¿Qué es Morelos?

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Federico Anaya Gallardo

 

Uno de los problemas centrales al momento de consolidar las comunidades políticas que forman una entidad Estatal (que puede luego conformarse como Estado independiente ó como entidad federativa en una confederación) es definir cuál es la vocación central de población y territorio. Las y los historiadores nos dan un ejemplo muy sencillo de esto al confrontar la vocación marítima-comercial de Atenas y la vocación agrícola-militarista de Esparta. El problema es que esas unidades políticas eran diminutas (ciudades-Estado) y sus sociedades peligrosamente polarizadas (una minoría de ciudadanos y un mar de esclavos). Mencionar esas venerables ciudades sirve para subrayar la importancia de esto que llamo vocación.

 

La vocación de población y territorio permite hilvanar narrativas comunes. Facilita las peregrinaciones identitarias que Benedict Anderson propuso en su Comunidades Imaginadas: Reflexiones sobre el origen y la difusión del nacionalismo de 1991 (FCE, 1993). Pero vocación e identidad no bastan para conformar una entidad política institucionalmente viable. El mejor ejemplo de esto son Las Huastecas. Hubo varios intentos de unificación, que estudió en 2000 Antonio Escobar Ohmstede para Vetas en el Colegio de San Luis (“Las Huastecas para los huastecos”, Liga 1.) Fracasaron y la población huasteca quedó repartida en cinco Estados. En el corrido Acuarela potosina de Pepe Guízar (1949) la voz popular sacramentó el reparto: “…como Hidalgo y Veracruz, ¡San Luis tiene su Huasteca!” (ignorando a la Huasteca Hidalguense y al gran puerto de Tampico que quedó tamaulipeco).

 

En contraste, tenemos comunidades políticas con vocación y procesos identitarios robustos y que se han articulado institucionalmente –pero no logran la estadualidad. El mejor caso es La Laguna que incluye municipios del suroeste de Coahuila y noroeste de Durango. El caso lagunero nos permite ver otro elemento: aparte de vocación é identidad, conviene mucho tener un centro urbano rector. Los laguneros tienen una gran ciudad con tres municipios, Torreón, Gómez Palacio y Lerdo –el primero coahuilense y los últimos duranguenses. Una señal de que La Laguna está más cerca de erigirse en Estado es que desde los años 1940s se construyó en Torreón un palacio federal para alojar las delegaciones administrativas del gobierno nacional en la comarca lagunera. (En Las Huastecas las élites regionales no se pusieron de acuerdo cuál sería su centro urbano rector y la división entre Valles, Tancanhuitz y Huejutla condenó sus esfuerzos comunes.)

 

Regresemos, por última ocasión en esta temporada, a Morelos.

 

¿Cuál es la vocación de Morelos? ¿Qué proyecto de comunidad política pueden imaginar las personas que contenderán en las elecciones generales de 2024?

 

Morelos es un espacio de jardines turísticos adonde las élites de la capital federal descansan en fin de semana. Esto era cierto desde hace un siglo, cuando los callistas empezaron a construir mansiones en el valle de la eterna primavera de Cuauhnáhuac. Hoy ya nadie se acuerda, pero en 1927 la rebelión fracasada del general Serrano usó Cuernavaca como base de operaciones. Todo mundo recuerda esa rebelión por la novela La Sombra del Caudillo de Martín Luis Guzmán –pero don Martín ubicó la rebelión en la seriecísima, seca y fría Toluca. En la realidad, los serranistas se reunieron en los bares y cabarets de Cuernavaca –adonde, en lugar de prepararse para la batalla, se embriagaron. Uno de ellos, Francisco J. Santamaría, nos dejó un testimonio sincero de eso (La tragedia de Cuernavaca en 1927 y mi escapatoria célebre, Villahermosa, 1979).

 

Una vez que se estabilizó el régimen postrevolucionario, la capital de Morelos se convirtió en una especie de “sede de invierno” de la élite priísta. La ciudad creció y los municipios de sus alrededores se beneficiaron. Desde Cuernavaca se podían hacer excursiones a balnearios, serranías pintorescas y pueblos coloniales bien preservados. Otras clases –incluso opositores seriecísimos del régimen– imitaron el modelo. En Tlayacapan se estableció una especie de comuna progresista desde hace cuarenta años.

 

Podemos imaginar una versión pluriclasista de esta vocación de “jardín turístico” si recordamos el éxito notable de centros recreativos como Oaxtepec (del IMSS) ó Las Estacas en Tlaltizapán. Morelos podría ser un Estado-turístico que atienda a todas las clases sociales de las entidades federativas que le rodean –especialmente de la megalópolis que rodea a la capital-federal. Pero ¿basta esto para encender la imaginación de un Estado Libre y Soberano?

 

La “industria sin chimeneas” tiene efectos multiplicadores más grandes que otras actividades económicas. Por otra parte, puede potenciar la creación cultural y la preservación de la memoria. Y puede fortalecer la autonomía de los gobiernos municipales. El mejor ejemplo de esto son los Valles Centrales de Oaxaca. Un Morelos-turístico concebido horizontalmente, empoderando a las comunidades receptoras de los visitantes y no sólo a los grandes intermediarios comerciales podría ser parte del proyecto hegemónico que les falta a las elites feudales que he descrito en estas páginas.

 

Hay otras posibilidades. En los años 1960s, los gobernadores priístas imaginaron un Morelos industrial. De ese tiempo data la Ciudad Industrial del Valle de Cuernavaca (CIVAC) que se construyó en Jiutepec. El actual alcalde jiutepequense presume que la CIVAC “es la zona donde se concentran la gran mayoría de empresas pertenecientes al sector industrial del Estado”. (Liga 2.) Efectivamente, allí encontraremos plantas de Roche, Unilever, Baxter, Gemalto, Alucaps, Givaudan, NEC Corporation, GlaxoSmithKline, Fibrolub Mexicana, Mycom Mayekawa. Sólo la automotriz Nissan tiene dos plantas y emplea a unos 5mil trabajadores. El problema es que en CIVAC –igual que en la Ciudad Satélite de Naucalpan, Edomex– se fomentó un modelo de autogobierno. En sus inicios, se formó una “A.C.” llamada Asociación de Propietarios de CIVAC (PROCIVAC). Este ente privado asumió en 1993 la responsabilidad de suministrar servicios públicos a la zona industrial. ¿No debería haber sido esta una responsabilidad del municipio de Jiutepec en colaboración con las autoridades del Estado?

El Morelos-industrial requiere espacios, comunicaciones y abasto energético que lo ponen en disputa con el Morelos-turístico. Las demandas de ambos explican la necesidad del Proyecto Integral Morelos (PIM) que fue denunciado por las comunidades campesinas del noreste del Estado por la degradación socio-ambiental que produciría. (Esto lo explicó con detalle José Manuel Luna-Nemecio para la revista Nexos en 2021. (Liga 3.)

 

La resistencia contra el PIM nos muestra que hay otro proyecto potencial de Morelos: el campesino-indígena organizado a partir de la explotación tradicional (ó no tanto) de la agricultura. La oposición al PIM, igual que la legendaria lucha de Tepoztlán contra el campo de golf, demuestran que el sueño de un Morelos campesino no ha desaparecido.

 

¿Qué modelo ó combinación de modelos propondrán las contendientes por la gubernatura en 2024? Estemos a la espera, pero atentos. En la última semana, el graquismo se aseguró el control del poder judicial del Estado por los siguientes tres lustros. Seis de las diez nuevas personas magistradas están relacionadas con el ex–gobernador Ramírez Garrido. (Liga 4.) Incluso una gobernadora con un proyecto político atractivo y potente tendrá muchas dificultades para llevarlo a cabo –porque los señores feudales morelenses se han apoderado del resto de las instituciones públicas.

 

En este tipo de escenarios, la única salida suele ser la movilización popular –pero ésta última requiere un proyecto político que encienda la imaginación de las masas.

 

Hoy en día tenemos dos precandidaturas fuertes en Morelos. Por una parte está Lucy Meza quien ha retornado al regazo del graquismo y se presentará como abanderada de la coalición PAN-PRI-PRD. Meza es la candidata conservadora porque quienes le sostienen pretenden que la política morelense siga como hasta ahora... dominada por intereses egoístas y miopes.

 

Frente a ella está la morenista Margarita González, cuyo trabajo previo a las batallas electorales del PRD y MORENA se dio en el Movimiento Revolucionario del Pueblo y la Coordinadora Nacional Plan de Ayala –es decir, en el movimiento popular. Una magnífica carta de presentación frente al escenario que te he planteado en este espacio, querida lectora.

 

Viene una buena batalla. Estemos alertas.

 

Ligas usadas en este texto:

 

Liga 1:

https://colsan.repositorioinstitucional.mx/jspui/bitstream/1013/1260/1/Las%20Huastecas%20para%20los%20huastecos.pdf

 

Liga 2:

https://jiutepec.gob.mx/civac/

 

Liga 3:

https://medioambiente.nexos.com.mx/el-proyecto-integral-morelos-y-la-devastacion-del-territorio/

 

Liga 4:

https://elregional.com.mx/serpientes-y-escaleras-los-nuevos-magistrados

 

 

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Comentario 1
  • Jaime Arturo

    Y que tantos paralelismos podrían encontrarse entre los efectos del PIM y los del futuro tren maya? Sospecho que veremos muchas coincidencias

    Responder
    3 diciembre, 2023

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