Las traiciones en Coahuila (en el Congreso)

  • 0

Federico Anaya Gallardo

 

Gracias a Marko Cortés conocimos a principios de este año el pacto entre caballeros del lado oscuro para asegurar la coalición 2023 PRI-PAN en Coahuila de Zaragoza. Es la primera prueba documental de algo que Todomundo imaginaba verdadero. (Tal vez don Gonzalo N. Santos les regañaría por ponerlo por escrito… y seguro su mano-negra se habría asegurado que Markito no lo publicara –pero ya ven Uds qué tiempos de irresponsabilidad nos han tocado para vivir...) Te comenté la semana pasada, lectora, que lo más relevante era que mediante el Pacto de Marko, PRI y PAN se repartieron no sólo carteras en el poder ejecutivo –sino también órganos autónomos y puestos en la judicatura. Analicemos la lógica de la negociación y aprendamos.

 

Lo primero, (carteras en el poder ejecutivo) es muy razonable y hasta legítimo que lo negocíen los partidos de una coalición electoral. Todomundo estará de acuerdo en que, si el PRI llevaba mano en nominar al candidato a gobernador; cuando este triunfase (como ocurrió) el priísta se comprometería a otorgar al PAN tal ó cual secretaría en su gabinete. Este tipo de convenios son propios de las democracias. No debería haber nada de qué avergonzarse. De hecho, el modo en que se reparten las carteras le indica a la sociedad qué parte de la agenda política le interesa a cada una de las partes en la coalición.

 

Pero es aquí –precisamente– adonde empiezan a percibirse los verdaderos problemas del Pacto de Marko. Los detalles del mismo sólo se dieron a conocer un año después de empezada la elección. El electorado tenía derecho a saber lo negociado. Específicamente, las electoras priístas y los electores panistas tenían ese derecho. En todas las regiones de Coahuila, por ejemplo, la militancia blanquiazul y tricolor habían venido disputándose el poder político por tres cuartos de siglo. Podemos suponer que les fue bastante complejo aceptar la alianza con sus adversarios de siempre. ¿No tenían derecho a saber qué ganaba su partido con el pacto?

 

Antes de seguir con el pacto, lectora, recordemos que aparte de gobernador, las y los coahuilenses eligieron legislatura. Te aporto algunos datos de las dos elecciones legislativas previas. Ocurrieron en 2017 –cuando se eligió al gobernador priísta Miguel Ángel Riquelme Solís– y en 2020 –cuando sólo se eligió Legislatura. El Congreso de Coahuila tiene 25 curules, 16 de mayoría relativa en 16 distritos estaduales más 9 de representación proporcional.

 

En 2017, el priísta Riquelme triunfó con 38.9% del voto frente al panista José Guillermo Anaya Llamas con 36.4%. Es decir: el PRI y el PAN acapararon 75.3% de la votación efectiva. El lejano tercer lugar correspondió al morenista Armando Guadiana Tijerina con sólo 11.9% de los votos. Un independiente, Javier Guerrero García, obtuvo 8.3%. Para formar la LXI (61) Legislatura (2017-2020), el PRI ganó 7 distritos; el PAN 6 y la Unión Democrática de Coahuila (UDC) 3 distritos. Estos tres últimos corresponden a las regiones centro-desierto, carbonífera y a la mitad norte de la región fronteriza (Acuña, pues el distrito de Piedras Negras se lo llevó el PRI). El PAN ganó los cuatro distritos de Torreón, Monclova y uno de los distritos de Saltillo. El PRI se llevó el resto. La semana pasada te comenté que en esta Legislatura se consideraba que el PRI se había vuelto minoritario porque sólo tenía diez curules (7 de mayoría y 3 pluris). La oposición combinada tenía 15 curules (9 de mayoría y 6 pluris). Por eso, para designar al magistrado Bernardo González Morales el 20 de febrero de 2020, el gobernador Riquelme se aseguró que la votación no ocurriese en el pleno de 25, sino en la más pequeña Diputación Permanente de 11 personas legisladoras.

 

Tres años más tarde, en la elección legislativa de 2020, para formar la LXII (62) Legislatura (2020-2023), el PRI ganó 16 distritos; y la oposición, ninguno. El gran perdedor fue el PAN, que perdió sus 4 distritos torreonenses, Moncloa y su distrito saltillense. La UDC fue borrada del mapa. Más interesante es que el PAN sólo recibió 2 curules pluris; mientras MORENA se llevó 4 pluris. La UDC, el Verde y un independiente se llevaron cada uno una curul pluri. En porcentajes, el PRI obtuvo 49.3%, MORENA el 20%, el PAN 10%, y UDC 3.5% de la votación general.

 

El miércoles 21 de octubre de 2020, en la mesa de análisis de Raymundo Riva Palacio en Noticieros Televisa, Roy Campos de Encuesta Mitofsky, subrayó que MORENA hubiese quedado en segundo lugar en las elecciones 2020 de Coahuila. La Izquierda electoral siempre había estado abajo del 5% y en ese año cuadruplicó sus votos, llegando al 20%. El PRI siempre había peleado las diputaciones con el PAN. Este último sufrió una gran derrota alcanzando apenas el 10% de la votación. Campos registró esta opinión en un reportaje de Irma Ortiz, en la revista Siempre. (Liga 1.) El gran perdedor de 2020 fue el PAN: de 366,325 votos en 2017 pasó a 83,469 en 2020 (perdió globalmente 262,856 votantes). Esta es la primera razón de por qué en el Pacto de Marko de 2023 los panistas fueron el socio menor.

 

Pasemos ahora a la elección de 2023. Por primera vez en los procesos coahuilenses, PAN y PRI unieron fuerzas para la gubernatura. Su candidato fue el priísta Manolo Jiménez Salinas; quien ganó con 56.9% de los votos, frente al morenista Guadiana que en ese su segundo intento obtuvo 21.4%. El tercer lugar fue para Ricardo Mejía Berdeja del PT con 13.3% y Lenin Pérez Rivera de la UDC quedó en cuarto lugar con 5.9%.

 

Primero, notemos que de 2017 a 2023 no vimos una suma aritmética de las preferencias priístas y panistas. En 2017 ambos partidos se llevaron 3 de cada 4 votos (75.3%). En 2023 sólo 2 de cada 4 (56.9%). MORENA continuó creciendo, pero sólo marginalmente: de 11.9% (2017) a 20% (2020) y a 21.39% (2023). Estos números parecen dar razón a quienes criticaron la disputa que dividió a la Izquierda coahuilense en 2023 entre Guadiana, Mejía Berdeja y Lenin de la UDC. Juntos podrían haber llegado a 40.6%.

 

Los resultados de 2023 en la cámara de diputados estadual son más interesantes. Para formar la LXIII (63) Legislatura (2023-2026), el PRI ganó 9 distritos (siete menos que en 2020) y el PAN se llevó 5 distritos (de cero en 2020 pero uno menos que en 2017). El PRD (tercer socio casi olvidado del Pacto de Marko) ganó los otros 2 distritos. MORENA, como segundo lugar global, se llevó 5 de las nueve pluris. Como no ganó todos los distritos, el PRI se quedó con una pluri. PT, UDC y Verde ganaron cada uno una pluri. Aquí hay que mencionar que el PAN no recuperó los cuatro distritos de Torreón que eran suyos en 2017, sino sólo dos; y que los dos distritos del PRD fueron Piedras Negras y uno de los cuatro de Saltillo (ambos ganados por el PRI tanto en 2017 como en 2020).

He agregado los mapas de resultados por distrito legislativo en cada una de las tres elecciones coahuilenses que he comentado hoy que se han generado en Wikipedia. Aunque hubo una redistritación en 2023, los distritos torreonenses-laguneros y saltillenses no cambiaron. La geografía nos dice que fue la Administración Riquelme la que dirigió tanto la re-distritación como la conformación de la coalición. El PRI sacrificó su ultra-dominación de 2020 (16 distritos) pero rompe el principal bastión panista de Torreón. El PAN recupera su tradicional enclave de Monclova y –gracias a la re-distritación– agrega Frontera y Acuña. El PRD recibe el reducido distrito de Piedras Negras y uno de los distritos de Saltillo (que era priísta).

 

Las cuentas legislativas no son nada malas para la alianza PRI-PAN-PRD (que se llamó Alianza por la Seguridad en 2023). Entre los tres partidos controlan 17 de los 25 curules. Tres votos arriba de la mitad más uno (14) y justo los dos tercios de la mayoría calificada (17). Si las y los diputados de MORENA, PT, Verde y UDC se uniesen (8), ni siquiera alcanzan el tercio necesario para interponer acciones de inconstitucionalidad ó boicotear resoluciones legislativas importantes.

 

Con todo, los resultados que acabo de enumerar nos dejan claro quién es el socio mayor del Pacto de Marko y por qué el nuevo gobernador priísta puede darse el lujo de incumplir sus promesas al PAN. Regresemos al pacto.

 

El Pacto de Marko era muy específico respecto de los distritos electorales que le tocarían al PAN en las elecciones de 2023 y de 2024. Para el año pasado, los blanquiazules se reservaron dos de los cuatro distritos legislativos de Torreón –una de sus fortalezas históricas, junto con la ciudad de Monclova. El problema es que esto en realidad significó CEDER dos distritos torreonenses al PRI. Ciertamente, mantuvieron Monclova y agregaron otros dos distritos (Acuña y Frontera) –pero esto último a cambio de una re-distritación que tal vez no les favorezca siempre.

 

Para 2024, otra vez, el PAN se llevaría las candidaturas de legislador federal de Torreón y Monclova; y en las alcaldías (que también se juegan en 2024, cosa bizarra) el PAN se reservaría para este año sus dos ciudades tradicionales. El rompimiento de la alianza PRI-PAN provocado por el desliz tuitero de Marko Cortés le permite al PRI denegar al PAN lo prometido para este año. (Una razón más para acusar al dirigente nacional de estupidez.)

 

La semana que viene, lectora, analizaré la dimensión ejecutiva del Pacto de Marko.

 

Ligas usadas en este texto:

 

Liga 1:

http://www.siempre.mx/2020/10/roy-campos-elecciones-en-coahuila-e-hidalgo-triunfo-esperado/

Ecuador: conflicto armado interno ¿Una postura equivocada? - #VideoOpinión de David Peña
Atrás Ecuador: conflicto armado interno ¿Una postura equivocada? - #VideoOpinión de David Peña
Un reto para la democracia: entender las necesidades afrodescendientes - 2024: #LaEncrucijada
Siguiente Un reto para la democracia: entender las necesidades afrodescendientes - 2024: #LaEncrucijada

Escribir comentario:

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *