Peña Nieto y su generación de Fraudsters

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Por Daniel Gershenson

@alconsumidor

Peña Nieto y su generación de Fraudsters

 

Son, en cierto sentido, los amos de México. Su peso específico corresponde a nuevas categorías demográficas, como la que ha dado origen a neologismos de uso cotidiano como el de los dinks mercadotécnicos, o los mirreyes de los que se ocupa Ricardo Raphael en su volumen más reciente (y por demás, recomendable) o los hipsters, normcores y un largo etcétera http://bit.ly/1JMfuRj.

No son Muppies recién acuñados http://bit.ly/1QhDNql, y muy en boga: combinación de jóvenes urbanos profesionales con millenials. Son otra cosa, mucho más turbia y siniestra, que trasciende a simples patrones de consumo o lifestyles particulares. Abundan en esta casa algunos portavoces, y casos harto representativos.

 

Foto 1

Se trata de Manuel Velasco, cacique sexenal de Chiapas y príncipe consorte de Anahí; fiel arquetipo y representante de la Nueva Ola -junto con la Plana Mayor del PVEM- que es orgulloso apéndice del Revolucionario Institucional. Posible precandidato a la presidencia de México, para el sexenio 2018-24. Vía Proceso

 

Foto 2

También de cuadros tricolores como Roberto Borge (derecha, de rigurosa guayabera), sátrapa de Quintana Roo inmerso en un ‘baño de pueblo’: evento antiquísimo en la tradición priísta: olvidable y anodino, que su ejército de orcos digitales magnificará hasta el desquiciamiento en redes sociales. Página web RB

 

Foto 3

El original. Enrique Peña Nieto, avanzada de los Golden Boys en el Estado de México. Foto Starmedia

 

 

Foto 4

Un epígono: Alfredo del Mazo Maza. Cachorritito de la Revolución; muy probable candidato del imbatible PRI al gobierno de esa entidad, para suceder a Eruviel Ávila. 1070 Noticias

 

El libro de Jenaro Villamil, La Caída del Telepresidente (Grijalbo, 2015), representa una certera semblanza de Peña Nieto como arquetipo: gobernador primero y presidente después, que justifica sus propias corruptelas y las de su mafia politica y económico, achacándolas a cuestiones de ‘cultura’ o a ‘la naturaleza humana’. Admirador de Porfirio Díaz, Álvaro Obregón y –ninguna sorpresa, aquí- Napoleón Bonaparte en su faceta de Emperador.

 

Su obra prefigura un resto frenético de sexenio, con más selfies, shopping en Rodeo Drive (la verdadera, en Beverly Hills: no el remedo ‘rescatado’ de la Avenida Presidente Masaryk, en la ciudad de México), paseos multitudinarios por los cinco continentes vía viajes semi oficiales y portadas en revistas del corazón. Con océanos de dinero gastados en medios para lucir la devaluada marca peñanietista, y la de candidatos a sustituirlo como los actuales gobernadores de Puebla (Rafael Moreno Valle, PAN) y Chiapas (el verde Velasco) o hasta el Distrito Federal (Miguel Ángel Mancera, peñarredista).

 

Las categorías mencionadas al principio de este despacho quizá se antojen sintéticas, pero son útiles para una mejor comprensión y entendimiento de realidades nacionales ajenas a los grandes estrategias propagandísicas urdidas para garantizar el gobierno –irrestricto: sin contrapesos- de Peña y sus satrapetes, en 32 virreinatos estatales. Un Presidencialismo desbocado y sin Estado qué administrar, por haber sido distribuido éste a cárteles diversos.

 

Pero volvamos al tema que nos ocupa. El término Fraudster, según la reconocida usanza anglosajona (cuya raíz publicada puede rastrearse a mediados del siglo dieciséís y su amplia picaresca, con usos originarios que incluyen frauditor http://bit.ly/1H7XVoT o fraudsman) significa lo siguiente:

 

‘Alguien que concibe e implementa esquemas plausibles, o triquiñuelas sin escrúpulos, para defraudar a los demás; tramposo. El que comete una transacción fraudulenta’

 

Sinónimos del término son embaucador, chantajista, estafador, embustero.  

Foto 5

Jorge Emilio González Martínez, cuarentón Patriarca del Fraudsterato. Difunet

 

Abrevan los #fraudsters autóctonos del ejemplo de los neobanqueros del salinismo http://bit.ly/1LQD7HY, o aquellos delincuentes con licencia e influencias familiares como la totalidad del PRI, un amplio sector del Gran Empresariado Nacional y Extranjero y sus testaferros a lo largo de nuestra historia, o especímenes tales como los hijos de Martha Sahagún durante el foxismo y sus secuelas; Carlos Ahumada durante la gestión de perredistas como Rosario Robles (hoy secretaria de Desarrollo Social con EPN), en el gobierno del DF e incluso, viendo más allá de las fronteras, a la caterva de hampones de cuello blanco -rateros que, en su inmensa mayoría, permanecen impunes e intocados- que propiciaron el colapso inmobiliario y financiero internacional de 2008 y siguen siendo sus principales beneficiarios.

 

Son apuntes para una definición lata del peñismo imperante, y las características de la nueva generación de jóvenes emprendedores que finge que nos gobierna con métodos ‘democráticos’; gente como Aurelio Nuño, jefe de la oficina presidencial, para quien los crímenes y escándalos recientes (Tlatlaya, Iguala, Casa Blanca, Malinalco, Apatzingán, Tanhuato…) eran solamente montajes dignos de circo romano, frente a los cuales el gobierno federal no cederá, en sus propias palabras, ‘aunque la plaza pública pida sangre y espectáculohttp://bit.ly/1wOfutm.

 

Las y los fraudsters combinan el hurto mayor y el tráfico de influencias en currícula, con la ‘cultura’ del Showbiz autóctono: sus términos compuestos y eminentemente conjugables:

 

‘Yo espe[cta]culo,

Tú espe[cta]culas,

Él espe[cta]cula,

Nosotros espe[ctac]culamos …’

 

Sin perder de vista el Fraudsterismo –gangsterismo fraudsteril- en ámbitos privados y públicos, cada vez más generalizado, que constituye una aproximación bastante fidedigna y apegada a la realidad que nos agobia, de la actual circunstancia nacional: una que tenemos la obligación de superar, de ser posible en fecha próxima o a mediano plazo.

 

Las grandes políticas de Estado se reducen, por obra y gracia de esta casta neoalemanista guiada por el ejemplo del profesor Carlos Hank González y sus cómplices del vetusto Pacto por México, a esquemas Ponzi http://bit.ly/1NLQ7gd, o de pirámide http://bit.ly/1HbX9Gf. Embaucos descomunales, llevados al ámbito de las aparentes Grandes Decisiones de Gobierno, en horario triple ‘A’: esos que hoy venden ilusiones moviendo a México, según el guión implementado por sucursales del Crimen en sus múltiples vertientes: tanto la legal institucionalizada, como la clandestina, en la que nuestros líderes entrecomillados juegan un papel (en virtud de sus actos u omisiones) preponderante.

¿Serán los fraudsters peñistas quienes impongan agenda durante los setenta años venideros, como sus antepasados?

Foto 6

Velasco y Peña. El alumno que supera al mentor atracomulca. GIP del Sureste

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