuajimalpa y 70 millones para los salarios, acuerdos que quedaron establecidos en el Diario Oficial de la Federación.

Once años después, todo sigue igual. Los altos mandos de la universidad continúan con privilegios mientras que los derechos de los y las trabajadores se precarizan. Por esta razón, decidió solicitar ayuda externa a la institución, en la Cámara de Diputados, para (según sus palabras) lograr que la UAM tenga un cambio profundo:

Yo quería hacer algo que fuera más drástico, contundente, que irrumpiera y mostrara que no aceptamos esta condición de normalidad en donde el abuso por cotidiano pasa por ser algo aceptado, yo digo que la violencia institucional de las autoridades de la UAM en contra de su comunidad es como violencia doméstica: cuando tienes un macho todos los días en casa tienes que recurrir a la ayuda de un tercero para que restablezca que esta condición de humillación, vejación, atropello reiterado que  no es algo que sea aceptable”.

Estas circunstancias lo obligaron a realizar una huelga de hambre, primero a las afueras de la Cámara de Diputados y ahora en las instalaciones de la UAM Azcapotzalco.

“Hay en nuestra vida pública demasiada retórica y hacer de esto algo que ponga mi vida de por medio es porque hay por delante prácticamente 60 mil hombres y mujeres jóvenes, cuyo destino va a estar marcado por la calidad de la educación que reciban en la UAM y eso merece la pena. Que aprendan a que es legítimo indignarse y que eso tiene consecuencias, que no es un acto solamente verbal, sino que hay que correr todos los riesgos si uno quiere construir sueños”.

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