Argucias de Marqueses

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Federico Anaya Gallardo

 

Sigamos analizando el escandaloso caso de la distinción SNI a don Alejandro Gertz Manero. El marqués Sheridan regresó a la carga el 13 de Julio de 2021 en su columna de El Universal. (Liga 1.) Sobre la respuesta del marqués Gertz a la mala cita de los autores previos en su biografía de Guillermo Prieto (1967), el marqués Sheridan responde: “[su] argucia ocultó ... el asunto de fondo, a saber, que su libro ... es una transcripción casi literal de libros ajenos, más allá de que los registre la bibliografía. El universitario argumenta que al registrarlos ahí ya se está ‘reconociendo la aportación de tales investigadores’. Pues sí, pero no es ese el problema, como lo sería asaltar a alguien diciendo su nombre en voz alta para reconocerle su aportación: la víctima es el asaltado, no la metodología del asaltante”. Efectivamente, se trata de un problema de método. Lo que Sheridan a su vez oculta con su deslumbrante metáfora del asaltante, es que el libro de Gertz sigue el uso y costumbre de su tiempo (1967), de su lugar (ediciones oficiales en memoria de la Restauración de la República) y de su grupo social (burócratas priístas que presumen erudición entre ellos).

 

En otras palabras, a la argucia de un marqués corresponde la argucia del otro marqués. La pregunta es qué es lo que oculta la argucia de don Guillermo. Él nos da una pequeña pista. Dice Sheridan: “aquí hay una falta de originalidad que fue detectada en su momento por una comisión evaluadora que hizo bien su trabajo, como lo saben el académico y la directora del Conacyt…” Nota, lectora, la frase como lo saben. El marqués habla en público (a través un venerable periódico de circulación nacional) pero hace un guiño a “los enterados” de un espacio privado (la aristocracia académica). Nos dice que Gertz, Álvarez-Bullyá y –¡por supuesto! – él, conocen el expediente completo. Nosotros, la plebe que mira azorada hacia el alto escenario de Sus Señorías Académicas, no hemos visto el tal expediente.

 

Lo que sí sabemos (vivimos en una República moderna que se alimenta del debate público) es que Gertz litigó y ganó amparo de la Justicia Federal y una recomendación de CONAPRED. También sabemos que esta última señaló que las normas aplicadas en las evaluaciones que se hicieron de Gertz entre 2010 y 2021 no se ajustaron al marco constitucional de garantías a los derechos humanos. Y fue por esto que CONACyT debió reabrir el caso, convocar a una comisión especial y emitir una nueva resolución ante la solicitud de ingreso al SNI del ciudadano Gertz. Nada de esto está en disputa. El mismo Sheridan lo reconoce en sus artículos previos, aunque le repugne que CONAPRED haya encontrado discriminación en el caso. (¿No es “obvio” que la gente “decente” de la aristocracia académica actúa siempre “bien”?)

 

Lo que tenemos es a una persona (Sheridan) que, inconforme con el fallo definitivo de nuestro sistema garantista, sigue litigando en prensa lo que las primeras comisiones evaluadoras de CONACyT perdieron luego de un largo litigio. (Del que hablaré más tarde.) Se vale. La opinión de Sheridan es libre y está protegida por ese nuestro sistema garantista. Pero ya existe fallo jurídico-constitucional y el mismo debe respetarse. Es por esto que el marqués Sheridan recurre a sus propias argucias para aparentar ser “el bueno” de esta justa. Por una parte adereza su argumento con calificaciones morales. Por la otra, acota su campo con elegante maña: “carezco de abogados potentes y secretarios eficaces, y estaría en desventaja si me dirigiese al fiscal Gertz; no si me refiero al universitario que invirtió 10 años para demostrar serlo, combatiendo al SNI y al Conacyt con oficios y contraoficios, demandas y amparos, fojas y fajas.”

 

Vamos por partes. Don Guillermo habla a nombre de quienes hace una década rechazaron la candidatura de don Alejandro para entrar al SNI. Nos asegura que fueron ellos quienes descubrieron la falta de originalidad de éste último. Lo que no nos explica el marqués Sheridan es que ninguno de los sucesivos reglamentos del SNI preveía en detalle cómo es que debía evaluarse la obra publicada antes de que imperasen los actuales criterios de cita. Tampoco nos dice que esos reglamentos no preveían con detalle qué hacer con obra publicada dentro de estándares académicos diversos a los del moderno SNI. Hace una semana, lectora, te comenté los ejemplos de dos íconos del Derecho mexicano (Gabino Fraga Magaña y Ernesto Gutiérrez y González). Aunque el primero no tuvo oportunidad de solicitar ingreso al SNI y al segundo no le importó, sería interesante imaginar cómo le habría ido a la obra de ambos al pasar por el tamiz de las comisiones que hoy defiende con denuedo el marqués Sheridan. Me atrevo a decir que no habrían aprobado.

 

El licenciado Gunnar Hellmund Egurrola, discípulo amado de Gutiérrez y González, resumió para mí lo anterior del modo siguiente: don Ernesto era “un gran teórico del derecho mexicano [que] no estaba interesado en ‘títulos nobiliario-académicos’ porque estaba demasiado ocupado en vivir el Derecho y transmitirlo vía clases y libros”, mientras “que teóricos del Derecho de mucho menor calado, como Gertz Manero, están sumamente interesados en el título nobiliario-académico, lo que hoy en día está fuera de lugar.” La cosa es más complicada. ¿Califica Gertz Manero como teórico del Derecho? Veamos la lista de su obra publicada –cuya reseña nos ha regalado la revista Emeequis. (Liga 2.)

 

El título del artículo de Esteban David Rodríguez marca el tono de Emeequis: “Los 13 libros de Gertz: sabe de plagios, Kennedy, Salinas, psicoanálisis…” Se trata de ridiculizar las pretensiones de nobleza académica de don Alejandro. Se vale. La obrita sobre Kennedy es en realidad una antología de textos del presidente estadounidense, publicada en enero de 1968 por Costa-Amic en su serie “Pensamiento de América”. Gertz ofrece un prólogo a su selección. Más nada. ¿Cómo comprender este esfuerzo? Es evidente que el entonces joven funcionario Gertz (Emeequis nos recuerda que era secretario particular de Mauricio Magdaleno, el subsecretario diazordacista de la SEP) había estudiado a JFK y se las ingenió para que un editor privado publicase unas notas suyas sobre el mártir demócrata. Recordemos la oportunidad política de esto: el librito salió justo cuando estaban celebrándose las elecciones primarias estadounidenses, en las que Robert Kennedy prometía jugar un papel estelar contra el presidente Lyndon B. Johnson –quien finalmente renunció a reelegirse. La antología era conveniente en enero de 1968, aunque luego del asesinato de Bobby en junio perdió pertinencia.

 

Como Emeequis no quiere bien al marqués Gertz, leen a la malagueña la obra de don Alejandro. Como sea, sus dos primeros libros de 1967 y 1968 son ejemplos claros de literatura oportunista sin pretensiones académicas mayores. Lo mismo podemos decir de su biografía de Ignacio Allende de 1969. Pero esto no aplica para La defensa jurídica y social del patrimonio cultural de la nación (FCE, 1976) que obviamente nace de su trabajo en el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y –tal vez– para su La estadística computacional al servicio de la impartición de justicia, publicada en 1982 luego de su servicio coordinando la “Operación Cóndor” contra el narco. En estos dos textos, Gertz se parece a Fraga: pasa de la praxis administrativa a la escritura. Emeequis no puede percibir estos detalles porque lo que desea es ridiculizar al alto funcionario de la seguridad pública quien, ya anciano, pretende codearse con los modernos aristócratas de Academia. Por eso su reportero salta casi de inmediato a informarnos a los lectores que “Gertz ha ido más lejos en la industria editorial, y se asoció algún tiempo con Yolanda Vargas Dulché para distribuir ‘Lágrimas y Risas’, la historieta que popularizó culebrones como El Pecado de Oyuki o Rubí”.

 

Pero regresemos con el licenciado Hellmund. ¿Dos libros en los que Gertz transitó “la ruta de Fraga” son suficientes para considerarle “teórico del Derecho”? La respuesta es no, porque luego de esas dos obras su campo de estudio se amplió notablemente. (Y no hablo de Lágrimas y Risas.) El marqués Gertz escribió dos libros sobre las relaciones México-Estados Unidos (1987 y 2005) y tres obras sobre la política mexicana en la era de la transición: Perfil de un rostro oculto (1993, sobre el salinismo); Democracia real y poder ciudadano (2009) y Auditar la ecología (2014). Tal vez sea bueno, lectora, que recordemos que Gertz fue parte del Grupo San Ángel; esa extraña asamblea de “notables” que fue convocada por Carlos Fuentes a principios de 1994 para evitar un choque de trenes luego de la rebelión neozapatista. Si Emeequis hubiese recordado eso, sus lectoras podríamos haber concluido que el marqués Gertz siguió haciendo lo que acostumbraba: saltar de la praxis –en este caso ya no jurídica sino política– a la escritura.

 

Preguntémonos: ¿Sumando su praxis política y su subsiguiente escritura el marqués Gertz podía aspirar a entrar al SNI como investigador en Ciencias Sociales? El 16 de Junio de 2021, Julio Hernández entrevistó a Leticia Calderón Chelius, profesora investigadora del Instituto Mora, de la Ciudad de México. (Liga 3.) La doctora Calderón Chelius nos recordó que el ingreso de don Alejandro lo decidió una comisión especial formada por pares académicos quienes tenían elementos para evaluar tanto la larga trayectoria del candidato como los pormenores del litigio que CONACyT trata de cerrar. Ella está a la espera de conocer los detalles del expediente. (Como tú y yo, lectora.) Pero por ahora, Calderón Chelius señala un punto: ella ubica a Alejandro Gertz Manero en la esfera gubernamental y política –no en Academia. La entrevista de la catedrática del Mora es refrescante. No hay la pretensión nobiliaria del marqués Sheridan sino la afirmación fría de que la vida académica no define la biografía del marqués Gertz.

 

Ligas usadas en este texto:

 

Liga 1:

https://www.eluniversal.com.mx/opinion/guillermo-sheridan/mas-sobre-el-plagio-del-universitario-gertz

 

Liga 2:

https://www.m-x.com.mx/al-dia/los-13-libros-de-gertz-sabe-de-plagios-kennedy-salinas-psicoanalisis

 

Liga 3:

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