Violencia que cayó​ por autodestrucción de  Zetas, regresa a NL y Coahuila

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Juan Alberto Cedillo

 

Especial Rompeviento TV.- Al medio día​ del lunes 29 de mayo tres camionetas blindadas atestadas de hombres armados se desplazaban tranquilamente por las calles del municipio de Ciénega de Flores, Nuevo León, ubicado a unos 35 kilómetros al norte de Monterrey. Los sicarios del Cartel del Noreste (CDN) no escondían  su armamento ya que controlan ese pequeño poblado. El convoy fue reportado a la policía estatal Fuerza Civil, corporación que montó un operativo a la salida del municipio que está conectado por la autopista Monterrey-Nuevo Laredo.  Por la tarde los pistoleros abandonaron el pueblo y cuando  viajaban por la carretera fueron embozcados por los efectivos de la policía estatal. El saldo del enfrentamiento: 10 pistoleros muertos y un policía herido de bala, informó Gerardo Palacios Pámanes, jefe de Fuerza Civil.

 

Pocos días después, el 4 de julio al filo de la una de la madrugada, cuatro hombres y dos mujeres fueron bajados de dos vehículos para conducirlos a una calle sin salida cercana al Arroyo Topo Chico, en el municipio metropolitano de Apodaca. Posteriormente de colocarlos de rodillas los sicarios les dispararon con arma corta en la nuca. Uno de los muertos tenía tatuajes del CDN en la cara y el costado.

Esos crímenes se sumaron  a la “ejecución” de dos jefes policiacos en municipios rurales; también a una serie de ataques por parte de la “Tropa del Infierno” del CDN, contra policías de Nuevo León y Coahuila, en la franja fronteriza de ambos estados, con saldo de varios efectivos caídos.

 

El rostro de la barbarie reapareció tímidamente en algunos medios​.

 

Los atentados hicieron recordar la peor época de la​ violencia que registró la zona metropolitana de Monterrey

 

La página más negr​a de la historia reciente de Nuevo León  se escribió​ entre 2009 y 2014. En los años de los asesinatos más violentos, se llegaron a registrar 2,000 muertes por año. Se suman también unos 5 mil desaparecidos. Además de múltiples masacres. En la prisión del Topo Chico se registraron 52 asesinatos; en municipio de Cadereyta, 49 cuerpos fueron mutilados y abandonados en zonas agrestes; 53 personas fueron asesinadas en el Casino Royal; 43 reos fueron asesinados en un intento de fuga, en la cárcel de Apodaca; y 23 homebres fueron  también asesinados en el bar Sabino Gordo, por mencionar los eventos violentos más importantes​ de esos años.

 

La violencia era generada por la narcoguerra entre Zetas y una alianza que se conformó para combatirlos integrada por Cartel del Golfo (CDG), Familia Michoacana y Cartel de Sinaloa (CDG), ambos bandos protegidos por diversos funcionarios y militares. Los poderosos Zetas mantenía​n un ejército de unos 500 sicarios, conformado por ex policías, pandillas y delincuentes comunes. Los enfrentamientos suced​í​an con armamento pesado y granadas  a todas horas, casi todos los días. Algunas de las personas ejecutadas las dejaban colgados en puentes, a otros los incineraban o mutilaban, abandonando su cabeza y partes del cuerpo por todos los rumbos de la metrópoli.

 

Para reforzar la seguridad las administraciones de Felipe Calderón y  Enrique Peña Nieto mandaron miles de efectivos de la Policía Federa​l, Ejército Mexicano y Marina. No obstante, su presencia no redujo la violencia. Todo lo contrario, la incrementó​.  ​

 

Se comenzó a reducir poco a poco a partir del 2013 y tiene una drástica caída en toda la región noreste, a partir del 2015, principalmente en Coahuila y Nuevo León.  Esta reducción no se debió  a un cambio de estrategia de seguridad o por la acciones de las autoridades. ​Entonces ¿qué provocó su caída?: la división y autodestrucción​de los Zetas.

 

​​La división com​enzó en 2011. La masacre de Allende agudizó la pugna interna entre  jefes de regiones, Zacatecas, San Luis, Nuevo León o Veracruz, quienes abandonaron la organización criminal. La pugna y la purga culminó con la detención de Z40, y posteriormente la del Z42. A partir de ahí, los Zetas desaparecieron, y en su plaza más importante, Nuevo Laredo, se rebautizan como Cartel del Noreste (CDN).

 

Antes de la ruptura de los Zetas, en el año 2012, la narcoguerra en Coahuila provocó que se registraran 40 asesinatos por cada 100 mil habitantes,  principalmente por la disputa por la zona de La Laguna. Al siguiente año, la cifra disminuyó a 27, luego a 16  y para el año 2015, se redujeron drásticamente a 10 crímenes por cada 100 mil habitantes, según cifras del Inegi.

 

Lo mismo ocurri​ó en Nuevo León. En 2011 registró  45 asesinatos violentos y para el año 2015 ocurrieron sólo nueve crímenes por cada 100 mil habitantes.

La significativa  caída de las estadísticas provocada  por la desaparició​n​ de los Zetas no podía ser desaprovechada por los gobernadores Rubén Moreira y Rodrigo Medina. Ambos lanzaron una gran campaña propagandística para asegurar que “gracias a su estrategia de seguridad” se había reducido la violencia. Muchas personas creyeron su propaganda, entre ellos los investigadores del Colegio de México (Colmex).

 

El año pasado y durante este 2023, las cifras de crímenes violentos repuntaron en Nuevo León. En 2022 se registraron 23 asesinatos por cada 100 mil habitantes y en este año se alcanzarán los peores niveles de años violentos.

 

También en Coahuila comienzan a​ repuntar, pero a diferencia de su estado vecino, el gobierno de Miguel Riquelme maquilla las cifras. ​

 

Fuentes militares atribuyen el incremento de la violencia a la​ penetración  de Cartel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Cártel de Sinaloa, en la región. Su llegada provocó una nueva alianza, entre una fracción del Cártel del Golfo y el CDN para combatirlos.

 

Esta semana el CDN lanzó una advertencia al gobierno de Samuel Garcia y sus cuerpos de seguridad: comenzarán a matar policías si siguen protegiendo a los carteles rivales. La amenaza que se concretó con tres atentados contra policías ​ de Coahuila y contra elementos de la Fuerza Civil de Nuevo León, en los municipios fronterizos de Anáhuac y Colombia, donde los enfrentamientos provocaron que el Puente Internacional con Estados Unidos fuera cerrado por horas.

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