El pasado 17 de enero de 2020 fueron asesinados y calcinados 10 integrantes del grupo "Sensación musical", ocho de ellos eran policías comunitarios miembros de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC). El crimen fue cometido presuntamente por el cártel Los Ardillos. De enero de 2019 a enero de 2020 han sido asesinados 26 policías comunitarios.
David Sánchez Luna, de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de los Pueblos Fundadores (CRAC-PF), informó que los 10 músicos indígenas de la comunidad nahua de Alcozacán fueron emboscados al pasar por Mezcalcingo, en el municipio de Chilapa de Álvarez, Guerrero, cuando regresaban de Tlayelpa, a donde fueron a tocar.
Las víctimas de estos hechos tenían entre 15 y 45 años: Israel Tolentino Ahuelicán, de 24 años; Cándido Fiscaleño Hilario, de 20 años; José Julio Fiscaleño, de 37; Regino Fiscaleño Chautla, de 27 años; José Marcos Bartisar Fiscaleño, de 36, Jua Joaquín Ahuejote, de 42; Florencio Linares Jiménez de 32 años; Crescenciano Huapango Migaleño; Antonio Mendoza Tolentino, de 24 y el joven de 15 años Israel Mendoza Pasado, de 15 años.
El coordinador de la CRAC en Rincón de Chautla comentó para el portal Inter Acción, que no tiene duda de que los responsables del multihomicidio fueron integrantes del grupo delictivo conocido como Los Ardillos, debido a que mantienen una pugna con ellos desde hace más de tres años.
Guerrero es uno de los estados más golpeados por la violencia criminal en México, donde las organizaciones del narcotráfico se disputan con comunidades indígenas el control del territorio. En este estado viven aproximadamente 600 mil indígenas, el 40 % de ellos son nahuas y se distribuyen en cinco subregiones, una de ellas es La Montaña, según información oficial.
Las Policías Comunitarias han nacido en esta zonas de Guerrero, donde las comunidades indígenas y campesinas son discriminadas, debido a la ausencia de control por parte de la policía municipal y como reacción frente a los grandes indices de corrupción o incluso colusión entre los elementos de seguridad y los grupos del crimen organizado
"En nueve meses se ha acrecentado la violencia contra las autoridades de un sistema de justicia y seguridad comunitaria que nació en las asambleas regionales como una necesidad, ante la inoperancia y corrupción de los sistemas de seguridad y justicia del estado", escribió en diciembre del año pasado el Centro de Derechos Humanos de la Montaña Tlachinollan.
Al menos 18 policías comunitarios de las CRAC fueron asesinados en 2019, convirtiéndose en uno de los años más violentos para esta organización comunitaria. De acuerdo con un comunicado difundido por Bernardino Sánchez Luna, consejero del comité ejecutivo de la policía comunitaria de la CRAC en la Montaña Baja, en 2019 asesinaron a 10 compañeros en Chilapa y a ocho en José Joaquín de Herrera (Hueycantenango); además enfrentaron cinco ataques a sus comunidades.
Para el CDHM Tlachinollan, la violencia contra las organizaciones autónomas va en aumento debido a que los grupos criminales han aprovechado las campañas de desprestigio que los gobiernos municipales han emprendido contra el sistema de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias, que es la base de la Policía Comunitaria.
"No solo hay una embestida de algunos jueces que han otorgado amparos a personas que se encuentran sujetas a procesos dentro del sistema de justicia comunitaria ... sino también la legislatura pasada se empeñó en borrar de tajo de la constitución y de la Ley 701 a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias y a la Policía Comunitaria, para colocarlas en el limbo de la ilegalidad. No es casual que grupos que se dedican a delinquir, y que se sienten afectados por las acciones firmes y decididas de los coordinadores y los grupos de la Policía Comunitaria, aprovechen esta coyuntura que busca debilitar a la CRAC, para arremeter violentamente y poner en jaque al sistema comunitario", señaló en un texto el CDHM Tlachinollan.
Desde hace aproximadamente cuatro años, la CRAC y Los Ardillos están en una disputa constante. El grupo criminal de Los Ardillos, que nació en los años ochenta, es señalado por las autoridades estatales y federales como el principal líder en el trasiego de drogas en gran parte del estado y uno de los responsables de la violencia en la zona montañosa de Guerrero.
