Bitcoin: revolución y lucha online

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"Bitcoin fue como un primer oasis al que llegó después de caminar por el desierto por mucho tiempo", relata Alberto García Grillasca mientras ofrece esta entrevista para conversar acerca de un movimiento que tiene su raíz en lo más profundo de Internet y la sociedad.

Para entender al Bitcoin hay que entender su historia y el dinero como un lenguaje. Se puede entender al Bitcoin de muchas formas pero no solo como una moneda de intercambio, se debe entender como una moneda que revolucionó la forma de concebir al dinero donde ningún Banco Central ni gobierno puede interferir. "El dinero está secuestrado por estas mafia que son los Estados", se manifiestan los miembros que usan y movilizan el bitcoin, pero ¿quién invento y de dónde surge su lucha?.

Crédito: Flickr (Christoph Hetzmann)

Remontemonos al año 2008, en un mundo convulso en medio de una crisis económica mundial y una desesperanza generalizada en el sistema económico, la invención se le debe a un individuo o grupo que se hacía llamar Satoshi Nakamoto quién describió la forma de descentralizar la forma en la cuál se usa el dinero. Bitcoin no es una compañia, ni siquiera se podrían llamar organización, no es un banco, no pertenece a nadie y su funcionamiento no depende de ningún ser humano, en realidad su desarrollo se ha basado en un código abierto y un software que se publica con libre acceso, cualquier programador en cualquier lugar del mundo puede revisarlo o crear su propia versión modificada del software aunque para que se modifique el juego se debe contar con el consenso de todos los participantes y nodos. Los nodos son puntos de intercambio de mensajes dentro de las redes de telecomunicación actuando como puntos de redistribución de la información. Bitcoin no tiene propietarios. Bitcoin lo controlan todos los usuarios de Bitcoin del mundo.

"Si tú quieres que te controlen, yo me voy a ir por acá."

Bitcoin permite generar autonomía a los usuarios, gestionar de forma propia sus recursos con el poder del anonimato y ha generado ruido entre el poder monetario y político.

La autonomía económica resuena cada vez más fuerte. Su paso es lento y sigiloso pero está llegando cada vez más a la población. El dinero siempre es un asunto político y Bitcoin es una posición que busca el anonimato, el poder acceder a él sin intermediarios cambiando la forma en la que nos relacionamos con nuestros recursos. "Empezamos a tomar una postura más rebelde sobre defensa, territorios, autogestión, y demás", aunque parte de ese sueño comienza a desquebrajarse con intereses de por medio que rozan lo social, lo político y lo económico.

La gran desestabilidad financiera y un creciente miedo a una nueva crisis económica ha generado una nueva ola que busca refugiar el valor de los recursos en las criptomonedas, tal y como fue en el S. XIX con el oro. Se llegó a gesticular durante 2017 la premisa "si Corea lanza un misil, compra bitcoins" volteando el mundo bursátil a ver a esta divisa.

"Los gobiernos están buscando una manera de parar este "problema" como ellos le llaman. No pueden hacer ninguna acción por ahora", menciona Alberto pensando en todos los mitos y presiones que bancos, empresas y medios de comunicación han extendido resaltando lo negativo de la moneda. "Como si el dinero no se usará también para cosas negativas y hasta menos transparentes. Detrás de las empresas y las grandes transacciones no sabemos que hay ...Igual dan con una estrategia para regular el mercado de Bitcoins"

China empezó a intentar desestabilizar comprando cantidades masivas de criptomonedas durante 2014 . El precio bajó a niveles históricos y en tiempo relativamente corto pero cuando la escacez los alcanzó el precio se disparó de forma abrupta catapultando al mercado. En el país asiático, se llegaban a intercambiar más de 30 mil bitcoins en unas pocas horas siendo todo un hito.

Crédito: Bloomberg vía Getty Images

El gobierno prohibió la utilización de la bitcoin como moneda a todas las instituciones financieras del país en 2017, y algunas semanas después presionó a las firmas chinas de pago electrónico por internet para que dejaran de recibir transacciones con bitcoin. La lucha no terminó ahí, en 2019 el bitcoin volvió a ver la luz al ser considerado un bien virtual aunque no dinero fiduciario, como lo considera el Banco Popular de China.

En México no existe política regulatoria. En el Reporte de Estabilidad Financiera 2019, el Banco de México indicó que “durante los últimos años, se ha incrementado el interés de ciertos grupos de la sociedad por el uso de activos virtuales”. Según el portal Bitso, la empresa que gestiona el intercambio de Bitcoins en México, el 26.5 % de los mexicanos con acceso a Internet declara haber comprado o usado criptomoneda de los cuáles el 73  % fue realizado con bitcoin. El 46 % de los mexicanos declara su interés  en las criptomonedas pero no se atreven a usarlas debido al miedo de caer en fraudes.

Las empresas en el país que usan e intercambian criptomonedas necesitan autorización del Banco de México para el uso de activos virtuales. Por la falta de políticas regulatorias, las empresas exchange deberán generar un reporte a la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda por cada operación superior a 50,000 pesos, lo cuál rompe totalmente con la idea original de realizar una gestión de la moneda sin intermediarios y en anonimato.

El desconocimiento es creciente, el poder político teme una resistencia de la población y una autonomía en la gestión.

"Es necesario entender nuestro entorno para cambiar nuestro mundo", alegan los visionarios que usan la moneda virtual en distintos ámbitos que buscan la autogestión y libertad en disciplinas como el arte, el activismo político, la libertad de prensa y los Derechos Humanos.

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