La difícil Gubernatura morelense: Ni predicadores ni futbolistas.

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Federico Anaya Gallardo

Dejé pendiente una pregunta en mi colaboración anterior, querida lectora: ¿Qué tipo de proyecto podría encender mentes y corazones en Morelos? La historia de la última gubernatura en Cuernavaca es la narración de cómo se desvanecieron dos espejismos que prometían resolver el problema. El primero de ellos era la emergencia del protestantismo político en la región –encabezado por Hugo Éric Flores Cervantes (n.1970) y su Partido Encuentro Social (PES). El segundo fue la ilusión de que un héroe popular, nacido desde abajo, podría construir un liderazgo político estable a partir de su fama como futbolista de éxito.

En 2019, Bernardo Barranco y Roberto Blancarte publicaron en Grijalbo un libro titulado AMLO y la religión: El Estado laico bajo amenaza, en el cual advertían contra el peligro que representaban en Latinoamérica los partidos confesionales de Derechas. La alianza nacional de MORENA con el PES en la elección de 2018 fue vista como una señal ominosa. Sobre este libro escribí una serie de comentarios para JulioAstillero y La Jornada San Luis en 2020. (La Liga 1 lleva al primero de ellos.) Insisto aquí en lo que dije entonces: los hechos tercos demostraron lo exagerado del temor laico de Barranco & Blancarte. El mismo Barranco reconocía en el libro que el PES ni siquiera había alcanzado el 3% de la votación general en 2018 y que por ello había perdido su registro.

Con todo, los temores de Barranco & Blancarte parecieron confirmarse cuando Flores Cervantes fue nombrado Delegado de la federal Secretaría de Bienestar en Morelos –y por lo mismo, coordinador para la aplicación de todos los  programas sociales federales obradoristas. Es decir, en 2018, Flores era lo que hemos llamado superdelegado en el Estado. ¿Qué tan relevante es este nuevo puesto federal en la política de las entidades federativas? 

En 2018 analicé para Regeneración el papel que podrían llegar a jugar las y los superdelegados. (Liga 2.) Allí afirmé que una coordinación federal unificada en el Estado podría servir de plataforma para construir un liderazgo estadual alterno a las y los gobernadores en funciones –con posibilidades de éxito electoral en los comicios siguientes –incluso como para constituirse como un “gobierno en la sombra”. 

La experiencia de los cinco últimos años no es concluyente. De las 32 entidades federativas, sólo en ocho (25% de los casos) la persona que ocupó la Superdelegación jugó un papel importante en la siguiente elección de gobernador. Y esta es una cifra generosa, pues he incluido el caso yucateco –adonde el superdelegado de cinco años, Joaquín Díaz Mena, es uno de los aspirantes a la candidatura morenista en 2024. Si gana la candidatura y luego la elección constitucional, demostraría el gran potencial de la Superdelegación para construir una plataforma para la gubernatura. En el grupo de ocho casos, igual incluí el bajacalifornio, adonde el superdelegado de algunos meses, Jaime Bonilla Valdez, ganó una “gubernatura chica” (de dos años) en 2019, que no pudo ampliar en 2021. Igualmente incluí Chihuahua adonde, en 2021, fue candidato de MORENA a la gubernatura quien fuera el superdelegado de 2018 a 2021, Juan Carlos Loera de la Rosa. Loera retornó a la Superdelegación luego de ser derrotado y allí sigue. (¿Ha constituido un “gobierno en la sombra”? No lo sé.) Otros dos casos no son exactamente exitosos en los términos que propuse en 2018 en aquél artículo para Regeneración. En México, Delfina Gómez Álvarez fue superdelegada pero luego fue la titular de la SEP federal; por lo que no es claro que la Superdelegación fuera el escalón esencial de su reciente victoria en 2023. En Tabasco, el superdelegado entre 2018 y 2021 fue Carlos Manuel Merino Campos –quien llega a Palacio de Gobierno en Villahermosa ese año; pero no mediante una elección sino por designación de la Legislatura cuando el gobernador constitucional (Adán Augusto López Hernández) sale para convertirse en secretario de Gobernación federal. Si quitamos los cuatro casos que te cuento, lectora, resulta que la persona que ocupó la Superdelegación conquistó la gubernatura sólo en tres casos (Baja California Sur, Colima y Tlaxcala)… en poco menos del 10% de las entidades federativas.

Con esos casos en mente, regresemos a Morelos 2018. El superdelegado era Hugo Éric Flores Cervantes, líder nacional del PES. La razón de este premio era transparente: Flores Cervantes y el PES habían “descubierto” el potencial electoral de Cuauhtémoc Blanco Bravo entre 2015 y 2018. Esto requiere una explicación con cierto detalle.

Antes de 2015, Blanco Bravo era un ídolo del fútbol pero no una figura política en Morelos. Si había ganado la Presidencia Municipal de Cuernavaca en ese año fue con el ticket del Partido Social Demócrata (PSD, el partido estadual del corazón en su emblema). Muy pronto se agriaron las relaciones entre el PSD y el nuevo alcalde: para 2016 quien fuera el secretario del Ayuntamiento del exfutbolista, Roberto Yáñez Moreno, denunció al alcalde por corrupción. Yáñez Moreno declaró que Blanco Bravo se había vendido como candidato y que el PSD lo había comprado por siete millones de pesos. (Liga 3.) Si te parece, lectora, que esta es una acusación autoinculpatoria, te recuerdo que este Roberto Yáñez Moreno es el político que en 2022 se hizo pasar por miembro de la comunidad LGBTI+ para sentarse en una curul de la LV (55) Legislatura estadual (2021-2024) en representación del partido estadual Morelos Progresa. (Liga 4.)

En otras palabras, los dinastas Yáñez fueron quienes introdujeron al ídolo ex-futbolista a la política morelense. Ayer (2015) operaban vía el PSD, hoy (2023) operan mediante Morelos Progresa. De 2016 a la fecha, han sido enemigos de Blanco Bravo. Como sea, el escándalo de los siete millones en 2016 es un indicio claro de la superficialidad social de la candidatura de Cuauhtémoc Blanco Bravo en 2015.

La paradoja es que al tiempo que el alcalde Blanco Bravo se opuso al PSD, la segunda legislatura del gobernador Graco Ramírez Garrido pretendió destituirle mediante juicio político. No lo acusaron por los siete millones de la compra-venta con el PSD, sino porque al momento de ser electo alcalde no tenía los cinco años de residencia requeridos. 27 de los 30 diputados de la LIII (53) Legislatura (2015-2018) lo acusaron frente al Tribunal Superior. Al parecer, este último no alcanzó a pasar sentencia. Blanco Bravo se puso en huelga de hambre e impugnó la acusación de la Legislatura ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación. La Corte revocó la decisión de los diputados. El futbolista venció en la plaza pública y en la Corte a sus enemigos –y se posicionó como adalid en contra de las corruptelas y abusos del perredismo graquista. Estos eventos volvieron a elevar su valor como candidato. Por eso es que el PES lo postuló para la gubernatura en 2018 y la coalición nacional encabezada por MORENA aceptó la candidatura.

El nombramiento de Hugo Éric Flores Cervantes como superdelegado en Morelos se entiende en el contexto que acabo de detallar. Desde esa plataforma administrativa, teniendo a su candidato en el Palacio de Gobierno y con una red de comunidades evangélicas politizadas (el temor de Barranco & Blancarte), Flores Cervantes debería ser hoy el candidato fuerte y “natural” a la gubernatura 2024-2030. No fue así.

Sobre el evangelismo político ya dije que desde 2018 demostró que no era real. El PES perdió su registro en 2018. Y su reencarnación (Partido Encuentro Solidario… en lugar de Social) tampoco tuvo éxito en 2021. Flores Cervantes dejó la Superdelegación en Morelos desde Octubre de 2020 –es decir, antes de las elecciones intermedias morelenses. En Enero de 2023 Flores Cervantes acusó al gobernador Blanco Bravo de haberlo traicionado.

El dirigente del PES fue prístino en su acusación, reproducida por El Financiero de la capital federal: “«Para mí siempre fue claro que a Cuauhtémoc Blanco siempre le estorbábamos, pues tuvimos nulo apoyo de su parte en la elección de 2021. Tenía tiempo pensando en irse a Morena o en cualquier otro partido que respaldara sus aspiraciones políticas», expresó. / Señaló que de la ambición de Blanco y la misma traición del exdiputado federal, Jorge Argüelles, por dirigir el partido, los resultados fueron un desastre en 2021 en Cuernavaca, en donde José Luis Urióstegui Salgado, candidato del PAN-PSD, ganó con una amplia diferencia de votos.” (Liga 5.)

Te dejo la cita larga, lectora, porque importa notar que el PSD (que había comprado a Blanco Bravo en 2015 y luego se quejó de él) recuperó la capital morelense en 2021 jugando en contra de Blanco Bravo pero también contra el PES. Este es un ejemplo de la fragmentación endémica de la política sólo-municipal ó sólo-regional que hemos diagnosticado en Morelos.

¿Qué pasó con Flores Cervantes en los últimos meses? Hoy es uno de los aspirantes a candidato independiente a la Presidencia de la República –pero no parece que vaya a reunir las firmas necesarias. En resumen, Flores no pudo convertir el liderazgo evangélico en peso político permanente, ni en Morelos ni a nivel nacional. Parecería que las y los mexicanos evangélicos son gente razonable que no traslada su identidad religiosa a una única bandería partidista. Por otra parte, las exitosas candidaturas del futbolista Blanco Bravo a Cuernavaca (2015) y a la gubernatura (2018) han demostrado que no basta la popularidad personal para construir un arreglo político estable a nivel estadual.

La desaparición del espejismo evangélico –que es en sí misma una buena noticia– desde la perspectiva de Morelos-Estado es una desilusión. La  identidad religiosa era una de las narrativas que podrían haber unificado un proyecto de estadualidad más allá de los intereses concretos (y necesariamente egoístas y miopes) de las élites municipales y regionales.

Por otra parte, la historia de éxito personal del Jorobado de Nuestra Señora de Tepito se presentaba como la realización de un sueño de políticos nacidos del Pueblo. Que la alcaldía de Blanco en Cuernavaca hubiese sido atacada por el gobernador perredista Graco Ramírez Garrido le dio más lustre al naciente blanquismo. Pero lo cierto es que ni la Administración municipal (2015-2018) ni la Administración morelense desde 2018 han resultado positivas. Otro espejismo que ya se ha desvanecido.

En Morelos se habla hoy en día de un “gobernador ausente” (Blanco Bravo) y de un “ex-gobernador presente” (Ramírez Garrido). Esto impone una pregunta. Si es tan difícil construir una narrativa ideológica que encienda mentes y corazones en Morelos, ¿de dónde le viene el poder a Graco?

Ligas usadas en este texto:

Liga 1:

¿AMLO, peligro para el Estado laico? No lo creo (1)

Liga 2:

El federalismo en México y los nuevos coordinadores

Liga 3:

https://www.elsiglodetorreon.com.mx/noticia/2016/destapan-contrato-de-cuauhtemoc-blanco-con-el-psd.html

Liga 4:

Inestabilidad e Irresponsabilidad en Morelos

Liga 5:

https://www.elfinanciero.com.mx/estados/2023/01/16/el-cuau-se-queda-solo-hugo-eric-flores-rompe-con-gobernador-por-hundir-al-pes/

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