Rostros de la pandemia - Los sueños también se construyen de basura

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Texto y fotografías: Silvana Flores*

Doña Artemisa cambia el bastón que le ayuda a equilibrar el peso del cuerpo por una andadera de basura cuando trabaja. Hace 4 años tuvo un accidente laboral que no le permite caminar bien, a sus 62 años recorre un tramo de la alcaldía Iztapalapa para ganarse la vida. Cuando tenía 36 se separó de su esposo, fue a esa edad cuando se hizo totalmente cargo del menor de sus hijos, Emanuel, de 5 años. Un conocido le dijo que podía trabajar como recolectora voluntaria para ganar de las propinas, fue así como cumplió 27 años viviendo de los escombros. Ahora se autodefine como una “profesional de la basura”. No conoce la contingencia, piensa que no existe porque la basura no para ante ninguna pandemia.

México continúa en la fase 3 de la pandemia por COVID-19 y es en la Ciudad de México donde se acumularán gran parte de los casos por el virus SARS-CoV-2, según las proyecciones. Las medidas de la Jornada Nacional de Sana Distancia impuestas por parte del Gobierno Federal sirven para aplanar la curva de contagios y mantener las medidas de protección hacia las personas más vulnerables.

De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), los desechos producidos en los ciclos de cuidados médicos, desde guantes, equipo de protección desechable, hasta agujas usadas, deben tener un manejo adecuado, de lo contrario pueden traer graves consecuencias para la salud pública. Los encargados de tratar este tipo de residuos deben portar cubrebocas, lentes y guantes para no tener contacto con el material contaminado.

Los barrenderos de Iztapalapa atienden a 1,004 habitantes al día, aproximadamente. Un 20 % de este tipo de trabajadores son mujeres; Cynthia, Artemisa, Fabiola, Mayra, Isabel y Abigail son parte de una minoría. Según el Programa de Gestión Integral de los Residuos Sólidos para la Ciudad de México 2016-2020, en la capital hay 8,155 trabajadores de barrido manual, a excepción de aquellos no contabilizados por la Secretaría del Medio Ambiente (Sedema).

La organización no gubernamental Women in Informal Employment Globalizing and Organizing (WIEGO), con información de la Sección 1 de Limpia y Transportes del Sindicato Único de Trabajadores del Gobierno de la CDMX, confirma que existen 10,000 trabajadores “voluntarios”.

La basura no discrimina ningún virus

Los científicos de la Universidad de Wuhan, ciudad donde se registraron los primeros brotes de COVID-19, encontraron parte de este virus flotando en el aire de espacios cerrados. La investigación liderada por el profesor Ke Lan ha confirmado que la enfermedad permanece viva en lugares sin ventilación suficiente o habitaciones concurridas.

De acuerdo con la Cartilla de Mejores Prácticas para la Prevención del COVID-19, en el Manejo de los Residuos Sólidos Urbanos (RSU) de la Secretaría del Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), el virus resiste vivo más tiempo dependiendo del material de la superficie: en cartón puede resistir un día y en plásticos de 2 a 3 días.

Los pilares invisibles

Mayra y Fabiola portan un cubrebocas azul que les dieron cuando comenzó la pandemia. Ellas no han parado ni la vida ni el trabajo, ambas tienen menos de 25 años y piensan en el trabajo como la vida misma que las ha formado: sin parar ante nada.

“Te vas, te quedas o me voy”, es la frase con la cual Mayra, 'La güera', tuvo claridad para pensar que el futuro de su niña de 4 años y el de ella siempre iba a peligrar con una pareja violenta. Ella continuó sus estudios en línea para ser una técnica-profesional de recursos humanos. Fabiola es cuñada de 'La güera', ambas jalan el mismo carrito de
basura por horas, se meten a callejones y comparten las vivencias que tuvieron con sus exparejas. Aunque portan un cubrebocas no le temen a la pandemia porque ellas se han formado en contextos donde la violencia las ha vulnerado más que cualquier virus.

La Ley de Residuos Sólidos del Distrito Federal establece que cada demarcación debe ser responsable del manejo de desechos y del servicio público de limpia. Con base en el Inventario de Residuos Sólidos 2018 de la Sedema, las alcaldías Iztapalapa, Gustavo A. Madero y Cuauhtémoc acumulan el 41 % de los residuos de la ciudad, proporcional a la concentración de población en dichos territorios.

Aquí lo entregamos todo

Cynthia e Isabel están hechas de testimonios, las personas las reciben igual que a una amiga, pero en lugar de ofrecerles un vaso de agua les dan botes o costales abarrotados de jugos de verduras fermentadas con plásticos y rollos de papel usado. Ambas son madres de familia con el sueño de ver a sus hijos estudiar una carrera universitaria.

Estas mujeres salen a trabajar con diferentes convicciones de vida, a todas las levanta la realización personal de ver a la familia o a ellas mismas alcanzando sus sueños. Abigail es trabajadora social, no le gustó la carrera, pero encontró mayor sentido humano en las calles, conviviendo con el barrio, conociendo las decadencias y las abundancias de un territorio considerado marginal por su ubicación al oriente de la ciudad. Ella también es una profesional del fútbol, juega como defensa. Cuando acabe la contingencia irá a Brasil a evitar que le metan un gol con la misma tenacidad con la que defiende las metas propias.

La crisis sanitaria mundial ha remarcado los escasos o nulos derechos laborales en los sectores más vulnerables de la población, las barrenderas que en México vemos a diario desde nuestras ventanas no terminan labores sólo con ser portadoras de una escoba, también reciben, separan y pepenan los residuos por tipo de desecho con nulo equipo de protección para resguardar su salud. Cuando empezaron las medidas de cuidados preventivos por el virus COVID-19 sabían que nada cambiaría porque la única pandemia que no para es la basura.

La discriminación y la falta de una campaña de información sanitaria hacia la sociedad para tirar los desechos, enmedio de una pandemia, es una irresponsabilidad gubernamental que puede vulnerar al primer eslabón de la separación de desechos en México.

Ante el brote de COVID-19, algunas barrenderas y recolectoras de basura portan un cubrebocas, otras son creyentes y han confiado su salud a manos de Dios para que éste les permita seguir trabajando para sobrevivir.

Nota para nuestros lectores/lectoras: A las entrevistadas se les invitó a hacer una dinámica de retrato, ellas posaban frente a la cámara como realmente son. En la segunda foto se les pidió que se vieran como se sentían cuando eran discriminadas por su profesión. Por diferencias de horarios no todas pudieron participar. Agradezco a las barrenderas por abrirme la puerta a sus vidas.

 

*Silvana Flores es documentalista audiovisual, siempre con la cámara a lado. Egresada de la carrera de Ciencias de la Comunicación.

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