Selena Giselle cumplió 24 años, desapareció hace nueve en el Edomex y no hay rastro de ella

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Selena Giselle cumplió 24 años, desapareció hace nueve en el Edomex y no hay rastro de ella

Paola Atziri Paz

Selene Giselle desapareció cuando tenía 14 años, hoy cumple 24 y su familia en vez de festejarla con pastel, globos y una reunión familiar, realizará una misa como cada año, pues desde hace casi una década no hay un sólo rastro de ella.

El 29 de abril de 2010, Selena Giselle Delgado Hernández salió de su domicilio a las 7:30 am rumbo a la telesecundaria 104 Luis Donaldo Colosio, esa fue la última vez que su mamá Guillermina Hernández Alarcón la vió. "Ella se levantó como todos los días a la escuela, yo la veía apurada buscando su uniforme y sus cosas. Me dijo 'ya me voy mami, nos vemos en la tarde'. Yo le dije 'que dios te acompañe, si necesitas algo me llamas al celular, esa fue la última vez que hablé con ella', cuenta Guillermina para Rompeviento TV.

Giselle, quien estaba a 20 días de cumplir 15 años, vestía el uniforme escolar: pants gris con franjas en color guinda, playera y tenis blancos, cuando desapareció en el poblado de Santa María Tulpetlac, Estado de México.

Es la menor de los tres hijos de Guillermina, madre soltera desde que Giselle tenía 8 meses de edad, por lo que ella cubría la mayoría de gastos en la casa y trabajaba todo el día en una farmacia. El día que desapareció Selena, su mamá llegó hasta las 11 de la noche debido a que tuvo problemas en su trabajo. La señora Hernández explica que se le hizo raro que ese día no le hablara ni para preguntarle por la comida.

Ese jueves de abril cuando Guillermina iba llegando a su casa, sonó el teléfono, por lo que corrió para alcanzar a contestarlo. Era la dentista que atendía a Giselle, de nombre Belén Monserrat Serrano Carranza, quien llamó a esa hora supuestamente para confirmar la cita que tendría al día siguiente para atender a la niña. "Lo primero que me preguntó fue por mi hija, yo le contesté 'pero dime qué necesitas o cuánto es para darle dinero' y ella me respondió que no me preocupara, que ya había quedado con Selena".

Guillermina no encontró a su hija en la casa y cuando llegó su otro hijo decidieron salir a casa de los amigos que conocían del rumbo para ver si alguno la había visto, pero no tuvieron éxito. Ni siquiera llegó a la escuela.

 

Para Guillermina una de las principales sospechosas de la desaparición de su hija es la dentista, quien en ese entonces tenía 24 años y la atendía en la Fes Iztacala, en San Cristobal, Ecatepec de Morelos.

Giselle estaba entrando a la adolescencia y desde la perspectiva de su madre, se dejaba llevar fácilmente por quien era su doctora en ese entonces. "Con las investigaciones que se hicieron me dí cuenta que llevaba a mi hija a los antros, en esa época estaban de moda las tardeadas en “La Ranas”, “La Azotea” y “El Durdan”", asegura sobre los establecimientos alrededor de la clínica dental de la UNAM que consentían la entrada y venta de alcohol a menores de edad.

Días antes de su desaparición, recuerda la señora Hernández Alarcón, Selena le pidió permiso para ir a una excursión de cinco días a las grutas de Cacahuamilpa, Guerrero, con Belén y sus amigos, diez años mayores que ella. "Todos los días me pedía permiso, pero yo le decía que no, que se consigiera amigas de su edad porque Giselle me contaba que se la llevaba al consultorio de su papá y ahí se ponían a tomar", cuenta Guillermina, quien especifíca que su hija siempre le contaba la verdad, porque era una niña que aún no sabía mentir.

Al día siguiente de la desaparición de Selena, Guillermina fue a la escuela para preguntar a sus amigas si sabían algo. Una de ellas le sugirió preguntarle a su dentista. El mismo viernes 30 de abril era el viaje al que le había pedido permiso ir. Guillermina fue a buscarla, pero no estaba en el consultorio; le llamó en repetidas ocasiones, pero no contestó. Entonces acudió al Ministerio Público a levantar una denuncia y cuando volvió intentó contactarla una vez más. Del otro lado de la línea, una persona le respondió que si ella no cuidaba de su hija, la dentista no debía saber dónde estaba e inmediatamente colgó.

Días después, Guillermina contrató a un amigo de la familia y ex judicial ministerial para ayudar a la búsqueda. Él llamó de nuevo a Belén, quien primero negó conocer a Selena y en otra llamada respondió otra persona con un "Dígale a su mamá que no se preocupe, que Selena está bien, ella se fue con su novio, todos sabemos que se fue con su novio".

 

Después de 9 años, el expediente de Giselle sigue abierto, pero no hay rastro de ella

Desde el primer día que Guillermina y sus hijos fueron al Ministerio Público de Ecatepec y al Centro de Apoyo a Personas extraviadas y Ausentes (CAPEA) recibieron maltrato  y comentarios que revictimizaban a Selena, como que se había ido con el novio.

Algunos policías ministeriales del Estado de México visitaron la casa de Selena un par de veces y buscaron a Belén, pero resolvieron que la dentista no tenía nada que ver en el caso, pues el único testigo que había se retracto y luego desapareció.

El primer Ministerio Público que tuvo el caso, Nadín Zaragoza Jiménez, debió requerir la sábana de llamada del teléfono celular utilizado por Selena, pero no lo hizo. Luego las autoridades cambiaron dos ocasiones Ministerio Público y tras un año de iniciada la investigación, el comandante de apellido Rebollo aceptó hablar con Guillermina y le señaló que su expendiente estaba vacío y debía empezar la investigación de cero. "Quien sabe qué pasó con el expediente de su hija, se perdió", le dijo el agente.

Según la señora Guillermina, al menos seis ministerios públicos han tenido el caso de Giselle. "La verdad todos son lo mismo, primero dicen estar muy interesados, pero a la mera hora no hacen nada. Al final siempre la culpable soy yo", lamenta con tristeza pues asegura la han responsabilizado de la desaparición de Giselle argumentando violencia familiar.

Nueve años después, la familia se Selena no tiene confianza en las autoridades ni esperan más de ellas. "Yo pienso que mi hija va a llegar solita, no la van a encontrar ni policías ni nadie".

"Ahora salgo a buscarla a los SEMEFOs, a las cárceles y a los hospitales"

"Mi hija no era de andar en la calle, aunque yo trabajaba ella se iba a la casa", dice su mamá recordando que le gustaba mucho comer quesadillas y ver la televisión. Ella soñaba con tener sus XV años, su mamá entró a trabajar en diciembre y le prometió que le haría una fiesta a sus 16, mientras lograba tener dinero. Así que Giselle empezó a buscar canciones y a pensar en sus chambelanes. "Ya no me la dejaron ver vestida de quinceañera", señala Guillermina, a quien le ha cambiado la vida desde la desaparición de su hija.

“Yo quisiera salir a buscar a mi hija a una fiesta o con sus amigas, pero ahora salgo a buscarla a los SEMEFOs, a las cárceles ya los hospitales”, se lamenta.

Guillermina tiene otros dos hijos, pero Giselle era quien le ayudaba y salía con ella a todos lados. Hoy está a punto de cumplir 24 años y en su familia hay dos sobrinos nuevos que no conoce. “Es muy difícil ver a sus compañeras de generación, veo como ellas tienen una vida normal, incluso unas ya tienen hijos y yo no sé cómo esté mi hija”, cuenta la señora Hernández con un nudo en la garganta.

 

Pese a que existen pistas sobre la localización de Giselle, las autoridades aún no la han encontrado e incluso existe una recompensa para quien proporcione datos sobre su paradero. Guillermina no pierde la esperanza de volver a ver a su hija pues afirma que cada dos años alguien le comenta que la ve en algún lugar.

Lo que más desea la señora Hernández es que su hija sepa que lo único que quiere saber es cómo está, que está bien y que si es necesario, ella la va a ayudar. “Yo no puedo vivir sin ella, siento que a veces no puedo ni respirar porque pienso en ella si llueve, no sé si tiene para taparse, si estoy comiendo que si tendrá comida, la extraño mucho”, señala.

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