Regresión nacional: indefensión aprendida

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Daniel Gershenson

Director de Al Consumidor A.C. y Alarbo A.C.

@alconsumidor

 

Regresión nacional: indefensión aprendida

Todo indica que nuestra democracia (de suyo frágil y tentativa) se encuentra en estado de aproximado desahucio. ‎Las instituciones diseñadas para equilibrar excesos autoritarios que caracterizaron nuestra historia: nuestra 'identidad' y la de los regímenes sexenales priístas (más el Interregno Panista, que desperdició oportunidades irrepetibles), algo que creímos iba a tomar otro derrotero a partir de los comicios del año dos mil, no han cumplido su función niveladora. Peor aun: éstas fueron eventualmente capturadas por intereses específicos, opuestos a la apertura y rendición de cuentas, que niegan -en los hechos- avances sólo expresados en la propaganda y el discurso desde hace una década y media. 

 

No podemos hablar de resaca democrática, en ausencia de mecanismos que hayan asegurado su consolidación, mediante un ejercicio pleno e ininterrumpido de la misma. Los actuales síntomas denotan más bien borracheras sin control, que mostrarán síntomas preocupantes para cuando arriben las elecciones definitorias de 2018. El Poder Judicial y el Instituto Nacional Electoral (uno sigue sin entender cuáles son los beneficios concretos de la transformación pactada por el PRI y sus dos partidos comparsa, a partir del asalto al poder de Peña Nieto y sus compinches el primero de diciembre de 2012, de IFElefante Blanco en INEnarrable Barril sin Fondo: canje de letra, marcada por "beneficios" contraproducentes), detienen la encomiable pretensión ciudadana de impedir el ascenso del Partido Verde: mafia del agandalle, franquicia familiar y negocio redondo que contribuye decididamente a socavar los cimientos de la democracia que se practica en países que la consagran como forma de vida. 

 

No es el caso, evidentemente, de México. Una mayoría de los consejeros, rehén o empleada de los partidos, se decanta a favor de opciones que no atisban en el comportamiento ‎tramposo del Verde amenazas directas para el juego democrático. Su ceguera deliberada garantiza que los cochupos, atropellos y violaciones de este “instituto político”, dentro de 3 años, harán palidecer sus recientes trapacerías, Juego de Niños, comparado con la Madre de Todas las Batallas Electorales por venir, cuyos ensayos preliminares seguirán “perfeccionándola” vía elecciones en puerta.

La sociedad mexicana, o el sector mayoritario que tiene la obligación de ser mucho más participativa en éste y otros temas, se repliega ante la evidencia de que los cambios son cosméticos y de percepción inamovible. Su apatía remite a posibles explicaciones alternas, que pasan por la ciencia social y la sicología de masas. 

La Indefensión Aprendida http://bit.ly/1WtmJBF se define como 'una reacción orgánica, a la que estímulos externos adversos la someten y a pesar de que existen salidas al sufrimiento que éste presupone'. Surge la idea a raíz de pruebas con canes en laboratorio, desarrolladas por el científico norteamericano Martín Seligman de la Universidad de Pennsylvania en 1967. Los perros bajo estudio reaccionaron (para sorpresa del equipo que buscaba investigar los efectos concretos de la depresión) conformándose ante el fatalismo del castigo que implicaba la aplicación sistemática del dolor. Ya no intentaban evitarlo, saltando a aquel sector de las jaulas donde se hallaban (una de las cuales contenía cables y alambres que emitían leves corrientes eléctricas), hacia una posible mitigación en el otro. Se tornaban pasivos e indiferentes, acostumbrándose -contrarios a la ortodoxia conductista- a su nueva condición. 

 

Las comparaciones generalizadas suelen ser ociosas. Respetando diferencias, podría decirse que la sociedad mexicana afronta un dilema análogo, impuesto deliberadamente por autoridades y cárteles de toda especie que la mantienen pasmada o en perpetuo estado de crispación. ‎La casta gobernante no es el Dr. Seligmann, ni nuestro país constituye un laboratorio aséptico. Pero vale, para estos propósitos, una hipótesis que abarque la actual parálisis que nos aqueja.  

 

Experimentos subsecuentes, con seres humanos, presuponen salidas variadas ante estos fenómenos y anulan el fatalismo que no merece ser la versión, de aceptación acrítica de nuestras actuales desgracias, del Destino Manifiesto norteamericano. Podemos trascender nuestra circunstancia si nos abocamos a asumir el control activo de nuestro futuro, haciéndolo desde una perspectiva generosa y solidaria. Será muy complicado arribar pronto a esa hipotética Tierra Prometida, de persistir estas inercias descomunales. 

 

Enrique Peña Nieto le ha conferido a Manlio Fabio Beltrones, emblemático tiranosaurio de la especie que -a contracorriente de transiciones exitosas en otros lugares- enfrenta la justicia y el olvido, o bien afronta su eventual 'extinción', el futuro de su tóxico legado. El nuevo titular de ese partido se coloca, a sí mismo, en la lista de candidatos para el Continuismo que antepone la permanencia del modelo (uno que perpetúa la corrupción e impunidad: santo y seña del Peñismo y sus adláteres) a cualquier otra consideración. 

 

Podemos bajar la guardia y presuponer que la última palabra autoritaria ya se ha dicho: una salida indigna y oprobiosa, que apresuraría la caída del telón.

 

Existen, en contraparte, mejores futuros. Para ‎aspirar a ellos tenemos que robustecer a la ciudadanía. No nos arrepentiremos. Hay que seguir intentándolo.

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