¡Ahí viene Sicilia…!

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 Javier Sicilia, el poeta político que va por los caminos repartiendo besos y acuerdos con los gobiernos en turno, se fue quedando solo poco a poco.

No fue únicamente aquella traición grotesca que cometió en 2011, cuando contraviniendo los acuerdos de las organizaciones civiles integrantes del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, de no sentarse a la mesa con Felipe Calderón, el poeta no sólo se sentó con él, sino que se lo comió a besos en el Castillo de Chapultepec y validó sus actos.

No sólo fue su alianza oscura, muchos dijeron hasta perversa, con el conservadurismo, que impuso una militarización que, vista a la distancia, fue la causante de un derramamiento de sangre inútil, demencial. Sin precedentes.

Fue, sobre todo, su cercanía con un sector muy identificado de la llamada sociedad civil, esa que hizo del activismo un negocio y un trato de índole política con los gobiernos de los últimos 12 años, en el que estaban personajes como Emilio Álvarez de Icaza, María Elena Morera, Isabel Miranda, Denise Dresser, integrantes del muy cuestionable grupo Seguridad Sin Guerra, y muchos otros que terminaron como burócratas del activismo, como funcionarios o representantes del panismo más retardatario y lamentable, como no podía ser de otra manera.

Javier Sicilia, el poeta político, se fue quedando solo porque se traicionó a sí mismo.

Lo dicen muchas voces. Lo saben muchos rostros.

Su ánimo protagónico, nacido de la terrible y devastadora tragedia personal de perder a su hijo, surgido en la comprensible lucha por alcanzar justicia, se fue imponiendo a la indignación genuina, en una teatral representación que le ha hecho dar tumbos, titubear, cambiar de posición una vez y otra, según la conveniencia del momento.

La semana pasada dio una muestra más de ese vaivén.

A través de un video que circula en redes sociales, el colectivo ultraconservador y pro calderonista Las Hijas de la MX anunció su adhesión a la nueva marcha que el poeta político convocó para el 23 de enero junto con la familia LeBarón. Esa con la que pretende que el presidente López Obrador le abra las puertas de Palacio Nacional.

Ese llamado, sin embargo, encendió las alertas del movimiento, por el talante totalmente político partidista de esa organización: mujeres financiadas por leales a Felipe Calderón, con una agenda bien definida, que está lejos de ser democrática, plural y transparente.

El rechazo fue unánime. Un error grave de Sicilia, dijeron casi todos.

Eso obligó al poeta político a rechazar la adhesión, y a aclarar, de nueva cuenta, que su movimiento y su marcha son apartidistas. Claro. Como si pudiera creérsele.

Las mujeres calderonistas atacaron al poeta político y se dijeron ofendidas.

El poeta eligió el silencio los días posteriores y hasta este momento no se sabe qué tan quebrantada quedó la cohesión dentro de ese movimiento que han abandonado muchos grupos sociales a quienes no les parece conveniente el matiz antilopezobradorista que ha tomado el Movimiento.

Un hecho es claro: la marcha que se aproxima, tendrá mucho menos impacto social que cualquiera otra que le haya precedido.

Un elemento me permite adelantar ese panorama: resultado de una profunda incongruencia, Javier Sicilia, el poeta político, que la organiza se está quedando solo. Completamente solo.

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