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A la mitad del mandato. La reforma electoral

Michael W. Chamberlin

Rompeviento.TV a 22 de junio de 2021

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Una vez pasadas las elecciones intermedias, el presidente López Obrador inicia prácticamente su segunda mitad del mandato. Todo parece indicar, como es de esperar, que una transformación de la vida pública del país se llevará más de un sexenio. Ante esta realidad, la mejor garantía de continuidad es fortalecer las instituciones.

Lo mejor que puede hacer el presidente López Obrador es dejar instituciones, leyes y políticas públicas que sean capaces de sobrevivir a los gobiernos más autoritarios, protegiendo la democracia y salvaguardando los derechos de todas y todos, empezando por los más débiles.

Sabiendo que su sexenio llega a su cúspide, el presidente ha anunciado tres reformas principales, quizá desde su punto de vista las más relevantes: la reforma electoral, la reforma de la guardia nacional y la reforma energética. Haré el día de hoy algunas anotaciones para la agenda electoral, dejando para las próximas semanas otros puntos de agenda que me parecen centrales.

Estoy de acuerdo en la necesidad de fortalecer la vida democrática del país, y una de sus partes es el sistema electoral. No puedo enfatizar más el vínculo que existe entre acceso a derechos humanos y participación ciudadana, y entre paz y distribución del poder.

Pienso entonces que la mayor debilidad del sistema no está en el Instituto Nacional Electoral (INE). Las pasadas elecciones han demostrado que, a pesar de las diferencias de opinión, el INE pudo hacer un trabajo profesional y fuera de toda duda. El hecho de que el propio presidente basara sus conclusiones en el Programa de Resultados Preliminares es una prueba clara de ello.

Desde mi perspectiva, los principales retos se encuentran en la rendición de cuentas de los partidos hacia los votantes y en los mecanismos que permitan una mejor distribución del poder versus una concentración del poder. Esto debe traducirse en normas y políticas que generen los incentivos necesarios, entre ellos:

 

 

 

 

 

 

Estas medidas no serán suficientes para reducir las brechas de la desigualdad en el poder, faltará, por ejemplo, hacer una revisión profunda de las funciones de los tres órdenes de gobierno a fin de que las más básicas, como salud, educación y seguridad, estén en manos de los municipios y al alcance del control ciudadano. La democracia no se agota en el ejercicio del voto, la democracia busca generar condiciones de igualdad para poder decidir en los asuntos públicos que a cada uno nos incumben.

Sin embargo, en la medida que el sistema electoral y la representación se asienten en la voluntad popular, y los partidos cumplan su papel de institutos que la encauzan sin distorsionarla, tendremos medios para desincentivar la corrupción y medios para incentivar la postulación de autoridades de entre las mejores personas, la rendición de cuentas y un sentido de bien común en la política.

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