Sobre Claudio X. González G. y MCCI

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En enero de 2006, en una reunión con empresarios, Claudio X. González Guajardo, presidente de Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI), quedó retratado de cuerpo entero, al exponer de manera transparente su proyecto de país.

“(…) en mi opinión, Estados Unidos seguirá siendo con mucho la potencia más importante en el mundo en el siglo XXI, se los asegura su educación, sobre todo su educación superior; la creatividad y la capacidad de destrucción creativa que existe en esa nación es asombrosa. Hace 5 años, IBM, INTEL, (…) Compaq, eran los reyes de la tecnología; hoy no son ellos, son Facebook, Amazon… En cinco años le dieron la vuelta al sector tecnológico y crearon empresas que tienen valor, como Apple, como Amazon o como Facebook, o Google, valen más que todas las empresas de la Bolsa Mexicana de Valores, una de esas empresas; su capacidad de creación de valores es ¡impresionante! Y nosotros somos los vecinos, y la zona económica más dinámica del siglo XXI. Dicen los que saben más que yo de esto que va a ser… Norteamérica… Norteamérica. Tenemos un gran futuro, nomás no se nos ocurra ver pa’l sur, hay que ver pa’l norte… y hay que ganar la carrera de la educación de calidad y el Estado de Derecho (…).”

https://www.youtube.com/watch?v=yGy9R6O8w3s

Así cerró su discurso frente a los integrantes de la Concanaco. Y así, convencido de que eso es lo mejor para México, convenció a otras y a otros de que había que mirar para arriba, nunca para abajo. Aprovecho sus palabras para intentar hacer una recapitulación del debate en torno a su figura y a la forma de operar de MCCI.

El pasado 13 de agosto, Rompeviento TV publicó un reportaje titulado “Claudio X. González Guajardo: el poder a través del dinero” ( https://www.rompeviento.tv/claudio-x-gonzalez-guajardo-el-poder-a-traves-del-dinero/ ), en el que mostramos en algunas pinceladas cómo operan este empresario y MCCI, sus finanzas, su relación con algunos periodistas y medios de comunicación, así como su articulación con Gustavo de Hoyos, presidente de la Coparmex. También señalamos que, junto a otros empresarios, habían iniciado una cruzada nacional contra el presidente Andrés Manuel López Obrador.

El reportaje mostró cuatro acciones encabezadas por X. González y Gustavo de Hoyos, emprendidas en los meses de junio, julio y los primeros días de agosto del presente año:

1- La presentación de 147 amparos promovidos por el grupo empresarial para impedir el aeropuerto de Santa Lucía.
2- La presentación de amparos para resguardar las obras del aeropuerto de Texcoco e impedir la recuperación gradual del lago de Texcoco y los inicios de la construcción del parque ecológico.
3- La presentación de amparos para intentar cancelar el Plan Nacional de Desarrollo (PND) del presidente Andrés Manuel López Obrador e imponer el PND redactado por el exsecretario de Hacienda Carlos Urzúa y otros empresarios.
4- El Proyecto “Alternativa por México”.

El reportaje estuvo acompañado unos días después por una mesa de análisis en el programa Perspectivas, que tengo el gusto de conducir, en el que participaron los periodistas Aurelio Fernández, director de La Jornada de Oriente; Alberto Nájar, productor de la BBC de Londres y miembro fundador de la Red de Periodistas de a Pie; Oriol Malló, periodista independiente, Premio Nacional de Periodismo de Cataluña; y Blanche Petrich, periodista y fundadora de La Jornada.

Tanto el reportaje como la mesa de periodistas tuvieron impactos y repercusiones de diversa índole, tanto en el gremio periodístico como en la clase política y los círculos del activismo. El malestar de los integrantes y simpatizantes de MCCI y el apoyo de los críticos de X. González empezaron a manifestarse entre lo público y lo privado. El conflicto escaló cuando el director de Animal Político, Daniel Moreno, me acusó a través de su cuenta de Twitter de mentir en uno de los señalamientos que hicimos sobre él y su medio de comunicación en la mesa de análisis de Rompeviento TV, y se agravó aún más cuando le respondí en la misma red social.

(Nota: a Daniel Moreno y Animal Político me referiré en otro artículo.)

Después de publicado el reportaje de Rompeviento TV, un sector importante de la población mexicana comenzó a cuestionar y criticar con fuerza y masivamente en las redes sociales al empresario Claudio X González y a la organización MCCI.

Frente a lo anterior, X. González y los integrantes de MCCI acordaron no responder a ninguno de los señalamientos hechos en nuestro reportaje, ni tampoco a los ataques o críticas en redes sociales. La estrategia tiene cierta lógica y parte de una teoría: no responder para no hacerlo crecer. No es la primera vez que lo hacen, lo han hecho frente a señalamientos del presidente Andrés Manuel López Obrador o denuncias de acoso sexual en el movimiento #MeToo contra dos de sus integrantes: Darío Ramírez y Salvador Camarena. La pericia o impericia consiste en saber cuándo es pertinente responder y cuándo no, y a veces la soberbia conduce a la segunda.

El debate se amplió después de que el periodista Julio Hernández López (Astillero), columnista de La Jornada, conductor y director editorial de Grupo Radio Centro, me entrevistó sobre el reportaje y sobre la discusión que tuve en redes sociales con el director de Animal Político.

Mientras tanto, el presidente Andrés Manuel López Obrador también hizo en las últimas semanas diversos señalamientos sobre X. González y el papel de MCCI, particularmente por la promoción de los 147 amparos para impedir la construcción del aeropuerto de Santa Lucía y las obras que permitirían recuperar el lago de Texcoco.

El pasado 24 de septiembre, el presidente subió el tono de las críticas e ironizó con el nombre de la organización, al cambiar "Mexicanos contra la Corrupción" por "Mexicanos por la Corrupción", destacando un punto importante que habíamos abordado en nuestro reportaje: ¿por qué 147 amparos para impedir la construcción del aeropuerto de Santa Lucía y ninguno para impedir y cancelar la construcción del aeropuerto de Texcoco, un proyecto en el que se han demostrado a cielo abierto escandalosos hechos de corrupción e impunidad y que ha “lesionado gravemente el derecho a un medio ambiente sano, la integridad y la estabilidad de las personas que viven” en el lugar y en las zonas aledañas.

Finalmente, MCCI publicó una carta para dar respuesta a los señalamientos del presidente… y a Rompeviento TV de refilón. La carta quedó fijada en la parte superior de su web y de sus cuentas de Twitter y Facebook. El texto inicia con el siguiente párrafo:

En semanas recientes, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI) ha sido blanco de críticas desde el poder. Se ha señalado que nos mueven intereses políticos o económicos, que somos “corruptos” y que buscamos oponernos a este gobierno y al “desarrollo del país”. Al respecto, los integrantes de MCCI declaramos:

https://bit.ly/2okK15F

Un día después, es decir, el pasado 25 de septiembre, Julio Hernández López publicó su columna Astillero con el título “Periodismo, patrocinadores e ironías”. Darío Ramírez, director de Comunicación de MCCI, criticó la columna a través de Twitter. Julio lo invitó a debatir y Ramírez aceptó. El debate telefónico se llevó a cabo ese mismo 25 de septiembre.

El intercambio fue dramático: Darío Ramírez no atinó a responder los cuestionamientos claves que hizo el Astillero. https://bit.ly/2l4XaOK

Por increíble que se escuche, Ramírez dijo que los periodistas de MCCI desconocían quiénes son los empresarios donadores de MCCI, pero añadió que éstos lo hacían “por la causa" (le faltó decir la causa de quién).

Frente a las preguntas de Astillero sobre el financiamiento de MCCI, Ramírez señaló en un primer momento que no sabía cuánto dinero recibía MCCI por mes o por año; después atinó a decir que “más o menos 50 millones de pesos al año”. Rompeviento TV documentó que sólo en 2018, MCCI percibió 77 millones de pesos, es decir, un promedio 6 millones 416 mil pesos al mes.

Además, Ramírez negó sentir una obligación ético-periodística de investigar a Claudio X. González Laporte, es decir, al padre de González Guajardo, por haber obtenido 2,300 contratos por asignación directa del presidente Enrique Peña Nieto.

La vapuleada que Astillero dio a Darío Ramírez dejó en una posición aún más precaria a MCCI. Esto obligó a Salvador Camarena, director de la Unidad de Periodismo de la organización, a intervenir para tratar de hacer el control de daños. El 27 de septiembre, es decir, dos días después del debate telefónico, Camarena publicó un artículo de opinión en El Financiero. https://bit.ly/2nOfoVS

En el texto, Camarena narra cómo fue contratado, cuenta y cita los medios con los que han tenido colaboraciones, y asume la entera responsabilidad de las decisiones editoriales.

Destaco algunos párrafos del documento:

“No está mal que los periodistas seamos cuestionados por colegas o por actores públicos sobre nuestro quehacer. A los integrantes de MCCI, incluidos los periodistas, el escrutinio nos parece saludable en términos democráticos (...)
(…) Los presupuestos que se invierten en cada investigación los decido yo. Pero el nombre de los donantes de nuestra organización es desconocido por los periodistas, incluido el que esto escribe; de esa forma hacemos reportajes sin saber nunca si alguno de los eventuales implicados es o no donante. Hemos perdido donativos por algunas investigaciones, pero de eso nos hemos enterado una vez publicados los materiales.”

Es decir, no ve mal que los periodistas cuestionemos el quehacer político y financiero de MCCI. Eso es lo que estamos haciendo. Entonces, ¿cuál es el problema?

Sin mencionar el tipo de amparos promovidos, no le parece grave que MCCI (junto con el Consejo General de la Abogacía Mexicana) opere y promueva los 147 amparos contra el aeropuerto de Santa Lucía e impida la rehabilitación del lago de Texcoco y la construcción del parque ecológico.

Camarena señala que el presidente descalifica “(…) incluso a quienes con la ley en la mano promueven recursos en las cortes para que se revise la legalidad de obras públicas”, pero nunca aclara la incongruencia de no promover un solo amparo para impedir la construcción del aeropuerto de Texcoco, ni por qué Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad no investiga una estafa mayor que la llamada Estafa Maestra. (Véase “Claudio X. González Guajardo: el poder a través del dinero” https://bit.ly/2KxGERu)

En su página web, MCCI tiene un comunicado sobre el aeropuerto de Santa Lucía que señala lo siguiente:

 

Ese daño es precisamente lo que está sucediendo en Texcoco, pero de manera exponencial, y MCCI no ha promovido un solo amparo en contra de eso. De hecho, está haciendo exactamente lo contrario: a cielo abierto promueve un proyecto que sigue “lesionando gravemente el derecho a un medio ambiente sano, la integridad y estabilidad de las personas que viven en las zonas aledañas” a Texcoco, mientras encubre escandalosos casos de corrupción e impunidad de empresarios en el sexenio de Enrique Peña Nieto, en el marco de la construcción del aeropuerto de Texcoco.

¿Estoy mintiendo o distorsionando los hechos? ¿Acaso no hay pruebas de lo que sostenemos? Eso es lo que no responden. Camarena escribe un artículo mañoso en el que parece que responde, pero en realidad no lo hace. MCCI es una ONG empresarial que se cubre el ojo derecho de la corrupción. Lo que estamos señalando es lo que encubre, y el enorme contraste de su actuación frente a los aeropuertos de Santa Lucía y Texcoco, los devela y expone.

Camarena señala: “Lo que está mal –esto dicho a título personal– es que el presidente de la República, sin fundamento legal o razón ética, descalifique con denuestos a quienes hacen periodismo, analizan políticas públicas, realizan activismo o incluso a quienes con la ley en la mano promueven recursos en las cortes para que se revise la legalidad de obras públicas. No abona al ambiente de concordia social que el líder de una nación debe en todo tiempo procurar, y sí es un precedente que linda peligrosamente con la autoritaria tentación de coartar libertades, al amedrentar y denigrar sin sustento a quienes simplemente ejercen derechos (…)”.

¿En serio? ¿“Razón ética”? ¿Con la ley en la mano promueven recursos en las cortes para que se revise la legalidad? El punto que señaló López Obrador en su conferencia mañanera, y particularmente el que señalamos en el reportaje de Rompeviento TV, no tiene que ver con "la legalidad"; la fibra que tocamos es ética, y lo que estamos señalando a MCCI refiere a un acto que consideramos inmoral. Por ejemplo, "con la ley en la mano", MCCI promueve que se construya el aeropuerto de Texcoco en detrimento de la población ahí habita, en detrimento del medio ambiente, en detrimento de la lucha y la memoria de las mujeres torturadas sexualmente y de los jóvenes asesinados de San Salvador Atenco, todo para el beneficio de los intereses económicos del sector empresarial al que pertenece Claudio X. González y MCCI.

Camarena llega al extremo de señalar que ninguno de los periodistas de MCCI, él incluido, tiene conocimiento de quiénes son sus donantes: “(…) de esa forma hacemos reportajes sin saber nunca si alguno de los eventuales implicados es o no donante”.

En serio, ¿una ONG que presume de luchar “contra la corrupción y la impunidad” no conoce ni quiere conocer de dónde vienen los recursos que recibe? ¿En serio, ninguno de sus periodistas investigadores, ni el director de la Unidad de Periodismo lo saben ni lo quieren saber?

MCCI puede tener registro como asociación civil, pero funciona y opera como un corporativo. Más que una ONG, es una especie de partido político empresarial (la versión moderna del PAN), o un despacho de abogados, o una empresa millonaria que desvía recursos en forma legal aprovechando un sistema hacendario que se lo permite, succionando donaciones deducibles de impuestos para las empresas aliadas.

¿Es legítimo o no que una ONG político-empresarial absorba recursos millonarios (77 millones en 2018) a través de donaciones que podrían ir a programas sociales de gobierno? No sé. ¿Es su derecho legal? Sí, sí lo es, pero en lo personal lo considero abusivo e ilegítimo porque esos recursos tienen fines políticos que afectan a poblaciones, y porque sirven para que una ONG opere y sostenga un área de “litigios estratégicos” con intereses políticos y sueldos exorbitantes para sus principales cabezas.

Los fundamentos de MCCI

Durante la conferencia que dio a los empresarios de la Concanaco, Claudio X. González Guajardo explicó la estrategia de MCCI en el combate a la corrupción y la impunidad en tres ejes fundamentales:

1- “Comunicación y movilización social para difundir información, mantener el tema en la luz pública, atraer legitimidad, recursos, apoyo, firmas de la sociedad, para combatir la corrupción y la impunidad.
2- Investigación de primer orden, aplicada, para compartirse y difundirse, para que se conozca mejor el fenómeno, los estragos gigantescos que le genera a la sociedad (…).
3- Con litigio estratégico. Vamos a litigar casos emblemáticos de corrupción en el país desde la trinchera ciudadana, temas del ejecutivo, del legislativo, del judicial, ex gobernadores, IP (Iniciativa Privada), IP, medios de comunicación; donde esté la corrupción, donde esté la corrupción, y va a estar más duro que Mexicanos Primero, y vamos a necesitar más apoyo que en Mexicanos Primero, y vamos a necesitar información, y ustedes saben de los problemas de corrupción en sus entidades.”

https://bit.ly/2AQJf2Y

Los objetivos de MCCI son muy claros, conocen la ruta: recursos, investigación de primer orden, atraer legitimidad, apoyo, firmas de la sociedad, litigio de casos emblemáticos de corrupción, litigio estratégico, movilización social.

Desconozco si los integrantes de MCCI respaldan estos objetivos, la posición política de su organización y las acciones emprendidas por su presidente, pero se me ocurren algunas preguntas para ellos:

¿Están de acuerdo con las acciones arriba señaladas, impulsadas por MCCI y su presidente?

¿Consideran que su función es simplemente investigar, sin saber quién patrocina sus investigaciones ni voltear a ver lo que hace la organización que los representa?

¿Se puede fijar una postura individual, pública, que salvaguarde su integridad, frente a lo que llevan a cabo su organización y su presidente? ¿Hay un límite?

El presidente de MCCI tiene una agenda política pública muy clara. No estamos hablando de una ONG que promueve una ciclovía o se opone a los parquímetros en una colonia; hablamos de una organización empresarial que promueve amparos que afectan a miles de familias, que así como devela escandalosos actos de corrupción e impunidad, encubre multimillonarios casos de corrupción realizados por miembros de un grupo empresarial que tuvo como empleados a por lo menos los últimos tres presidentes de la República mexicana.

La trampa en la discusión que se ha generado en torno a este tema es que se plantea que nosotros estamos poniendo en duda el profesionalismo de las investigaciones de los periodistas que laboran para MCCI. Esto es absoluta, innegable y categóricamente falso. Lo que criticamos es todo lo expuesto en este extenso artículo. En lo personal, considero que Claudio X. González Guajardo los ha hecho parte de su ecuación política, y los límites a los que ha llegado los colocan en un dilema ético. Yo espero que MCCI no sea una maquiladora de periodistas y amparos empresariales, donde la regla dicte: “yo te pago bien las investigaciones que quieras hacer, te promuevo como periodista, y tú te callas y no te metes en las otras áreas ni en las decisiones políticas de 'su majestad'”.

El mismo derecho que tienen los empresarios en lo individual o como organización a fijar sus posturas, lo tenemos nosotros en lo individual y como medio de comunicación, más aún si se trata de la tierra nostra. En este sentido, considero imperativo y fundamental mirar siempre hacia los cuatro puntos cardinales y todas sus bisectrices: norte, sur, este y oeste; noroeste, suroeste, noreste y sureste. Frente a lo dicho por Claudio X. González Guajardo en aquella reunión con empresarios, quiero decir algo que considero estructural en la esencia que me habita y en cada molécula de Rompeviento TV: nomás no se les ocurra dejar de mirar pa’l sur. Siempre hay que mirar pa’l sur.

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