Trump, México y el TLC
Por Jerónimo Ortiz
El presidente electo de Estados Unidos, Donald Trump, ha advertido que desde el primer día de su mandato renegociará el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) en pro de los intereses estadounidenses, y si eso no es posible, acabará con él.
En esa lógica, de acuerdo con The Wall Street Journal, Trump designaría como futuro secretario de Comercio al multimillonario Wilbur Ross, férreo detractor del TLCAN. ¿Pero qué significaría para los países involucrados (Estados Unidos, México y Canadá) la renegociación de este acuerdo comercial vigente desde el primero de enero de 1994?
Una veta predominante del discurso de Donald Trump durante su campaña como candidato a la presidencia de Estados Unidos consistió en potenciar el enojo del obrero blanco estadounidense afectado por las políticas neoliberales y el desmantelamiento del estado de bienestar, políticas que tuvieron su mayor auge en la década de los ochenta, protagonizadas por políticos como Ronald Reagan y Margaret Thatcher.
Siendo las políticas neoliberales agentes fundamentales en el surgimiento y la expansión de individuos como Trump, la paradoja comienza cuando este tipo de magnates se posicionan como la alternativa al sistema que ha socavado las garantías sociales y provocado recortes a la inversión social.
Aunado al discurso antiinmigrante y proteccionista, el presidente electo de los Estados Unidos ha reiterado su deseo de recuperar los empleos de los ciudadanos norteamericanos, y una de las propuestas que planteó a lo largo de su campaña fue la renegociación o derogación del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN).
“Eso incluye renegociar el NAFTA con mucho mejores condiciones para Estados Unidos, y nos saldremos de ese acuerdo si no logramos lo que queremos. Vamos a empezar a construir y hacer cosas nuevamente”, señaló.
En cuanto a la inversión de las corporaciones estadounidenses en otros países, el candidato dio a conocer su postura y sus consecuencias.
“Voy a traer de regreso nuestros empleos a Ohio y América, no dejaré que las compañías se muden a otros países y despidan a sus empleados sin consecuencias”.
Además, según un memorando obtenido por la cadena CNN, las reformas o cancelación de este tratado siguen en pie dentro del proyecto del líder republicano. El documento presenta un plan de 200 días que contiene 5 grandes objetivos: renegociar o derogar el TLCAN, detener el TPP (Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica), detener las “importaciones injustas”, terminar con las “prácticas de comercio injustas” y buscar acuerdos comerciales bilaterales. Sin embargo, el documento deja claro que el TLCAN es la prioridad, y planea llevar a cabo, desde el día uno, un estudio que delimite el proceso y analice las posibles consecuencias de abandonar el tratado para el día 200 del nuevo gobierno.
El TLCAN, o NAFTA por sus siglas en inglés, es un acuerdo comercial entre Canadá, México y Estados Unidos que puede identificarse como la ampliación del antiguo Tratado de Libre Comercio entre Canadá y Estados Unidos. Firmado en 1992 por los líderes de estos tres países norteamericanos, el tratado entró en vigencia a partir del 1 de enero de 1994, fecha con una importante carga ideológica debido a que ese mismo día salió a la luz el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que declaró la guerra al gobierno mexicano e inició uno de los movimientos armados en defensa de los pueblos indígenas más importantes de América Latina.
Firma del TLCAN
El marco del TLCAN fue ideado bajo el gobierno del presidente Ronald Reagan, en 1987, y consistía en la eliminación de aranceles entre las tres naciones, permitiendo el flujo constante de bienes y suministros a través de las fronteras. Además, el TLCAN facilita a las compañías mover sus operaciones de Estados Unidos a México y a Canadá, y viceversa. Hoy se estima que alrededor de 1.400 millones de dólares en productos cruzan la frontera entre México y EUA cada día.
A pesar de que sí ha habido una disminución de empleos en Estados Unidos, el panorama es mucho más complicado por los millones de puestos de trabajo de EUA que dependen del TLCAN.
El Economic Policy Institute valora que alrededor de 800.000 empleos desaparecieron como consecuencia de esta relación comercial con México entre 1997 y 2013. Sin embargo, un informe del Congreso publicado en 2015 determinó que “el TLCAN no causó grandes pérdidas de empleos, como temen los críticos (del acuerdo)”. Mientras que otros análisis muestran que Estados Unidos perdió más empleos por las máquinas y la automatización de la producción que por la relación con su vecino del sur.
Este escenario resulta particularmente delicado ya que Estados Unidos está en la facultad de abandonar el acuerdo. Según el artículo 2205 del TLCAN, cualquiera de los tres países involucrados “puede retirarse del acuerdo seis meses después de entregar la notificación de retiro por escrito a las otras partes”. Además, aunque Estados Unidos se retire del acuerdo, el tratado puede “permanecer vigente para el resto de las partes”.
¿Qué medidas propone Trump para el TLCAN?
La principal reforma que plantea es la penalización a las empresas norteamericanas que exporten empleos fuera del país. En este contexto, destacan las acusaciones que hizo a la empresa automotriz Ford Motor Co. ante su decisión de construir una planta de ensamblaje en México que costaría 1.6 billones de dólares, lo que Trump calificó como una “absoluta desgracia”.
Otra de las medidas que propone Trump es el aumento de impuestos en las importaciones de México. Sin embargo, este tipo de decisiones económicas resultan profundamente conflictivas, debido a la relación y dependencia que mantienen las economías de estos países.
