Pragmatismo en la guerra contra el narco

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Washington – México y Estados Unidos perdieron la guerra contra las drogas desde que la militarizó Felipe Calderón. En lugar de pretender ocultar la realidad de inseguridad que sacude al país, el presidente Andrés Manuel López Obrador tendría que estar instrumentando políticas alternativas a su fallida estrategia y dejar de responsabilizar a sus antecesores. Para eso no lo elegimos.

 

Una ruta para intentar restablecer la seguridad de los mexicanos tendría que pasar por solicitar a Estados Unidos que reduzca el consumo y la demanda de todo tipo de drogas. Hablar con el gobierno de Donald Trump para que ayude a “congelar” el tráfico ilegal de armas de norte a sur, sin que el Congreso federal estadounidense apruebe una ley para prohibir la venta de armas semiautomáticas, es perder el tiempo.

 

La búsqueda de culpables de la derrota de los gobiernos de México y Estados Unidos en la guerra contra el narco nos tiene a los mexicanos en la indefensión. Los responsables de esta terrible realidad en el país son los consumidores de narcóticos por su apetito incontrolable.

 

Distintos tipos de drogas se van poniendo a la moda de tanto en tanto, y la diversificación del mercado estadounidense de consumo tiene a los narcotraficantes actualizando su oferta de productos desde la década de los años 20 del siglo pasado. Baste mirar el tipo de drogas que consumían los estadounidenses en esa época y las que usan ahora, para entender los errores y lograr que México se transforme en el actor exigente y no el pasivo.

 

La ejecución de los nueve integrantes de la familia LeBarón por parte de presuntos narcotraficantes detonó, como en la presidencia de Calderón, el botón de alarma en Estados Unidos para que la Casa Blanca y la sociedad de ese país nos volvieran a tildar de ser un Estado fallido con territorios bajo el control de la delincuencia y sumidos en la total anarquía.

 

Cuando AMLO llegó a la presidencia, distintas regiones del país ya estaban en poder de los narcos. El error de este gobierno fue haber hecho promesas de devolver la seguridad a la ciudadanía sin ponderar la gravedad del problema; haber puesto a Alfonso Durazo al frente de una lucha en la que debe estar involucrado Estados Unidos, táctica, moral y políticamente.

 

“México por años ha luchado con el caos sembrado por los cárteles de la droga, pero ha habido un aumento alarmante desde diciembre cuando tomó posesión el presidente izquierdista Andrés Manuel López Obrador. En los primeros seis meses de 2019 han ocurrido unos 17 mil homicidios y todo parece indicar que la cifra anual rebasará la del año pasado, que fue de 33 mil, el número más alto en la historia”, sostuvo este domingo en uno de sus editoriales el influyente periódico estadounidense The Washington Post.

 

Como ha venido ocurriendo es las críticas a México y sus gobiernos desde el “Sexenio de la Muerte” de Calderón, ni los medios de comunicación estadounidenses ni la Casa Blanca hablan de la problemática del consumo y la demanda de drogas de su ciudadanía. Su miopía se concentra en buscar culpables de su frontera sur hacia abajo.

 

Titulado “La batalla perdida de México”, el editorial del Washington Post, aunque destaca el asesinato de los LeBarón, hace un recuento de los episodios más sangrientos en lo que va de la presidencia de AMLO para llegar a la conclusión de que el presidente ya claudicó ante los cárteles.

 

“El señor López Obrador puede calcular que la forma más sencilla de reducir la violencia es replegarse y esperar a que se dé una tregua de facto con las pandillas. La masacre de los mormones (LeBarón) demuestra por qué eso no funciona: mientras los traficantes de drogas se pelean entre ellos o se disputan el comercio legítimo, civiles inocentes siguen siendo asesinados”, sostiene el periódico, que refuta la política de “abrazos no balazos” del mandatario mexicano.

 

Trump, es más ignorante de lo que parece, y en lo que implica la lucha contra las drogas, quiere sangre; aboga por la injerencia militar de su país en México para “eliminar de la faz de la tierra a los cárteles”.

 

Insisto, México debe dejar de ser el regañado por culpas ajenas para convertirse en el país que exija acciones pragmáticas a Trump, quien es responsable de gobernar un país plagado de drogadictos. Lógico, México requiere de una reforma judicial, de mejores estrategias, inversión social y fuerzas de seguridad menos corruptas, mejor armadas y preparadas para enfrentar a la clase tan vil de delincuentes y asesinos que son los narcotraficantes. Pero AMLO no debería actuar ante Trump de manera condescendiente. Aunque el Washington Post, tal vez a propósito, omitió el tema del consumo y la demanda, reconoce que con la ayuda de Trump la lucha de México podría seguir hundida en el fracaso.

 

“El señor López Obrador necesita ajustar su estrategia, pero México no podrá aplastar a los cárteles hasta que no forme una alianza con un presidente de Estados Unidos que esté preparado para hacer más que asumir una simple postura”, concluye el Washington Post.

 

 

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